Catedral
La Catedral de Tarragona es una joya del patrimonio catalán cuyos muros guardan una historia de más de 2.000 años. La imponente nave central de la basílica, una iglesia de planta románica, sorprende por su luminosidad, y destaca el impresionante rosetón de la fachada principal, de estilo gótico, así como el magnífico órgano renacentista y el detallado retablo gótico del altar mayor. Y no podemos olvidar el claustro, un verdadero remanso de paz.
Ubicada en la parte más alta de la ciudad de Tarragona, la Basílica Catedral de Tarragona se alza sobre el emplazamiento donde se encontraba el templo de Augusto de la Tárraco romana. Este es el testigo más antiguo que se puede descubrir a lo largo de las distintas partes de la Catedral, con sus más de 2.000 años de historia, pero también se pueden contemplar auténticas huellas románicas, góticas, renacentistas y barrocas.
Los laterales de la fachada, puramente románicos, no son menos interesantes: sobre el portal derecho aparece encajado un sarcófago romano de finales del siglo IV, de gran calidad artística, que representa la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén y la curación milagrosa del paralítico en Betesda; por otro lado, el tímpano del portal izquierdo muestra una adoración de los Reyes.
Sobre el portal lateral derecho aparece encajado un sarcófago romano de época teodosiana de los años 370 al 400 d. C., en cuyo frontal figuran varios momentos de la vida de Cristo: la curación del ciego Bartimeo, la súplica de la Cananea, la curación del paralítico de la piscina de Betesda, la conversión de Zaqueo y la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. El tímpano del portal de la izquierda se decora con la escena de la adoración de los Reyes en el portal de Belén.
Interior

Ubicada sobre la absidiola sur y comenzada bajo el mandato del obispo Rodrigo Tello (1289-1308), la torre del campanario es un destacado ejemplo de estilo gótico. Su planta es prismática y culmina en un cuerpo octogonal. En total, la torre del campanario alcanza una altura de aproximadamente setenta mtros.
La Capona, siendo la campana que da las horas y el toque de oración, es la más conocida y querida por los tarraconenses. Se ubica en el templete superior del campanario, por encima de todas las demás. A la torre se accede mediante una escalera de caracol desde el ábside de la capilla de San Olegario y contiene diversas estancias superpuestas, como la Sala de los Monjes, la Sala de los Relojes —en cuyos muros se aprecian unos curiosos grafitos medievales con escenas náuticas— y la Sala de las Campanas. Conserva un conjunto de diecisiete campanas, a las que se añaden otra situada en una espadaña adyacente, otra en la linterna del cimborrio y la rueda de campanas, situada en el presbiterio.
Son destacables los toques manuales que aún hoy realizan los campaneros de la Catedral con motivo de fechas señaladas como las fiestas mayores de Santa Tecla, en las que despliegan un amplio repertorio de repiques que inunda la Part Alta con su tañido.
En la nave central de la Catedral, por encima de la sillería canonical, se puede admirar la caja del órgano, concebida a modo de majestuoso retablo, que mide 20 metros de alto por 9 de ancho.
La traza de la caja es una adaptación del arquitecto Jaume Amigó sobre el diseño inicial presentado en 1561 por Pere Rabassa y Salvador Estrada, organeros de Barcelona. Los entalladores de todo el repertorio escultórico fueron Jeroni Xanxo y Perris Ostris, que trabajaron entre 1562 y 1567.
Sillería del coro
El conjunto de la sillería del coro estuvo anteriormente en el centro del templo. En 1963 parte de los sitiales se trasladaron al actual presbiterio, cerrándose su primer tramo con los muros de cierre provenientes del trascoro primitivo, construido durante el primer tercio del siglo XIV.
Durante la prelatura de Pero de Urrea, a finales del siglo XV, se esculpió la magnífica sillería con roble de Flandes de manos del aragonés Francisco Gomar. Los respaldos de la sillería de la nave central están decorados con tracerías y taraceas.
Los roleos de los apoyabrazos de todo el conjunto se adornan con un notable repertorio floral, mitológico y zoomórfico. Las sillas pontificales, que encabezan ambos tramos del coro, fueron labradas por Juan de Tours y Enrique de Borgoña en 1534.
La construcción del claustro se inició a finales del siglo XII y finalizó a principios del XIII. Era lugar de lectura, paseo y meditación; también se celebraban procesiones y aquí convergían las principales dependencias canonicales comunes: dormitorio, aula capitular, refectorio, biblioteca…
El muro perimetral de las alas norte y este es en realidad la fachada posterior de un porticado monumental del siglo I d. C. El claustro presenta planta cuadrangular, bóvedas de crucería e interesantes claves de bóveda en estilo gótico primigenio.
Cada una de sus cuatro galerías se divide en seis tramos en los que, bajo un arco apuntado de descarga, se abren dos pequeños óculos con tracería calada y tres arcos de medio punto sobre columnas geminadas provistas de capiteles e impostas de mármol blanco con sugestiva variedad de temas bíblicos, legendarios, hagiográficos y morales.
La tradición románica es patente en la decoración escultórica; en cambio, las celosías de los óculos y el friso de arquillos polilobulados que, por el exterior, corona perimetralmente el claustro, son de clara ascendencia islámica. El conjunto cerca un espacio ajardinado, el hortus conclusus, que, con sus plantas y surtidores, evoca al creyente el paraíso terrenal perdido.
En el ángulo sureste del cuadrilátero se ubica un magnífico portal románico labrado en mármol blanco a finales del siglo XII, que comunica el claustro con el interior de la catedral. Se compone de un conjunto de arquivoltas aboceladas que enmarcan un tímpano con representación mandorlada de la Maiestas Domini —Cristo en majestad—, rodeado del tetramorfos, la representación zoomorfa de los evangelistas Mateo (ángel), Marcos (león) Lucas (buey) y Juan (águila).
El capitel del parteluz se decora con escenas del nacimiento de Cristo, los Reyes Magos ante Herodes y Herodías, y la epifanía o adoración de los Magos, mientras que los capiteles laterales muestran repertorios alusivos a la fauna y flora, una insólita escena con los tres Magos durmiendo juntos y siendo advertidos por un ángel de las intenciones de Herodes, y otra con el sepulcro vacío, el sudario, la soldadesca y las Tres Marías, en referencia a la resurrección de Cristo. El portal está rematado por un crismón o monograma de Cristo.
Apatrullando la ciudad medieval, casco histórico
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