Dejo Corcubión con el sol todavía desperezándose. Son las 9:00 y hoy me espera un paseo de 15 km, al lado del océano. Todo un espectáculo, espero.
Los miradores se despiden de mí, en espera de los primeros rayos.
Enseguida el camino deja el pueblo, buscando la ladera de la montaña. El sol empieza a calentar.
Lo más rural del pueblo se aleja del mar turístico y pesquero y se acerca a la montaña.
Voy cogiendo altura. La ría va apareciendo en su totalidad, desde la otra perspectiva a la que observé ayer, cuando me acercaba a Corcubión.
Sigo ascendiendo por un sendero suave y solitario.
A falta de arco iris, aprovecho la reja de San Marcos. Al fondo diviso el faro, mi meta.
Una delicia de paseo y de paisaje. Siempre, a mi izquierda, la mar.
Me encuentro con dos chicas catalanas con las que voy a hacer unos kilómetros. Hablamos del "process". Son favorables al referéndum, pero no talibanes. Una de ellas seguirá por España de vacaciones incluido el día 1 de Octubre. ¿ Dónde irá a votar?
Las dejo en esta cala, pues bajo a darme un baño. El día es estupendo y el mercurio alcanza los 22 grados.
Soy un iluso. Sólo consigo meter los pies. El agua está helada. Menos mal que no hay nadie. Mi hombría podía haberse visto afectada.
Y por fin, llego a Fisterra. Busco el hostal, me instalo y salgo a comer algo.
Como "casi siempre" encuentro cerrada la iglesia. Una constante en muchas ermitas o capillas del camino.
Parece que se está nublando. El pueblo es pequeño y me doy una vuelta por el puerto.
Pueblo turístico y pesquero y de emigrantes... Ahí os dejo su realidad.
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