Lisboa, la ciudad de las siete colinas. Conocí Lisboa a principios de los ochenta, pero mis intereses entonces eran distintos. Voy a pasar unos cuantos días. Uno de mis objetivos es comer bacalao todos los días. Eso sí en distintas preparaciones. A ver si lo consigo.
Hoy, me dispongo a patear la ciudad, subiendo y bajando, visitando algunos barrios con el objetivo de contemplar Lisboa desde distintas posiciones. Necesito abarcar con la vista lo que observo en el plano.
Por la mañana ha llovido y algunas nubes se han quedado a pasar la tarde conmigo.
Inicio mi recorrido ascendiendo al castillo de San Jorge. Se encuentra en la colina más alta de la ciudad.
Construido sobre una edificación morisca y reconstruido en su totalidad tras el terremoto de 1755.
El castillo no me llama mucho la atención, pero sí sus vistas, cuando recorres el paso de guardia por las almenas.
El Tajo y su Ribera.
Lisboa y sus barrios. A la derecha la Lisboa más moderna.
Continúo mi recorrido bajando hacia la iglesia de Santa Lucía. Allí me encuentro con dos miradores:
El mirador de Santa Lucía con vistas al suroeste, por donde se marcha el río y el sol.
Y el mirador de Portas do sol. Orientado hacia el este, por donde entra el río y el sol. Una Alfama, el barrio que desciende hacia el río.
Ahora me toca subir un poco. Una cuesta más, hasta el barrio de Graca. Recibe el nombre de la iglesia de Santa María de Graca, que lo preside allá en lo alto.
Casi anochece cuando llegó al mirador de Santa María de Graca.
Es el lugar elegido por muchos jóvenes lisboetas para tomarse una cerveza a la puesta de sol.
adrugo. Cojo el elevador de Santa Justa que está cerca de mi hotel.
Subo solo, parece que los turistas están aún en la cama.
Y ésta es otra perspectiva de la plaza de Rossio. Al fondo los edificios más modernos de Lisboa.
Dejo Santa Justa y me dirijo al barrio Alto. Desayuno un zumo, café y pasteles lisboetas.
Camino hacia el suroeste hacia el mirador San Pedro de Alcántara.
Menuda caminata la de ayer. Ahí tenéis Alfama y Graca. Las indicaciones del plano de mosaicos me ayudan a reconocer lo aprendido.
El día es espectacular y sigo caminando por este mirador ajardinado.
El sol calienta y se agradece en estas fechas. Me dirijo hacia los funiculares para bajar a la avenida de la Liberdade.
Estos grafitis y estas cuestas tan estrechas me recuerdan a la ciudad de Valparaíso, Valpo para los amigos.
Hace34 años que paseé por esta avenida. Intento recordar el hotel dónde nos hospedamos entonces, pero el tiempo ha hecho su trabajo. No lo encuentro.
Parte alta de Avenida Liberdade.
Continúo caminando hacia la parte más moderna. Al venir del aeropuerto he visto este edificio en "Campo Pequeno". Me ha llamado la atención. ¿Todavía habrá " forcados" o recortadores...?
Es hora de comer y hoy tocan buñuelos de bacalao.
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