No, hoy no madrugo. Voy a pasar parte de la mañana en el parque Borghese. No visito el Museo, porque hacía falta haberlo solicitado con mucha antelación.
Después de un buen desayuno, cojo la misma línea de metro que el otro día me llevó a plaza de Poppolo.
Justo en una placita de la entrada, se pueden alquilar bicis. Me lo pienso, pero hace un buen día para caminar y perderse.
¿Sigo el plano? Creo que no, hoy toca desorientarse.... Eso sí, a la sombra porque se avecina calor.
Goethe un romántico... Éste es un buen lugar de inspiración
El templo de Esculapio. Veo que dentro hay una estatua....¿ Será la del dios? Recuerdo la leyenda de la isla Tiberina.
Templo de Esculapio |
El calor aprieta. Estamos a finales de abril y a 26 grados centígrados. ¡Pies a refrescar!
Pasada la tórrida mañana, cuando atardece salgo por el centro de la ciudad.
Padre, vaya con Dios... A mí me queda poco para disfrutar de Roma.
¡Arrivederci Pinochio! ¡Adiós Gepeto!
Ahora, ¿quién come pizza en Madrid?
Panini...prosciutto... Con todos mis respetos, prefiero el pata negra de Frejenal.
Todos los días he tomado un helado. Esta es mi heladería preferida.
El primer día me volví loco. No sabía qué pedir...
Aquí también estaban buenos... Sobre todo el de mango.
La gelatería Romana también me gustó.
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