jueves, 9 de noviembre de 2017

ATENAS, el Ágora romana y la Biblioteca de Adriano.


       Es temprano y hace un día espléndido. Hoy  me toca visitar el ágora romana. Busco la entrada que está entre Plaka y Monasteraki.
    Estoy en la parte occidental del Ágora. Esta puerta se construyó en el año 11 a. C. con las donaciones del emperador Julio César. Por eso a esta entrada le llaman Puerta de Atenea Arqueguetis o de Julio César.   

       Y ahora sí que me toca echarle imaginación. Paseo entre las columnas; aquí habría soportales, comercios...

   ¿Y en el centro? Atenienses charlando, filosofando, comerciando, tal vez discutiendo...


       ¿Qué hay en este edificio? Son unos servicios públicos (letrinas) que estaban situados en un edificio de planta rectangular, que data del siglo I. Consistían en una sala cuadrada con bancos en sus cuatro lados, provistos de agujeros y una tubería de desagüe debajo.

Fuera del rectángulo del Ágora romana, en su lado este, se alza la Torre de los Vientos, del s II a.C.

     La Torre de los Vientos tiene una planta octogonal, con lados de 3,20 m de longitud. En la parte superior de cada uno de sus ocho lados hay un relieve que representa a un viento. Está simbolizado por una figura masculina con los atributos apropiados y su nombre grabado en la piedra. En las paredes externas estaba el reloj de sol.


La Biblioteca de Adriano
       Construida en el año 132 d.C. bajo las órdenes del emperador romano Adriano, la Biblioteca de Adriano también era conocida como la "Biblioteca de las cien columnas" y poseía multitud de manuscritos y libros.

          Durante la ocupación otomana, se convirtió en sede del Gobernador. En 1835, los cuarteles del rey Otón se construyeron en este lugar.

            En el centro se situaba un atrio en el que se construyó una iglesia paleocristiana en el siglo V d.C. que, posteriormente, sería reconstruida en el siglo VIII y en el XI. 

                       Ésta es la actual biblioteca nacional. Si Adriano levantase la cabeza... 
                                 
                                                                 
                                                                             Después de cenar...

                                       Salgo a recorrer desde fuera él Ágora y la Biblioteca.
                                                          Ahora sí que las identifico.   



                                                               ¡Buenas noches!  ¡Kalinychta!


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