domingo, 26 de marzo de 2017

TURQUÍA, Estambul


  Por fin llega el día. He estado esperando esta fecha desde hace tiempo. Tenía ganas de conocer esta ciudad, su gente y su cultura, y hoy, recién estrenada la primavera, se va a hacer realidad. 
Bizancio, Constantinopla, Estambul allá voy.
    Turkish airlines  me lleva a Estambul. A propósito, ojalá Iberia tomase un poco ejemplo de la comodidad de esta aerolínea. Me llama la atencion la cantidad de hombres que rondan la cuarentena que hay en el vuelo...       

        El estrecho del Bósforo y Estambul a la vista. De 15 a 20 millones de personas viven allá abajo.
            ¡Por esto me pedí ventanilla!      

             Tras tres horas y media de vuelo en la que aprovecho para repasar cosas que llevo preparadas, Llego al aeropuerto de Atatürk. Son las 17:00 horas.       

       Me propongo utilizar el transporte público todo lo posible. Lo primero que hago después de cambiar algunos euros en liras turkas es comprar la tarjeta instanbulkart. Es recargable y sirve para todos los transportes que voy a necesitar. Todo está en turco, pero observo cómo lo hacen otras personas y con un poco de intuición...
                                         

                                                          Y aquí está. No ha sido difícil.          

            Tengo que coger dos metros diferentes. Las estaciones son modernas y están bien indicadas.        

            Transbordo...           
 
    Después de 45 minutos estoy en la puerta del hotel.  Dejo la maleta y no pierdo mucho tiempo. Quiero aprovechar, lo que queda de tarde.         

    Justo al lado del hotel está la estación de tren del "Orient Express". Creo que casi en desuso. En el vestíbulo, hay algunos indigentes que se protegen del frío, que aparece con la puesta del sol.


      Desando mis pasos y me dirijo hacia la zona de SULTANAHMET, que está muy cerca.
      Cuando el día desaparece llego a la plaza. La gente se va retirando a sus casas. Prácticamente estoy solo. Y allí están las dos bellas engalanadas; diría que me esperan.
     Hagia Sophia para los bizantinos y Aya Sofya para los otomanos. Para mí Santa Sofía.

           Y como en " Las mil y una noches" la mezquita Azul.

      Desde el alminar de la mezquita, el muecín llama a la oración. Según manda el Corán son cinco las llamadas a rezar. Por la hora será la última. Se rompe el silencio de la plaza. Enseguida, desde otras mezquitas le contestan, al menos así me parece. Yo me voy al hotel a ver si ceno algo.



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