jueves, 9 de noviembre de 2023

Serranía de Cuenca, el Escalerón y la Raya

 

  He salido temprano de Cuenca, después de un buen desayuno en Manolo Manteles. Tengo unos 30 km hasta Uña por buena carretera. El día en lo alto está azul, pero en los valles la niebla se ha acomodado. Sol y sombra que dicen los taurinos. A su pesar, creo que voy a tener suerte con el tiempo.

   Llego a la plaza del Pueblo. Un pequeño pueblo con una bonita laguna, justo a unos metros de la plaza. Examino los carteles relativos a la ruta que me propongo realizar y me cambio de calzado. No hay nadie, con quien intercambiar un buenos días...



Comienzo mi camino, step by step...

 

Mis primeros pasos son alrededor de la laguna. Menudo hospedaje para las aves migratorias, seguro que están como locas.


  Prácticamente a menos de 1 kilómetro, por una pista llana me encuentro con la señal de la ermita de la Virgen del Espino. Tengo tiempo y me acerco. es una pequeña subida y supongo que la niebla irá desapareciendo poco a poco.
 Está cerrada, me lo suponía.
 

  Camino otro kilómetro por la pista anterior hacia la piscifactoría. Unos metros antes de esta residencia para peces, me encuentro con el desvío hacia el sendero del Escalerón. Una señal de amarillo y blanco, pequeño recorrido, me ira guiando. ¡Allá vamos cuesta arriba!

                          

Voy cogiendo altura y la niebla no se atreve a subir a mi ritmo. Se va quedando y haciendo la goma. Voy a llegar hasta allí arriba.

                   

       Un poco más. Ya he empezado a sudar, pero el paisaje que voy descubriendo merece la pena.

   Ya estoy alcanzando lo alto y el azul del cielo me acompaña. Aún voy por la umbría. Encuentro una fuente y aprovecho para recuperarme. La subida ha sido un poco dura para mi cadera, pero estoy muy contento


  La senda ascentente se acaba, pero antes debo pasar por este espectacular arco. No me importa agachar un poco la cabeza. No es un fracaso, he vencido a la altura. La explanada superior me espera.


El sendero lo he dejado atrás, pero aún tengo que subir un poco más. Eso sí, por una pista de un pinar.


   Han sido unos 45 minutos de subida, con algunas paradas. El Escalerón se queda atrás. Voy camino de la Raya. Los miradores desde la altura que he alcanzado, tienen que ser impresionantes.
 
                             

      El sendero es relajado con pequeñas subidas y bajadas y algunas curvas que permiten salvar ciertos accidentes rocosos. A lo lejos veo el primer mirador artificial, pues los naturales se van repitiendo a lo largo del recorrido. 


   El fenómeno Kárstico se revela y queda explicado en este punto. El agua disuelve la roca caliza y va produciendo hundimientos, grietas y cavidades. Esto fue una explanada y hoy, debido al hundimiento de una parte, se ha formado un cañón. ¡Puro espectáculo! ¡Pura vida!
   Allí abajo entreveo la piscifactoría.

 

Tras cargar baterías y saborear las vistas, continúo mi camino por el pinar.

           

 Me dirijo a la raya. Supongo que estoy por la zona más alta de la ruta, alrededor de los 1500 metros.
Me encuentro con una pareja joven que anda un poco despistada. Vienen haciendo la ruta, pero en sentido contrario.


  Llego a un mirador natural. La verdad es que no soy capaz de llegar al borde del farallón. El vértigo me atenaza. Soy un segurola.


  En medio de esta plataforma hay una piedra con forma de mesa. Aprovecho para comer un poco de fruta y beber un poco de agua. Me siento, respiro y abro bien los ojos. Merece la pena.

 
        
    No necesito prismáticos para descubrir su posadero. Ahí los tenéis esperando, cual paracaidistas, su turno, para escoger una buena racha de viento cálido que les permita el ascenso y el planeo.


           Dejo a los buitres  y me dirijo al siguiente parador continuando por una pista más árida pues parte del pinar se queda al otro lado del camino. Voy cercano al borde del farallón. Me cruzo con otra pareja, estos ya jubilados, con sus bastones, que llevan un ritmo muy ágil. También hacen la ruta en sentido contrario al mío. Es una ruta circular...

   Este mirador es para mirar, más abierto y con la laguna de Uña allá abajo. Una laguna artificial que crearon los madereros canalizando arroyos para almacenar la madera que esperaba ser  transportada. Idearon una especie de tirolina para que los troncos cortados llegaran abajo en buen estado.

 

       No creo que los colores que veo desde aquí, queden bien reflejados en la foto que acabo de sacar.

 
       Por fin encuentro la desviación de la Raya. He leído que voy a encontrarme con la parte más interesante del recorrido. Veremos.


     Un estrecho camino flanqueado por rocas y vegetación salvaje aparece. Es mi ruta.
Mi cadera empieza a protestar más por inseguridad que por dolor físico. El equilibrio de mis piernas me pone en alerta. Bajo con mucho cuidado.



 Si el camino puede mejorar , mejora. Pero mejora la sorpresa de su configuración. Parece que estoy en una película de ficción. No sé qué sorpresa me espera unos metros más abajo.
 Si el camino puede empeorar, empeora. Escalones pedregosos  y recovecos insospechados aparecen de buenas a primeras. El bastón me sobra y me falta a la vez. Siempre me quedará el culo.


    Incluso estas fotos no hacen justicia. Son momentos preciosos y a la vez insufribles. Sabor agridulce para hacer solo esta bajada.


   La bajada hasta esta salida a la luz ha durado unos 20 minutos. Sonrío por el recuerdo y por la nueva luz. Estoy empapado de sudor... y no todo es por el esfuerzo físico. Dejo al lado la tensión-
   Y ahí están los buitres, esperándome...

        

  Por fin la veo. A eso le deben llamar la Raya. El vértigo está  presente, pero hay espacio suficiente para hacer el trayecto. Meto directa y doy un paso al frente, Vamos allá,

 

He vencido al murallón que me ha venido acompañando desde la mañana.


                   Estoy cercano a finalizar la ruta. Echo un último vistazo a la laguna. Me relaja.

 

   Son los últimos carteles de información, los primeros para quienes inician la ruta en sentido contrario.
La verdad es que esta última parte me ha costado un poco más. El final está cerca.



     El final del paseo es agua. Un canal sale de la laguna para emprender su camino hacia el Júcar. Aquí hubo una pequeña central hidroeléctrica...

            El día se ha portado. La niebla ha abandonado el valle. Un buen plato de comida me espera en la plaza del pueblo.




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