miércoles, 2 de abril de 2014

CHILE, Lagunas Altiplánicas

    La vida sigue, cada uno en lo suyo y Chile, poco a poco va volviendo a la normalidad, tras el terremoto de ayer. Aquí en Atacama, parece que no ha sucedido nada. Tan sólo algunas conversaciones de bar y cerveza y fundamentalmente entre turistas, recuerdan que ayer esto se movió un poco. Hablo del Seísmo. 

    A las 8:00 horas cojo el microbús que tenía contratado, con otros diez pasajeros y nos vamos en busca del salar de Atacama. La entrada al salar se realiza por un pueblecito curioso Toconao que está a unos 2.500 metros de altitud. A destacar de este lugar, el Campanario de San Lucas, que data del siglo XVIII, Monumento Nacional.
                           
Un pueblo indígena construido enteramente con piedra liparita de origen volcánico.


    En ese momento, algunos lugareños estaban haciendo una ofrenda a la Pacha Mama, madre tierra, mirando al sol y a la cordillera. ¡Curioso! Al lado de la iglesia católica.

Tras unos kilómetros de carretera llegamos al salar. Este tipo de salar es completamente distinto al argentino y boliviano. Menos espectacular, pero igual de bello en su diversidad.          

Las aves, los otros visitantes del salar. Están amenazados, pues a poca distancia hay una extracciones de litio y los residuos llegan a esta laguna salada llamada Chaxas.
 
                                                      
                                                           ¿Cuántos flamencos cuentas?

   Al sureste de San Pedro de Atacama, en uno de los siete sectores de la Reserva Nacional Los Flamencos, brotan las aguas que forman las Lagunas Altiplánicas.
    A 4.220 metros de altitud, en un entorno árido donde puede pasar más de un año sin una gota de lluvia, me pregunto cómo pueden surgir estas grandes extensiones de agua. 
    El guía me responde que del subsuelo, desde donde se filtran las aguas hasta la superficie. En realidad, se cree que Miscanti y Miñiques eran una única laguna, que alcanzaba el cercano Salar de Atacama, el más grande de Chile.
    Una erupción del imponente Volcán Miñiques separó para siempre estas dos lagunas de 13,4 y 1,5 kilómetros cuadrados. Por el camino ya en la puna chilena, nos encontramos algún rebaño de vicuñas.


                                                              Laguna de Miscanti

                                                                    Laguna de Miñiques

        Las fotos no pueden transmitir con perfección la luz, el color, el silencio, mi respiración a casi 5.000 metros. En fin, algo es algo.
                                                
                            
                               Es Parque Nacional y para evitar su deterioro están marcados los caminos.

         Comemos en el pueblecito de Socaire, el último bastión chileno antes de llegar al paso con Argentina. Le llaman el pueblo de casas sin ventanas.
                                          
  A 3.800 metros de altura y con un sistema de terrazas agrícolas heredadas de los incas. En pleno altiplano que es un desierto como podéis ver, aprovechan el agua del deshielo. 
                           
 Su iglesia es del XVI , hecha de adobe y madera de cardón (cactus andino). Posee restos de utensilios coloniales, aunque no los he visto.

     Y de vuelta a San Pedro de Atacama pasamos, no podemos entrar, por el Observatorio Internacional A.LM.A., el primer observatorio de investigación espacial del mundo, eso nos han dicho. La verdad es que el cielo por la noche es impresionante.

          Estoy tranquilo, aunque en la tv anuncian posibles réplicas. Intentaré dormir mejor que ayer.

3 comentarios:

  1. Parece que te has librado de la réplica del terremoto. Por aquí tienes muy preocupado al personal. Seguimos las noticias de Chile con más entusiasmo que las locales. Aparte de que el Madrid ganó anoche lo demás es un rollazo.
    Un beso y ¡adelante compañero!
    Rosa

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  2. ¡Qué fotos tan bonitas! .El paisaje es espectacular y la luz...

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  3. Por ahora creo que estas son las imágenes que más me han gustado. ¡Qué belleza! Me ha gustado eso que has dicho del silencio. De verdad que se oye.
    Sigue disfrutando... se ve en tu cara.

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