Hoy hace un día excelente para caminar y descubrir Santiago. Comienzo por este barrio céntrico y colorido.
En su origen fue una zona aristocrática; hoy en día conviven los bares populares con los centros culturales, siendo el principal barrio bohemio del país.
El colorido y los grafitis cuidados en su mayoría de los muros hacen sus casas bajas más atractivas.
Y quedan casas más aristocráticas, venidas a menos.
El nombre de la casa, La Chascona, honra a Matilde, bautizada así por el poeta debido a su gran cabellera rojiza.
El 23 de septiembre de 1973, Neruda falleció y sus restos fueron velados en La Chascona.
Actualmente La Chascona es un museo que expone las diferentes colecciones que guardó en él Neruda, desde libros hasta mascarones de proa, pasando por caracolas y botellas de todas partes del mundo.
El cerro San Cristóbal tiene una altitud de 880 metros y es el tercer punto más alto de la ciudad, superado por el cerro Manquehue y el cerro Renca. El cerro es parte de un conjunto de montañas, que forman parte del Parque Metropolitano de Santiago, el más grande de Chile.
En el mismo barrio de Bellavista, me dirijo hacia la entrada del funicular. Lo voy a coger para ascender hasta la cima del cerro. Ya hay gente esperando en la puerta de entrada del castillo. Como en un cuento de hadas.
Me recuerda al funicular del Monte Igueldo en Donosti. ¿De principios del XX?
Una vez arriba, subo por esas escaleras, hacia la estatua de la Inmaculada. Mide unos 20 metros con el pedestal. Creo que las vistas son espléndidas.
Esta explanada, a los pìes del monumento, es la zona de recreo y de los miradores donde confluyen los visitantes que ascienden andando, en bici o en otros vehículos. Después de la visita religiosa un p4queño momento de relax.
Cecilia nos lleva a uno de los mejores bares de empanadas. Nos sentamos en la terraza y empezamos con la "evaluación". ¡Muy rico todo!
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