Estoy en la entrada de los Pirineos, en Ochagavía. Un pueblo para pasear por sus calles estrechas y asomarse a su puente de piedra sobre el río Salazar.
Para conocer Ochagavía me pierdo por sus callejuelas. En su escudo aparece un lobo, recordando el nombre euskérico de la villa otsoen kabia, nido de lobos.
Las casas son de piedra, con tejado a dos o cuatro aguas separadas por un espacio llamado etxekarte. Casas medievales y palacios del XVIII y XIX.
La iglesia de San Juan evangelista con retablo renacentista y torre campanario que me sirve de referencia.
Es también la puerta de entada, que voy a tomar para acceder ala Selva de Irati. el segundo mayor bosque de hayas de Europa, tras la Selva Negra alemana.
Santa maría del campo
Orbaizeta fábrica de armas (munición)
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