domingo, 1 de agosto de 2010

CRUCERO, el barco de Pullmantur

             

  
Este tipo de viajes no son mucho de mi estilo, pero en esta vida hay que probar un poco de todo. Después de la experiencia, podré optar con mejor criterio. Merche está más abierta a estas novedades. Hemos elegido un crucero por la islas griegas y acabar en Venecia una vez recorrido el Adriático croata.

     

Volamos de Madrid hacia Atenas. Nos hubiera gustado poder pasar un día en Atenas, pero en el aeropuerto ateniense un autobús nos conduce al Pireo, el puerto donde nos espera el barco.

Aquí empezamos. Somos unos 2000 cruceristas, que ordenada y cívicamente guardamos largas colas en la zona de pasaportes del Puerto del Pireo y esperamos a que se alivien nuestros problemas de papeleo. Por fin, pasamos las aduanas y unas azafatas, nos acompañan hasta el barco de la compañía Pullmantur.

                

   Había montado en barco para viajar a bucear a las islas Baleares o para cruzar el estrecho hacia Ceuta, Melilla u Orán; pero creo que nunca había pisado un barco tan grande. Impresiona.

  Enseguida, nos conducen a nuestro camarote. Es exterior, pero no tiene terraza. Es de tipo medio, acorde a nuestro billete. Para mí, mas que suficiente, aunque el baño es un poco pequeño. Las maletas han llegado antes que nosotros. Un empleado nos está esperando y nos ofrece sus servicios para lo que haga falta. Le doy una propina, por lo que pueda pasar; después me remuerde un poco la conciencia.

           
 
           Éste es el barco, zarpando. Una vez instalados, vamos a reconocerlo, dándonos una vuelta...


      Rápidamente, nos encontramos con la zona imprescindible de toda la cubierta y descubierta: El bar.
Todo incluido y no hace falta "pulserita".
   
       
  Nos pedimos un mojito y buscamos un lugar de cubierta desde el que podamos despedir al Pireo y encontrarnos con el poco sol que nos queda. Ya empezamos a huir del gentío.

  

Qué raro que las distintas cubiertas estén vacías.¿Pero dónde se ha metido la gente?



Toca el ensayo general de emergencia en caso de accidente... ¡Ponte el chaleco!


                  Parece que todo está en regla, la tripulación competente y preparada y los cruceristas disciplinados...

  Un sube y baja lujoso, al menos eso me parece, para compartir diversos ambientes y zonas de actividades.
              
    
  Todas las noches después de la cena, hay un espectáculo de entretenimiento. También antes de la cena hay un profesor de historia de la Complutense de Madrid que nos informa sobre el lugar o lugares en los que recalaremos el siguiente día del viaje. La idea me parece estupenda y el profesor parece competente.

   
                          
      Para muchos cruceristas es el foco de atención, poder comer casi lo que quieras y cuando quieras.
 
                                  
                                   
   Existen varios comedores y puntos de comida, además del comedor oficial. Al llegar al barco nos asignaron una mesa en el comedor oficial, junto a una pareja de Albacete.

                                       

 
Tras la comida, pero especialmente la cena y antes del espectáculo solemos tomar una copita, generalmente un gin-tonic, que nos sabe a gloria.
                 

         
Hoy es el día de navegación continua. No atracaremos en ningún puerto. Vamos desde el Jónico hasta el Adriático. Los cruceristas en cubierta pueden ser un peligro. Preguntamos a nuestro "ayudante de cámara" los lugares menos concurridos, donde debemos acudir.

                        


                                                      Es un día de tumbona, sol, libro y cervecita...

                                                    

                   A propósito, me pregunto por qué le llaman cubierta si está prácticamente descubierta.

                

    Uno de los lugares que hemos visitado todos los días antes del desayuno, ha sido el gimnasio. A esta primera hora había poca gente. La sensación de hacer ejercicio con la vista de un mar inmenso que te rodea es impresionante.
  

   Éste es el pequeño casino. Lo visitamos el primer día para conocerlo. No hemos vuelto. Como para hacer un viaje a Las Vegas
                 

          Y todos los días antes de la cena y después de la conferencia, un mojito y atardecer desde proa.

                                                         

                                                       ¡ ÉSTE ES EL VERDADERO ESPECTÁCULO !





























































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