viernes, 21 de febrero de 2014

ARGENTINA, Viajando por el Río de la Plata

         Amanece soleado y la temperatura es agradable. Voy a aprovechar para "tomar" el ferry que atraviesa el Río de la Plata hacia Uruguay. El puerto está cerca del hotel, así que desayuno y me pongo en marcha. Tomo la avenida Córdoba y bajo directamente a la dársena norte de Puerto Madero. La mañana trae melancolía y vida al puerto de Buenos Aires. Ah, y un viajero con ganas de conocer.

    El lugar al que me dirijo es Colonia de Sacramento (Uruguay) a unos 50 kilómetros de distancia.
                  
 
 Tomo el buque rápido que me dejará en la ciudad uruguaya en algo más de una hora. La motonave de Colonia Express parte a las ocho de la mañana.  
               

     Es la salida de la dársena de Puerto Madero. Al fondo la ciudad bonaerense. Vamos a navegar todo el tiempo por el Río de la Plata. 
   A algunos viajeros se les nota el nerviosismo, otros aprovechan para echar una cabezada; Yo me entusiasmo apenas entramos a las aguas del Río de la Plata, reconocido como el más acho del mundo: 219 kilómetros. Por más que abro los ojos es imposible ver mi destino: Colonia del Sacramento, en la otra orilla, a unos cincuenta kilómetros de la ciudad porteña.  

     Aprovecho parte del trayecto para informarme un poco sobre la ciudad de Colonia del Santísimo sacramento. Leo en mi guía:
 "... Colonia es una ciudad uruguaya, Patrimonio de la Humanidad. Ciudad colonial, fundada por los portugueses a finales del XVI, codiciada y arrebatada por los españoles debido a su estrategia comercial con Brasil y Argentina y también pretendida por ingleses y holandeses. 
   En agosto de XVII, las fuerzas españolas asaltaron Colonia y la tomaron, venciendo a los portugueses. La plaza fue renombrada por los españoles, llamándola «Fuerte del Rosario». Y así estuvieron nuestros antepasados ibéricos hasta la independencia de Uruguay..."
 Sin apenas cerrar los ojos, me queda un rato para soñar. Paso una hora sobre estas aguas pardas que parecen un mar y fueron escenario de confrontaciones entre reinos, que vieron llegar conquistadores, colonos, inmigrantes venidos de Europa y otras latitudes. Al fondo aparece Colonia del Sacramento, espacio codiciado y única ciudad fundada por portugueses en la rivera del Río de la Plata.
A las 9:20 desembarcamos en el puerto uruguayo. 
                     
                             Llego a otro país y tengo que pasar por la aduana y enseñar mi pasaporte.

    Mi libro guía me recomienda recorrer las cercanías al puerto y conocer el Barrio Histórico: La calle de los suspiros, El portón de campo, La Basílica del Santísimo Sacramento y La plaza de armas (ruinas de la casa de los gobernadores) y El faro. Bueno pues a por ello. 
                          
     Caminando por esta alameda voy hacia el puerto deportivo. Mi intuición me dice que la vistas del río y de las playas merecerán la pena. 
 
  
 

    En la Punta de San Pedro se encuentra el faro que fue construido en el año 1857.  Es una torre de mampostería pintada de blanco que se alza al pie las ruinas de un antiguo convento de los jesuitas. Tiene una cúpula a franjas radiales rojas y blancas. Su altura es de 34 metros sobre el nivel del mar.
  Subo al faro para ver la entrada a la bahía de los ferris que llegan de Buenos Aires y hacerme una idea, con vista de dron, de Colonia.
 

Buenas vistas de 360º. Las torres campanario que surgen de la naturaleza verde es la que más me gusta.
                  

En la plaza se encuentra la Iglesia Basílica del Santísimo Sacramento, la más antigua de Sudamérica.
   

         Su casco histórico pequeño, pero bien conservado, muestra la arquitectura portuguesa y española de la época.
  
   La ciudad ha crecido, pero es un lugar  tranquilo fuera del ajetreo de Buenos Aires. Se agradece un día de relax.
  

Recorro la Calle de los Suspiros, herencia portuguesa, estrecha, empedrada en forma de cuña, con desagüe central.
                                 
  Hay muchas leyendas respecto a su nombre; por ejemplo dicen que se trataba de un paso obligado por donde los presidiarios sentenciados a muerte eran llevados a la vera del río para ser ejecutados, que en ella moraban las mujeres de vida alegre de la época o que cuando sopla el viento se escuchan silbidos que semejan suspiros.
  

     Y una plaza florida y elegante que te invita, nunca mejor dicho, a sentarte y tomarte un refresco.

                                                      A pesar del parecido, no estoy en Cuba.

 Pues sí, me ha convencido el lugar. Es hora de descansar y tomar una cervecita. ¿Os parece bien? 
  Menuda pinta de "guiri" que tienes Natxo.
 

      Tras el descanso cruzo la legendaria Puerta de Campo, protegida por un fuerte militar de gruesas murallas, ícono de la ciudad y reliquia histórica del año 1745. Atravesarla es como ingresar a otro tiempo y revivir las historias de ultramar. Hoy la puerta y el puente tendido de campo marcan el límite entre la parte nueva de la ciudad y el barrio histórico.


 El trazado de la ciudad, de origen portugués, responde a un criterio militar. Destaca la larga muralla, reconstruida en algunos tramos, y los bastiones fortificaciones pentagonales que sobresalen de la fortaleza.
 
             
       Un torreón reutilizado para fines gastronómicos y la Plaza de Armas con restos de  la casa de los Gobernadores.
 
       
                           La tarde avanza y debo volver al Ferri. Buenos Aires me sigue esperando.
                                 

Por si te interesa su historia...
"La población fue fundada en enero de 1680 por el almirante portugués Manuel Lobo, gobernador de Río de Janeiro, quien arribó con dos navíos, dos bergantines y varios buques menores, acompañado por cuatrocientos soldados, 18 cañones y diversa artillería.
En septiembre del mismo año, 480 soldados españoles, una compañía militar de las ciudades de Corrientes y de Santa Fe, cuatro de Tucumán y 3.000 indígenas reunidos por el superior de las misiones jesuitas asaltaron esta ciudad, que parece haberse detenido en el tiempo.

Estos acontecimientos se inscriben en el marco de las luchas fronterizas de las coronas de España y Portugal, que pretendían expandir sus dominios de ultramar, más allá de los acuerdos alcanzados en el Tratado de Tordesillas. Colonia cambió once veces de reino y algunas de nombre, en medio de acciones diplomáticas y militares sustentadas en viejos tratados, mapas y nuevas mediciones, hasta 1828 cuando quedó bajo la soberanía del Estado Oriental del Uruguay."






























1 comentario:

  1. Por aquí ya han florecido los almendros. Sigue disfrutando del verano, de la navegación y del relax de las pequeñas ciudades.

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