martes, 8 de abril de 2014

CHILE, Santiago 2

   
      Hoy hace un día excelente para caminar y descubrir Santiago. Comienzo por este barrio céntrico y colorido.
       El barrio Bellavista está  ubicado entre la ribera norte del río Mapocho y el cerro San Cristóbal.
En su origen fue una zona aristocrática; hoy en día conviven los bares populares con los centros culturales, siendo el principal barrio bohemio del país.​
                                            Bellavista es sinónimo de "carrete" (fiesta)        

   El colorido y los grafitis cuidados en su mayoría de los muros hacen sus casas bajas más atractivas.
                                                

                                          Y quedan casas más aristocráticas, venidas a menos.          

   En 1953, Pablo Neruda compró en las faldas del cerro de San Cristóbal el terreno donde más tarde construyó la casa en la que vivió junto a su amante, Matilde Urrutia, hasta sus últimos días.
   El nombre de la casa, La Chascona, honra a Matilde,  bautizada así por el poeta debido a su gran cabellera rojiza.
  El 23 de septiembre de 1973, Neruda falleció y sus restos fueron velados en La Chascona. ​
Actualmente La Chascona es un museo que expone las diferentes colecciones que guardó en él Neruda, desde libros hasta mascarones de proa, pasando por caracolas y botellas de todas partes del mundo. ​            

   El cerro San Cristóbal  tiene una altitud de 880 metros y es el tercer punto más alto de la ciudad, superado por el cerro Manquehue y el cerro Renca. El cerro es parte de un conjunto de montañas, que forman parte del Parque Metropolitano de Santiago, el más grande de Chile.

 En el mismo barrio de Bellavista, me dirijo hacia la entrada del funicular. Lo voy a coger para ascender hasta la cima del cerro. Ya hay gente esperando en la puerta de entrada del castillo. Como en un cuento de hadas.

           Me recuerda al funicular del Monte Igueldo en Donosti. ¿De principios del XX? 

            Una vez arriba, subo por esas escaleras, hacia la estatua de la Inmaculada. Mide unos 20 metros       con el pedestal.​ Creo que las vistas son espléndidas.  

                                                       

                                     
                                       En la parte trasera está la Capilla de la Maternidad de María.
       
          
    Esta explanada, a los pìes del monumento, es la zona de recreo y de los miradores donde confluyen los visitantes que ascienden andando, en bici o en otros vehículos. Después de la visita religiosa un p4queño momento de relax.
          

   Hay varios puestos de bebidas en ,  que observo gente haciendo cola para conseguir este refresco tan peculiar. No sé lo que es, pero tengo que probarlo. Zumo de melocotón (durazno chileno), trigo, y mucho azúcar. Me parece demasiado dulce.
                  
   
 Vuelvo a tomar el funicular. Podía haber bajado andando pues las vistas son estupendas, pero quiero aprovechar el tiempo para visitar el otro cerro.

     El cerro Santa Lucía es un parque urbano ubicado en el corazón de la ciudad cerca de la Avenida Bernardo O´Higgins, Tiene una altitud de 629 metros.
          
  
    El 13 de febrero de 1540, Pedro de Valdivia tomó posesión del Cerro Huelen (aborigen) renombrándolo como Cerro de Santa Lucía en recuerdo de la santa que ese día figuraba en el santoral católico. Hoy en día la polémica sobre el nombre y su recuperación indígena está presente en parte de la sociedad chilena.
     El cerro tiene varios niveles y unos paseos y escaleras para acceder a la cima.
                        
 
      Me llama la atención en un costado de la parte inferior este mural de cerámica en honor a la poetisa chilena Gabriela Mistral.
                         

                  En un primer peldaño me encuentro con la terraza y fuente de Neptuno.
     

        Sigo sin prisas con mi paseo. Por un camino asfaltado y relativamente amplio me planto sin darme cuenta en la Terraza de Caupolicán, un jefe mapuche.
  
 
                          Y por estas exigentes escaleras me dirijo hasta el mirador de la cima.

      

             Ya me queda poco y la gente parece que desiste de alcanzar su objetivo. Pues mejor, así podré admirar con más tranquilidad las vistas de Santiago.
                                  

        La bajada ha sido muy tranquila y descansada. En la entrada vuelvo a encontrarme con este recuerdo para la memoria. Pedro Valdivia envío esta carta al rey de España, emperador Carlos V, contándole las excelencias de esta ciudad.             

                       El Palacio de la Moneda es la sede del Presidente de la República.
       Éste es el recuerdo que mi mente guardaba del  Palacio. Corría el año 1973. Yo empezaba a trabajar en la escuela y me identificaba con las ideas democráticas del Presidente Allende.

                                 
           
       Lo que me encontré  fue este Palacio renovado. espero que así como las piedras se han "lavado", la democracia se haya afincado en este país. Adiós a los ruidos de sables.

          He quedado con una pareja amiga chilena: Cecilia y Javier.  Vamos a pasear por el Barrio Lastarria, que es lo que se lleva ahora en Santiago. Tomo el metro hasta la estación de Universidad Católica.
                                          

                                     Al salir por una de las bocas, me encuentro con este edificio.
       Es el Centro Cultural Gabriela Mistral. Es curioso, pues es abierto en su interior, donde se celebran múltiples actos culturales. La universidad está cerca y hay zonas muy concurridas por gente joven. La tarde va cayendo.
 

       Me junto con mis amigos en este Barrio Lastarria vamos  a dar una vuelta y a tomar algo. 
Empezamos por un helado, dicen que en una de las mejores heladerías del mundo.

Cecilia nos lleva a uno de los mejores bares de empanadas. Nos sentamos en la terraza y empezamos con la "evaluación". ¡Muy rico todo!
    

Finalizamos la jornada con una sesión de "pisco sour" que los chilenos abogan por su paternidad. 
¿Qué dirán los peruanos?
                                                
  
                                          Yo sigo soñando con este Santiago y su cordillera...


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