Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir. Está muy cerca de mi hotel, así que abro el Google map y hacia allá me dirijo.
Así la llaman, la "Capilla Sixtina" valenciana. Es una de las primeras doce parroquias cristianas de la ciudad de Valencia tras la reconquista de Jaume I en 1238. La entrada es por un callejón. Supongo que tendrá que ver con las reformas de las calles que la rodean.
Erigida como parroquia hacia 1242, fue reformada a iniciativa de la familia Borja en estilo gótico entre 1419 y 1455 disminuyendo la bóveda gótica de crucería en la nave central.
La audioguía me ayuda a ir reconociendo los distintos pasajes del templo. Ahora viene la decoración más tardía, la neogótica.
Llevo una hora y creo que tengo ya un tirón en el cuello. No es broma...
Ayer, paseando por la plaza de la Reina, al lado de la catedral, me topé con una torre que pugnaba con la del Micalet. Protegía a una iglesia, la iglesia de Santa Catalina. Ahora caigo en el nombre de las horchaterías que he visto en la plaza y en el comienzo de esta calle.
LaTorre Iglesia de santa Catalina. Me tomo la licencia porque lo que me ha llamado la atención es la torre. Ésta es la iglesia del antiguo convento de frailes ermitaños de San Agustín asentados en Valencia en el siglo XIII.
Este convento de estilo gótico valenciano durante la Guerra de la Independencia sirvió como cuartel a las tropas francesas. Tras la desamortización de 1836 las dependencias conventuales fueron utilizadas como presidio. Esto es una constante en la historia de la España que voy conociendo.
La iglesia de una sola nave con capillas entre contrafuertes. Tiene un ábside poligonal de cinco lados cubierto con bóveda de crucería estrellada, mientras que los seis tramos de la nave lo hacen con bóvedas de crucería simple. El tramo más cercano al presbiterio es de mayor anchura y se corresponde con dos capillas.
Bajo a desayunar. El Mercado Central está al lado y empieza a despertar, a abrir sus puestos. Son las 08:30 h. Desayuno con calma para dar tiempo a los mercaderes...
Bajo a desayunar. El Mercado Central está al lado y empieza a despertar, a abrir sus puestos. Son las 08:30 h. Desayuno con calma para dar tiempo a los mercaderes...
El Mercado Central de Valencia es un edificio de ladrillo, hierro, cerámica y cristal, cuya bóveda principal alcanza los 30 metros de altura. Está realizado en un estilo entre lo modernista y lo racionalista.
Los diferentes puestos se distribuyen a lo largo de varias calles paralelas, cruzadas por dos vías más anchas. Cada calle tiene el nombre de un artista o intelectual local. Así, están los pasillos Benlliure, Blasco Ibáñez, Sorolla, Luis Vives, García Berlanga o del arquitecto Enrique Viedma.
De alguna forma, el Mercado Central me parece un templo en el que venerar los productos que se venden en su interior. De hecho, la luz se cuela a través de la cúpula central y sus vidrieras, dotando el interior del edificio de una luz casi espiritual. ¿Un mercado o una iglesia cristiana? La gente popular acude a su llamada.
Antaño fue mercado, hoy alberga puestos de flores y los mejores restaurantes, pero me dicen que siempre ha sido uno de los edificios más bonitos de Valencia.
El Mercado de Colón es una de las obras más representativas del modernismo valenciano, que me recuerda a algunas construcciones de Gaudí en Barcelona.
Leo en mi guíe que se trata de un gran edificio de 3.500 m², repartidos en tres naves, que cierra sus extremos con dos portones de ladrillo y piedra a modo de arcos triunfales. Tiene una gran ornamentación en su colorida fachada, con detalles de cerámica típicos de la zona, además de una verja artística de forja que rodea la instalación.
Actualmente, la altura de su techo y los numerosos accesos hacen del Mercado un espacio abierto y luminoso.
Concebido para cubrir las necesidades de las clases burguesas de la época, lo cierto es que todavía se encuentra en una de las zonas de mayor poder adquisitivo de la ciudad, el Ensanche. Yo me doy una vuelta entro por un frontal y salgo por el otro.
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