jueves, 26 de mayo de 2022

MALLORCA, Sierra de Tramuntana, Puig Major, Fornaluxt y Monasterio de Lluç

           Creo que el Puig Major va a dirigir la segunda parte de mi aventura, por si me desoriento...

 

        Salgo de Sóller y me dirijo a Fornalutx, un pueblo con encanto, pero sin sitio para aparcar. Eso me han indicado. A la entrada hay un parking de pago y encuentro un sitio.


    En este pueblo todas los calles parecen sacadas de un cuento. 
Estoy en la Plaza de España  y lo primero que hago es ir la torre de defensa del Ayuntamiento. Hablo con una señora y me recomienda subir por las escaleras de la Plaza. Es la parte más bonita de Fornalutx, me comenta.

                   
  Vuelvo a la plaza de España y la Iglesia de Mare de Deu con sus escaleras de piedra me indican el camino. Subir, subir y subir y perderte por sus encrucijadas.


            Pero antes en la plaza, me siento en una terraza y pido un "variat". Repongo fuerzas con este revuelto.


                                                               ¡Vamos allá!


 Me voy parando en cada casa y en algunos recodos de las escaleras. Descanso y admiro la belleza de esta sierra.


Venga un poco más, Natxo...



                     Ahí está la sierra, mejor, la sierra está aquí. Y sigo caminando poco a poco.



  No subo más. Comienzo la bajada y elijo otro itinerario, aunque las casas de cuento se repitan. Todas iguales, pero diferentes.


                         



   Salgo de Fornalutx con la intención de llegar antes del atardecer al Monasterio de Lluç. La carretera está bien asfaltada, no hay apenas tráfico y me lo tomo con calma. Son unos 40 km. A mitad del camino, me encuentro con este mirador, Mirador Ses Barques.
 Las vistas de Puerto de Sóller son magníficas.


                                

   El Santuario de Lluç data del siglo XIII. Entro en el Monasterio  por un Arco de piedra y termino en una gran plaza ajardinada. La basílica es de estilo renacentista, quiero ver  la famosa Virgen de la Moreneta. La virgen esta cortada en piedra de marés policromada, y esto le da ese aspecto moreno, que tanto llama la atención. 
  Otro de los grandes reclamos del santuario son los «blauets», un coro de unos 40 niños vestidos con sotanas en blanco y azul. Deben estar echándose la siesta... 
 

 
Estoy de vuelta.
  Las vistas de la Sierra siguen atrapándome. Me habían hablado de ti Tramuntana, pero no te imaginaba tan hermosa; me has pillado un poco mayor para pasar un rato contigo descubriendo esos senderos que desde estos miradores adivino.


                                                              ¡Adiós, querida Tramuntana!

 














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