sábado, 5 de abril de 2025

Tarragona, pueblos interior

 Montblanc
  A media hora de Tarragona en coche, se encuentra el mayor recinto amurallado conservado de Cataluña, concretamente en el pueblo de Montblanc. El esplendor de esta localidad, se dio justamente cuando se construyó la muralla, entre finales del siglo XIII y principios del XIV, y los edificios civiles y religiosos  todavía perduran. ¡Vamos a ello!

            

Supongo que me toca recorrer y adentrarme en la historia de las murallas y sus torres; también visitar el convento de estilo gótico de San Francisco y de la iglesia románica de Santa María de Montblanc. La mejor manera de terminar mi visita es pasear por la calle Mayor, hasta la iglesia de San Miguel. Estos datos me los han dado en la oficina de turismo.

      
Muralla de Montblanc
    La muralla medieval de Montblanc fue construida en el siglo XIV. Envuelve el núcleo antiguo y conserva diversas torres y portales de acceso. Recorro parte de la muralla por el paso de ronda lo que me permite disfrutar de unas vistas de la villa y entender su importancia estratégica en la época medieval.




Iglesia de Santa Maria
   Iglesia que me parece la más importante, gótica, también conocida como la Catedral de la Montaña. Yo destacaría su imponente fachada y su gran rosetón. Construida entre los siglos XIV y XVII, combina elementos góticos y renacentistas. 
  En el interior, me llaman la atención algunos  retablos. La visita es rápida

    




     
Plaza Mayor
  Llego a La Plaza Mayor que es el corazón de la villa y por lo que me comentan el lugar de celebración de ferias y mercados en Montblanc desde la época medieval. Es un lugar  para pasear y disfrutar del ambiente del pueblo.  a Semana Medieval de San Jorge. en la que habrá mercados y fiestas tradicionales, será dentro de 10 días.

                                         




Puente Viejo
   El Puente Viejo de Montblanc es una construcción de piedra que cruza el río Francolí y data del siglo XII. Aunque ha tenido diversas reconstrucciones. Este puente forma parte del Camino de Santiago, convirtiéndolo en un punto de paso importante para los peregrinos.


Iglesia de Sant Miquel
   Está al final de la calle Mayor. Es uno de los edificios más antiguos de Montblanc que destaca por su estilo románico-gótico.  En el interior, se puede admirar la cubierta de madera del siglo XIV con unas pinturas medievales .

    

Antiguo Hospital de Santa Magdalena
  Antiguo hospital medieval, ejemplo de la coexistencia de la última arquitectura gótica con la renacentista. Fundado en el siglo XIII, servía como centro de acogida para los peregrinos y los enfermos. Está cerrado.




Miravet
Ubicado en un peñasco junto al Ebro, el pueblo de Miravet se eleva con su belleza por encima de los 120 metros de altitud sobre el nivel del mar. Forma parte de la Ruta Domus Templi, que recorre el trayecto que hacían los Caballeros Templarios (desde Aragón hasta Valencia), y jugó un papel muy relevante en historia de la Península por su cercanía con el río.




   Por un pequeño sendero que bordea la montaña entro en el castillo, a la izquierda se encuentra el centro de visitantes donde al comprar las entradas te ofrecen un pequeño mapa con la historia y los puntos más destacados.. Su historia de remonta al siglo XI cuando los musulmanes se instalaron en la región y construyeron una pequeña fortaleza defensiva hasta que en el año 1153 fueron expulsados por los cristianos que cedieron el cargo de la población a los  Caballeros Templarios.





Hoy en día es uno de los mejores ejemplos que se conservan en toda Europa de este género religioso-militar donde además del predominante estilo románico se combinan elementos bizantinos, islámicos y cisterciense



Meandro del Tamariga





El objetivo era ser autosuficientes para preservar sus votos y no tener que mezclarse con la población y por ello construyeron todo lo que les hizo falta: caballerizas, cisterna, almacén, granero, bodega, cocina, refectorio… 






    

    Durante esta época se acometieron las mayores reformas transformando la fortaleza en un castillo-monasterio tan característico de esta Orden donde todas las construcciones iban a girar alrededor de la iglesia. 
           

                                             Bajo hacia el pueblo, no sin antes echar una foto...




El pueblo que surge del Ebro. Así se suele describir Miravet que, efectivamente, se eleva desde la orilla del río  Además de visitar su interior y callejear por las calles de este bonito y singular pueblo de la comarca del Baix Ebre, en la provincia de Tarragona, merece la pena pasear por la orilla del Ebro o incluso hacer un recorrido en barca para poder apreciar desde el río la belleza del lugar. Además, uno también puede visitar las casas colgantes sobre el río y la iglesia Vieja de Miravet, asentada sobre los restos de una mezquita, así como el entorno natural que rodea la villa.




       

         
         

 Palacio del Comendador (s. XV-XIX) 4 Molino y fuente de San Sebastián
Impactos de metralla en la fachada

        

                                                              ¡Adiós Miravet!
                   

Siurana
También en las montañas, Siurana se posiciona como el mirador más impresionante de la Costa Daurada. El castillo, la Iglesia románica y las callejuelas empedradas que conforman el pueblo, así como los restos de la fortaleza sarracena.



                  

                        Está alzado en una cornisa rocosa, actuando de atalaya que preside el pantano de Siurana en medio de la sierra de Montsant y las montañas de Prades.

                             

                     Aparte del paraje natural, donde se pueden practicar deportes de exterior, 




  Enclabada en un lugar inexpugnable encima del río, hicieron falta los caballeros de cuatro condes para someterla. Su castillo defendía una frontera infranqueable que se extendía del Coll de Balaguer a Tamarit de Gaià. Conquistada en el 1153, después de caer Lleida y Tortosa, fue el último reducto de la reconquista en Catalunya. Si miráis el precipicio que la rodea, descubriréis por qué no fue conquistada durante tres siglos y por qué el final fue tan trágico

Siurana conserva, además, restos del castillo árabe, un establecimiento militar o “hisn” construido hacia el siglo IX como centro de control. Perteneciente a un amplio territorio bajo dominio musulmán y situado estratégicamente, esta fortificación cerraba el paso al núcleo urbano.



  Abdelazia, la reina mora, antes de verse sometida a los cristianos, prefirió tirarse por el imponente acantilado con su caballo. El animal, en su inútil resistencia, dejó marcada en la roca la huella de su herradura por siempre jamás. Con el fin de la reina desapareció el último baluarte sarraceno de Catalunya.   El Salto de la Reina Mora es un acantilado conocido con este nombre por la leyenda de Abdelazia, hija del valí de Siurana, que al llegar las tropas cristianas prefirió saltar al abismo del acantilado con su caballo que caer en manos enemigas. El caballo, al ver el imponente acantilado, intentó parar, pero el impulso fue tan fuerte que terminó cayendo. Hoy, al lado del precipicio se puede ver la marca profunda de la herradura del animal, creada en la misma roca cuando intentó frenar.




Entre los lugares de interés hay la Iglesia de Santa Maria. Se trata de un edificio de la época románica conservado íntegramente. Fue construido entre los siglos XII y XIII, con la llegada de las tropas de Berenguer IV en el 1154. En aquellos años, Siurana era un importante punto de defensa de la frontera islámica y fue el último reducto musulmán de Catalunya, conquistado entre el 1153 y 1154. La Iglesia es un ejemplo de belleza y a la vez sencillez, traducida en una planta de nave única y un ábside semicircular.


  

Su portada tiene un tímpano figurado enmarcado por tres arcos de medio punto que descansan sobre columnas con capiteles decorados con motivos diversos.


       






Prades
Por una carretera de bosques de castaños y encinas, las Montañas de Prades y en concreto el pueblo homónimo, se sitúan a unos 40 minutos de Montblanc. 


En medio de las montañas, Prades se asoma como la ‘villa roja’ por el color rojizo de sus construcciones y como un Bien de Interés Cultural por su conjunto histórico, rodeado por murallas. En el ámbito histórico y cultural Prades también destaca. Por eso su conjunto histórico está catalogado como Bien de Interés Cultural. De orígenes medievales, lo forman  las murallas, el castillo, la plaza y la iglesia.


          

Adosado a la iglesia y a las casas de la plaza se observa un gran arco que forma parte del Portal de la Cruz, uno de los elementos que queda de la entrada principal al recinto amurallado.

     
 
  Prades es un municipio tarraconense que pertenece a la comarca del Baix Camp. Sus habitantes lo llaman la “Villa Roja” debido a la piedra de color rojizo que forma parte de muchos de sus edificios.
  Lugares como el Pasaje de la Muralla, la plaza de los Infantes, la plaza de la Paz o el Arco de Pons no se pueden pasar por alto. Como tampoco la casa más antigua del pueblo a la que se llega cruzando el Barranco de los Bassots a través de uno de los antiguos accesos de la muralla, el Planet del Pont.

                 

   

El conjunto histórico de Prades lo complementan el resto de rincones con encanto que se pueden descubrir al recorrer sus calles empedradas y llenas de flores.
  

        

                

Saliendo de la casco central del pueblo, antes de cruzar el puente, me encuentro con la casa de este herrero, con su museo al exterior

    
   
   En cuanto a la muralla que rodeaba el pueblo, todavía quedan algunos de los tramos que daban acceso al casco antiguo.

          

     Del castillo tan sólo se conservan unas pocas ruinas,

Y, para acabar y relajarse, en la plaza Mayor uno puede sentarse en una terraza frente la fuente renacentista.
La Plaza Mayor es el punto de encuentro de los habitantes de Prades. Se trata de un recinto porticado en el que se ubican bares y restaurantes.
Los mayores atractivos de este lugar, además de tomar el aperitivo o cena, son la Font de Prades (de estilo renacentista y con forma de globo terráqueo) y la iglesia de Santa Maria. Del templo cabe destacar la mezcla de estilos que muestran las reformas y ampliaciones posteriores al siglo XII, así como la piedra rojiza tan característica de la villa.



     


  

Saliendo un poco del centro encontrarás la ermita de Sant Antoni, una pequeña ermita hecha de piedra que fue reconstruida a mitad del siglo XX.

                                       

               

Ermita de l´Albella Merece una visita especial la ermita de la Abellera, incrustada bajo una cueva en las rocas de la montaña.



   

         






























































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