Es fácil llegar a este complejo situado en una colina de Buda. Un funicular te sube en pocos minutos por 600 florines y su entrada está justo al salir del Puente de las Cadenas.
Casi todo está reconstruido, pues fue una zona muy castigada en la Segunda Guerra Mundial.
Aunque a mí no me lo parece, son los despachos y oficinas del presidente de la República. Parece muy austero.
Defendiendo la puerta el Ave Turul. Un ave de la mitología magiar, mensajera y enlace entre los dioses y los humanos
A propósito, no sé si es un halcón o un águila ¿O tal vez parece más un cóndor?¿Un cóndor por estas latitudes? Esto es propio de Iker Jiménez.
Este es el Castillo - Palacio Real. Se comienza a construir en el siglo XIII, pero es el Rey Matías quien manda edificar aposentos, nuevas salas y los jardines. La emperatriz María Teresa, ya en el siglo XVIII, siempre preocupada por la estética, le da un lavado estilo barroco propio de la época. Los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial lo destrozan por completo. Es restaurado durante la ocupación soviética al final de la guerra. Hoy es sede de distintos museos y exposiciones culturales y artísticas.
Salgo de este complejo palaciego y continúo hacia la Basílica de San Matías, que vigila el edificio religioso montado en su caballo.
Desde un origen románico hasta el estilo neogótico actual, esta Basílica ha sufrido múltiples transformaciones y añadidos. La torre principal, las vidrieras y esa torre del tejado me llaman la atención.
Interior de San Matías.
Y al salir por la puerta principal me encuentro con otra columna recordando la peste.
Ya es hora de callejear por los alrededores de la Basílica. ¡Qué gozada!
Bajo hacia el Danubio caminando por el Bastión de los Pescadores. Su función es, según dicen, meramente estética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario