sábado, 11 de noviembre de 2017

ATENAS, el mercado, el estadio, Philopappus y el barrio de Exarkia


   Madrugo, qué dura la vida del turista. Es la hora adecuada para visitar el Mercado Central. 
Está al lado del hotel, por lo que llego en cinco minutos. Por lo que veo, hay mucha gente que ha madrugado mucho más que yo.
  
     
       La carne de los animales ya descuartizados, está lista para su venta. Observo todo muy limpio y los carniceros gritan a mi paso. Mi persona desprende olor a turista.

        ¡Pescaderos! Reconozco los pescados, aunque no su nombre. Los precios son algo más baratos que en Madrid.

         Frutos secos. Y se me van los ojos: nueces, pistachos, almendras, castañas, higos secos...


     Verdura y fruta mediterránea. Y granadas, muchas granadas.


       A unos 20 minutos andando está el Stadium Panathiniakós.
       Construido para los Juegos Olímpicos de 1896, los primeros de la época moderna. Las dimensiones de sus pistas no son las que actualmente se precisan, por lo que deportivamente, está en desuso. Actualmente se utiliza  para otros eventos.
    Está hecho de mármol; mármol traído del monte Pentélico. Tiene unas 50 gradas y una capacidad para 45.000 espectadores.

                                                                 Imaginación al poder...
   
     Atravesando el parque nacional, y pasando por el palacio presidencial, me dirijo hacia la Acrópolis.

                            
       No está muy lejos. Unos 20 minutos andando; como dicen en Madrid : " todo está a 20 minutos "
   Y desde aquí, la ladera de la Acrópolis, diviso el monumento a Philipappus. Allí me dirijo. También le llaman la colina de las musas.

      La subida no es dura. Son unos 10 minutos con unas vistas inmejorables de la parte sur de la Acrópolis.
      Y en la cima está el monumento funerario del cónsul romano Philopappus. Está construido en mármol pantélico y contenía tres nichos, hoy sólo quedan dos. Los laterales son para dos antepasados de Philopappus.
     El friso de abajo es precioso, por lo menos a mí me lo parece.
       
    
                 Desde cualquier lugar, siempre diviso la Acrópolis. Instantes mágicos para la retina.


                Las mejores vistas de la parte sur de la Acrópolis. Y la dichosa grúa de Peicles...

         La vista de la ciudad es espectacular, tan buena o mejor que la del monte Licabetus.
         Al fondo el Pireo y el golfo salónico, vista sur de la ciudad.

      En el descenso me encuentro con esta joya. Una pequeña y antigua iglesia ortodoxa, restaurada.
 
                                                      Todo de madera y piedra.
                                      
  
     Dos objetivos cumplidos. Ahora voy a tomar el metro hasta la plaza de Omonia. De allí caminaré hasta el barrio de Exarkia.
     Es el barrio anarquista y grafitero, cercano a la universidad.
    Me habían dicho que era peligroso, pero yo me encuentro con algo parecido al Chueca madrileño.

                                                     Cafés, terrazas, grafitis alternativos...

                               La vegetación natural se confunde con la virtual... ¡Una pasada!


                                         Se nota que los turistas caen en la tentación de visitarlo.

       Se me ha hecho tarde. Son casi las tres y media. Me han recomendado, y bien recomendado, el restaurante Rosalía. No hay problema. Los griegos también comen tarde. Y aquí me tenéis devorando pescado fresco.

                             Y de postre la manifestación del día...eso, que no falte en Atenas.
    
          La vuelta al hotel la hago andando y sin prisas.
      En el camino, me encuentro con la Catedral católica de Atenas, dedicada a San Dionisio Areopagita, uno de los patrones de Atenas.                                  
        
     Tras pasar por el hotel voy al metro de Monasteraki. Me dejará en el puerto en media hora.

       Sentado frente al mar, en el puerto del Pireo, pienso en esta semana fantástica.
      El niño que al menos yo llevo dentro, ha luchado contra una medusa de siete cabezas; ha llegado triunfal al stadium tras correr su maratón; se ha divertido en el teatro con Eurípides; ha charlado en la plaza con Sócrates; ha ofrecido un sacrificio a la diosa en el templo; y ahora está despidiendo a Ulises y a su tripulación. 
                                              Me voy a Madrid un poco más griego.

                                                        Vuelvo a Atenas ya de noche.
                   Me despido de la plaza Sintagma y de sus gentes. ¡Adiós Atenas, adiós atenienses!


viernes, 10 de noviembre de 2017

ATENAS, La Acrópolis


        Bueno, hoy es el día. Predicen lluvias, pero la mañana se abre con nubes y claros. Madrugo y a las 8:30 h estoy en la entrada Este del recinto monumental. El objetivo principal de mi viaje, está aquí.
        ACRÓPOLIS está formada por dos palabras : akros que significa alto y polis ciudad ;por lo tanto su significado global sería ciudad alta. Ciudad en lo alto de la roca sagrada, morada de los dioses.

    Aunque hay vestigios anteriores parece ser que fue Pericles siglo V a. C. quien impulsó la construcción de sus principales edificios. Supongo que hace 2.000 años se vería más o menos así.
   Hoy después de guerras, saqueos y una gran explosión en el XVII yo lo veo de otra manera. Tendré que echar al vuelo mi imaginación.

       La subida empedrada está rodeada de restos arqueológicos. Hay carteles informativos, pero prefiero leerlos a la bajada. No quiero juntarme arriba con mucha gente.
        Tras la última cuesta llego  al Propileo. Es el único acceso y está en el oeste de la montaña.
Una escalinata y seis columnas dóricas dan paso a un pórtico.
   

       El techo del pórtico creo que era de mármol pentélico. Ya me he aprendido este nombre. Era el mejor mármol traído del monte Pantélico. Pericles una vez construido el Partenón dedicó sus esfuerzos a esta entrada.
                                       El interior del vestíbulo contiene columnas jónicas


        Tanto la entrada como la salida del Propileo está formada por seis columnas dóricas.
                                  El edificio conforma en total cinco entradas. ahí las tenéis.

     En el flanco derecho según subo por el Propileo, está el templo de Atenea Nike, recién restaurado.


        Traspasado el Propileo hay una explanada vacía de restos. 
    En el centro se encontraba una estatua de Atenea Promakos, diosa protectora de Atenas . Las proporciones de la estatua eran tan enormes que la brillante punta de la lanza y el penacho del casco eran visibles para los marineros que se aproximaban al Pireo.

     Al lado derecho, según miras, la zona sur, había un templo dedicado a Artemisa. Hoy no quedan sino algunos restos.                       

   En el lado norte de la Acrópolis, a la izquierda según accedes al Partenón, está el Erecteion y las cariátides.Tras edificar el Partenón, Pericles encargó al arquitecto Menesicles su construcción junto con el Propileo.
      El templo tenía una función religiosa y se erigía en honor a Atenea, Poseidón y dos reyes legendarios, Erecteo y Cécrope.

               En el lado sur está la tribuna de las cariátides, mujeres-columnas esclavas de Caria.


    En el museo se encuentran cinco de las cariátides originales. La sexta se la llevaron los ingleses a su Museo Británico, junto con restos de metopas y frisos. Estos ingleses...
          
                                     
    
     Este templo  con el paso del tiempo se convirtió en Iglesia bizantina, un harén en tiempo de la ocupación otomana  y por último un polvorín... Hasta que explotó. ¡Viva la diversidad!

         La leyenda cuenta que al pie del templo hubo una pelea entre Atenea y Poseidón por ver quién era el dios protector de la ciudad. Obviamente, ganó Atenea. De ahí lo de Atenas...
    El tridente del rey de los mares agujereó la roca y allí surgió una fuente natural. Atenea hizo crecer en el lugar, el olivo sagrado. 
                                 

           Pericles contrató a los arquitectos Calicrates y Fidias para la construcción del Partenón
      Sus columnas son dóricas y en su interior hay dos salas:
      En una se situaba la escultura de Atenea, creada por Fidias.
      En la otra se encontraba el tesoro de la diosa protectora de Atenas.

       Esta es la entrada este del templo. Es temprano y el sol le da de lleno.
      Se ven algunas metopas y falta el friso.
      Está presente la dichosa grúa ( parece que la puso Perciles) y el frontón se ve medio destruido.

         He visitado el museo de la Acrópolis y así  sería el contenido del frontón este y del frontón oeste.
   ¡ Qué belleza!
        Aquí de forma virtual , la estatua de Atenea Partenos, que podría haber sido la que figuraba en la sala interior. Dicen que media unos 10 metros. Su núcleo era de madera, cubierto con placas de bronce y todo recubierto con láminas de oro y marfil. ¡Casi nada!. La culpa la tuvo el escultor Fidias.
                                     
                             
                 
                           Entre el frontón y las columnas estaban los frisos y las metopas.


                    Uno de los frisos que he fotografiado en el museo. Los frisos son obra de Fidias


          Una de las metopas que he visto también en el museo. ¿Sabes quién esculpió esto?
  Pues sí, Fidias. ¡ Artista!

               
      
           En la parte este se encuentra el " mirador de Zeus" con la bandera griega. Creo que recibe el nombre porque allí hubo un pequeño templo edificado en honor de Zeus.

                                            

      Justo desde lado sur del Partenón, acercándote a la empalizada, se ve el teatro de Dionisio, en referencia al mismo Dios.
     Aprovecharon la ladera para que su capacidad fuera de unas 17.000  personas.
    Aquí estaban las estatuas de tres insignes dramaturgos griegos que yo recuerdo de mi bachillerato: "no te Sofocles, Eurípides que te Esquilo" del s V a. C.


         La vista es espectacular desde un mirador que baja de la acrópolis. Es el odeion de Herodes Ático, un ciudadano rico que lo donó a la ciudad en el II d.C. Tiene una capacidad de unos 6.000 espectadores y unas 23 ó 24 gradas. Las he intentado contar.
    La fachada de tres pisos conserva columnas y nichos para las estatuas.
    Hoy, ya restaurado, se sigue usando.


      Éste es el pórtico de Eumenes. Lo encuentro mientras voy hacia la salida. Ahora ya sé que stoa o soportal es lo mismo. Une los dos teatros y debía servir como cobertizo para los espectadores en caso de lluvia. 

       Ahora, voy a tomar un aperitivo.
      Después me espera el museo de la Acrópolis.
      Cuando llego, grupos de escolares abandonan el edificio. Todo para mí.
   
                                                Atenea en el museo de la Acrópolis.
                 
                                         

       Adiós, desde el museo...


                                                   Mañana completa. Me voy a comer algo.



                          Tras el descanso del guerrero, me dirijo hacia la universidad de Atenas.
                              Aquí se han recreado estructuras clásicas en edificios modernos.