martes, 3 de septiembre de 2024

Teruel existe: la ciudad mudéjar y del torico


   Allá voy con una leyenda sobre la fundación de Teruel según la cual, en el siglo XII, pleno de enfrentamientos entre culturas, Alfonso II quería construir una villa amurallada. Para elegir el lugar donde se levantaría, se escogería aquel que fuera marcado por alguna señal. Aquella señal llegó con un toro de los enviados por las tropas moras, que se detuvo debajo de la estrella más brillante del firmamento, la estrella Actuel. Los soldados de Alfonso II no dudaron que esa meseta elevada sería el lugar donde se construiría. Así, el toro y la estrella se convirtieron en símbolos de la ciudad y en las primeras señas de identidad de los turolenses. Estoy hospedado en pleno centro. A un minuto de la plaza del Torico. Creo que ha sido una buena elección; ya veremos.

                                                     
   La verdad es que no me puedo quejar de información. La ciudad está perfectamente ilustrada. De todas formas visitaré la oficina de turismo, para que me oriente sobre qué ver en la provincia.

 

  Este trenecito me va a ayudar a hacerme una idea de la ciudad y programar mis circuitos sobre lo "imperdible" de Teruel.

       

  El chico que ameniza el tor turístico del tren nos habla del arte mudéjar; delos restos del primer dinosaurio hallado en España; de la patria de Isabel y Diego; de su patrimonio modernista; del mayor pub temático de U2 del mundo… 
Y al final del viaje nos suelta este pequeño alegato de amor a su ciudad:  "Por mucho que te sorprenda, Teruel capital es todo esto y mucho más. Porque existir, existe, y te aseguro que, si le das una oportunidad, acabarás enamorándote de ella. Algo normal, por otra parte, teniendo en cuenta que habrás conocido la Ciudad del Amor."   ¡Todo un artista!


   Es una ciudad pequeña que me propone pequeños paseos para disfrutar de ella. No me corto aunque esté nublado.
   Me adentro en el corazón de la ciudad cruzando el viaducto viejo que se construyó para facilitar la expansión urbanística de Teruel. Es una de las obras de ingeniería de principios del siglo XX y lo cruzo a pie, como un turolense más, disfrutando de su envergadura y del paisaje que lo rodea.

 

   En solo siete minutos estoy en la plaza más famosa y concurrida de Teruel. la plaza del Torico, donde todo empieza y acaba. Y se llama así, aunque su nombre oficial que nadie sabe sea plaza de Carlos Castel, porque el astado que corona la columna de la fuente  es una pequeña escultura de bronce. Parece que todos los caminos no sólo llegan a Roma, sino que también me llevan al Torico.

  Esta pequeña escultura fue colocada en mayo de 1858. Hecha en bronce, mide unos 50 centímetros y pesa algo más de 50 kilos, y está anclada en una columna de siete metros de alto dentro de una fuente, que se construyó cuando se remodeló la plaza a mediados del siglo XIX. 
 

    Este animal, me informo, me traslada a la propia fundación de la ciudad con el toro como protagonista de diversas leyendas. Y no me puedo resistir a dejar constancia de mi visita al Torico.


  Me paseo por la Plaza, centro geográfico del casco antiguo de Teruel. Una plaza trapezoidal , cuajada de soportales que  abrigan  comercios, pastelerías, y terrazas perfectas para ver la vida pasar. De esto doy fe, pues está concurrida casi siempre...


    La Ruta modernista es otro de mis circuitos. Aprovecho que estoy en la Plaza pues los edificios a visitar están aquí mismo...
   En esta misma plaza localizor uno de los grandes atractivos de la capital: su legado modernista. Un nuevo lenguaje arquitectónico que llegó a la ciudad a principios del siglo XX con Pablo Monguió. Este arquitecto catalán encontró en la burguesía local de la época el mejor aliado para construir auténticas maravillas como La Madrileña, la Casa Ferrán,  o El Torico.

 


 El circuito de los amantes. Si hay una historia por la que identifico a Teruel desde pequeño , es la de sus famosos amantes, Diego de Marcilla e Isabel de Segura. 
Hay varias fiestas durante el año que recuerdan la historia de esta pareja de enamorados. Por pura casualidad me coincidió una de ellas. Se celebraba la partida de Diego a la guerra, en la que buena parte de los turolenses regresan al siglo XIII para revivir los usos y costumbres del medievo.

   

     Enlazo la fiesta con el itinerario de los Amantes, para ello mis primeros pasos se encaminan al
  Mausoleo de los Amantes, donde reposan bajo unas delicadas esculturas de Juan de Ávalos cuyas manos, como su amor imposible, no llegan a tocarse.

           
   Antes de empezar con el mudéjar intento visitar los aljibes medievales que almacenaban el agua en el siglo XIV. He intentado la visita, pero estaban cerrados.
 
                                                    

              
   Me toca descubrir el mudéjar en la ciudad de Teruel.
Declarada Patrimonio Humanidad, la arquitectura mudéjar es la gran joya de Teruel. Un estilo nacido de la convivencia entre culturas que alcanza su máximo esplendor  de la mano de los musulmanes que permanecieron aquí durante la Reconquista cristiana.
"Ladrillo, madera, yeso y cerámica vidriada. Materiales pobres trabajados con refinamiento, que hacen enmudecer a la piedra y alzar la mirada, en forma de esbeltas torres que se salpican por el casco histórico."
 
Empiezo por la Torre de San Pedro, que está junto al museo de los amantes.
   Es la más antigua de las torres mudéjares turolenses y la que sirvió de modelo a las posteriores. En ella se ve el elemento que mejor las caracteriza y que las hace únicas: un pasadizo abovedado en la base que permite el paso en una ciudad que en su día estaba delimitada por las murallas. ¡Un agujero en toda la tripa!

 
Tiene 25 metros de altura, una sobria decoración con frisos de esquinillas y arcos ciegos entrecruzados… Con la entrada tengo la ocasión de subir  los 74 escalones de su escalera de caracol .


  La Torre y Catedral de Santa María de Mediavilla está en la bonita plaza de la Catedral.  La torre  se diferencia de la de San Pedro por la linterna octogonal . Aquí también aparece el arco túnel. Otro agujero en la tripa de la torre.


                                 También es llamativo el cimborrio rodeado de torres

                     

         Dentro de la catedral me llama la atención la techumbre. Menudo curro y menudos artesanos...


    La Torre de San Martín. En apenas un par de minutos de trayecto, avanzo un siglo en el tiempo para descubrir  la Torre de San Martín cerca de la antigua morería.

 

Sus dos cuerpos simétricos, el verde y blanco de la cerámica, los lazos que forman estrellas de ocho puntas... Pura armonía almohade en la plaza del Seminario, y que antaño vigilaba el acceso a la ciudad.



   La Torre de El Salvador. Su estructura es similar a la de San Martín,  aunque ésta se eleva sobre una  bóveda de crucería y no de cañón apuntado, y luce una profusa decoración de elementos de influencia islámica. Quería verla por dentro, pero estaba cerrada.




La Escalinata neomudéjar
Con cien años de vida a su espalda, la Escalinata de Teruel me da la bienvenida y me anima a subir sus 120 escalones. Por supuesto que no me amilana.


   El ingeniero José Torán plasmó peldaño a peldaño, la identidad de la propia ciudad entre torreones, escudos, cerámicas vidriadas y farolas de forja... No me podía perder este espectáculo-
   El rincón más fotografiado  es, sin duda, el altorrelieve en piedra de los Amantes. Para eso he subido los escalones, ¿no? Vamos arriba...


    El Museo de Teruel
   Me han recomendado visitarlo. Ubicado en un palacio renacentista de 1592, 


 

  Es interesante su colección permanente que presenta un itinerario arqueológico y etnográfico por la historia y cultura turolense. 

          

Muralla y Torreón

 
 





























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