Nubes, claros y aumento de las temperaturas. Momento ideal para iniciar mi paseo por la Serranía de Cuenca.
Hace unos 45 años que hice este recorrido, acompañado por amigos que ya no están. Esta primera parada me lo recuerda. En Llodio y parte de Vizcaya el río Nervión se estaba desbordando,,, ¿1985 -86?
La imaginación popular fabula con los akelarres diabólicos y los festines canibalescos que aquí se daban. El lugar al menos no le hace ascos.
El Júcar abajo y yo arriba. ¿Lo domino? Creo que no. En el fondo, cuando serpentea
está jugando conmigo al pilla-pilla.
Desde donde dejo el coche, hasta el mirador hay un pequeño paseo. No hay nadie. Sólo la sierra, el Júcar y yo.... Y el silencio.
Me asomo. para seguir la tradición del turista y el vértigo sube por mis tripas hasta mi cabeza. El Júcar sonríe.
La otra vertiente presenta una cara más amable y menos diabólica.
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