jueves, 9 de noviembre de 2023

La ciudad de Cuenca

 

   He subido a la parte alta de la ciudad, al barrio del castillo, pues las vistas desde aquí son espectaculares. El día está un poco nublado, pero son nubes altas. Después de la paliza de ayer, he preferido coger un autobús que me evite la gran cuesta.


             
Desde este punto alto hay miradores que me permiten ver estupendamente la hoz del Huécar.

                         


     Actualmente, poco queda de la antigua muralla árabe, de la que se se conservan algunos fragmentos, dos cubos magníficos y el bello arco de piedra, arco de Bezudo, de lo que fue una de las entradas a la ciudad. El nombre viene del capitán Rodríguez Bezudo, de las tropas de Alfonso VIII que murió en el asalto del Castillo, ocupado por los musulmanes.
  En cuanto al castillo, no queda prácticamente nada de lo que en su día fue una inexpugnable fortaleza cristiana. 
 

        Su última edificación data de la época de Felipe II, cuyo escudo podemos encontrar en la fachada del actual Archivo Histórico Provincial (antiguo edificio de la Inquisición), es el edificio de la derecha.


Bajo por la calle Alfonso VIII, la arteria principal que me llevará a la Catedral.


    La plaza de la Torre Mangana es un espacio que en otros tiempos constituyó la alcazaba árabe, después el barrio judío y más adelante una zona de casas solariegas de la nobleza castellana. 
  Hoy  es una  plaza pública en la que destaca la Torre de Mangana, reloj de la ciudad desde el siglo XVI. Hay dos buenos miradores desde los que ver al unísono la ciudad vieja y la nueva.


 Vuelvo a la calle Alfonso VIII y sigo en dirección a la Plaza Mayor. La fachada de la catedral gótica más antigua de España es neogótica. Dichosos incendios. Está inacabada le faltan las torres.

                   

  El Ayuntamiento, sus arcos y esas casas con pinturas llamativas, Parecen barios de Sudamérica. Me encanta.

   La Cuenca Subterránea se refiere a los diversos túneles creados en distintas épocas que posee la ciudad de Cuenca. Hablan de un acueducto que traía agua por el Castillo, las criptas de las iglesias y los refugios antiaéreos de la Guerra Civil. 
 Hay leyendas que hablan de una ciudad subterránea que recorre Cuenca y que según el narrador que la cuente, fue creada por los musulmanes (fundadores de la ciudad), por los templarios para trasladar el Santo Grial o por la Santa Inquisición para poder torturar a herejes e infieles. 
Hoy estaba cerrado

 

   Edificios de tres o cuatro pisos que se convierten en rascacielos en la vertiente que da al río Huécar. Ahora mismo voy a verlo

  Las calles traseras de la catedral me conducen a las casas colgadas y a varios museos que albergan sus dependencias. Es una zona imperdible de la ciudad.


  Situado en mitad de la Hoz del Huécar, el Puente San Pablo sirve de unión entre el Parador Nacional de Cuenca y las Casas Colgadas.

               

   

  Sigo descendiendo entre callejuelas empedradas y ahí los tengo, los rascacielos de Cuenca. Supongo que los vecinos que vayan al primero o segundo, incluso al tercero en vez de subir desde el portal, bajan...


Los pisos se sujetan en la roca... ¿Colgadas?


Continúo mi camino hacia el ensanche de la ciudad. Sigo el cauce , ahora ya canalizado, del río Huécar. Me recuerda un poco el recorrido del río Darro granadino...

      
   Por la noche refresca, los turistas se han marchado y los residentes en Cuenca se retiran al calor de su hogar, Es un buen momento para intimar con la ciudad. Remonto las cuestas que me llevan al casco histórico. Voy a rehacer parte del camino de esta mañana. La luz, en este caso su falta, lo cambia todo.

                       

El rey Alfonso VIII conquista la noche.

      

  Vuelvo a la Plaza Mayor, todavía hay alguna terraza abierta. Lo que mejor entra es un chocolate caliente... ¿Unos churritos?






Las turbas... finalizan mi paseo.








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