viernes, 31 de marzo de 2023

Sevilla, su color y su duende




Sevilla

  Tan sonriente, yo me lleno de alegría cuando hablo con su gente
Sevilla enamora al cielo, para vestirlo de azul
hasta el sol duerme en Triana y la luna en Santa Cruz.
  Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende,
me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.



            

Sevilla

  Tan cariñosa, tan torera y tan gitana, tan flamenca, y tan hermosa
Sevilla enamora al río y hasta San Lucas se va
y a la mujer de mantilla le gusta verla pasar.
  Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende,
me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.

                         
Sevilla

  Sevilla Cuanto te quiero, yo me muero con los lances que da mi Curro Romero
Sevilla en Semana Santa entre velas y clavel.
y me monto de rodillas cuando pasa el Gran Poder
  Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende,
me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.


                          

Sevilla

  Tú eres mi amante, misteriosa reina mora, tan flamenca y elegante
Sevilla enamora al mundo, por su manera de ser
por su calor, por sus ferias, Sevilla tuvo que ser
  Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende,
me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.


                           








































jueves, 30 de marzo de 2023

Córdoba, las Iglesias Fernandinas

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La Ruta de las Iglesias Fernandinas consiste en la puesta en valor de 11 iglesias que Fernando III el Santo mandó construir entre mediados del siglo XIII y principios del XIV en diferentes zonas de la ciudad, motivo por el cuál se les conoce como Iglesias Fernandinas. La relevancia de estos templos no sólo reside en la singularidad de su arquitectura medieval sino también en su función como núcleos de repoblación de la trama urbana,

En Córdoba se conoce con el nombre de Iglesias Fernandinas a aquellos templos cristianos que fueron mandados erigir por Fernando III "El Santo" tras la conquista de la ciudad en el siglo XIII. Se les denomina también iglesias de reconquista.

La misión de cada una de estas iglesias era doble. Por una parte, la de ser centros espirituales de la ciudad, funcionando como iglesias, y por otra, ser los centros administrativos de la ciudad de Córdoba, siendo cada una de las iglesias, cabeceras de los barrios o collaciones en los cuales se dividía la ciudad desde la Edad Media y hasta el XX

Descripción

Las iglesias se suelen clasificar como mudéjares. Presentan elementos del tardogótico y gótico, con influencia del Cister.
Se trata de edificios de planta basilical, de tres naves, más alta y ancha la central. Las naves se dividen mediante arcos doblados de medio punto, que cargan sobre pilares compuestos, con columnillas adosadas, y sencillos capiteles de decoración vegetal. Las naves se cubrían con artesanado mudéjar, policromado, muchos de los cuales fueron sustituidos por bóvedas.
La cabecera es triple y absidiada. Las cabeceras se cubren con bóvedas de crucería de nervio.
En la fachada, tienen contrafuertes de estilo románico. Las portadas, sencillas, son abocinadas y se coronan con rosetones góticos.
La mayoría de las iglesias fueron modificadas, especialmente durante los siglos XVII y XVIII. Se añadieron bóvedas que cubrían el artesonado original y revistieron sus paredes con decoración barroca. También se colocaron retablos en las cabeceras.

 


































Córdoba la ciudad, sus patios, plazas y calles

 Tapia blanca y sobre ella enredaderas y malvarrosas, azucenas, dalias, pensamientos, lirios y violetas… macetas con geranios, con alelíes, con gitanillas… la caña y la lata con la que regar a mano, al ritmo que requiere cada planta… aquí y allí los detalles, la pila, el candil, el cántaro, las sillas de enea… Los patios cordobeses hacen gala de un barroquismo floral fascinante.















 




 Se llega entonces por la Calle Lucano a la popular y empedrada Plaza del Potro, con su fuente rematada por un potro rampante que data del reinado de Felipe II. No se sabe bien si la fuente dio nombre a la plaza o si fue al revés, pero según las crónicas aquí se celebró un importante mercado de venta de potros y mulas al que acudían viajeros y pícaros de todos los rincones. La blancura de la plaza la rompe el antiguo Hospital de la Caridad, hoy sede del Museo de Bellas Artes y del Museo Julio Romero de Torres.

Su fachada recuerda que este fue rincón cervantino y que el autor, “de abolengo cordobés,” mencionó la plaza en el Quijote. Esta especie de distrito museístico se completa con el Centro Flamenco Fosforito, la sede cultural de la Universidad de Córdoba y la Fundación Antonio Gala, por lo que la mañana se puede alargar ad infinitum de sala en sala.

Y si hay una Córdoba cervantina también la hay una barojiana, cumpliendo así con dos de los principales pilares de la literatura española. El plano y la guía para descubrirla está entre los párrafos de La feria de los discretos, donde se encuentran panorámicas como la dedicada a la cercana Plaza de la Corredera, un rectángulo a modo de plaza mayor donde hacer un alto en alguna de las terrazas que hay bajo sus arcos. No hay ya alpargaterías con sus ruedos de pleita ni los talabarteros ni baratilleros, pero sí queda algo de la escena vibrante que describió el novelista en el mercado municipal que ocupa la antigua Casa del Corregidor.

miércoles, 29 de marzo de 2023

Córdoba, alcázar de los Reyes cristianos