lunes, 27 de abril de 2015

El CAMINO, de Arzúa - O Pedrouzo (22 km)


   Llovizna ligera, calabobos que me va a acompañar aunque con cierta intermitencia. ¡Vamos!, un ponte y quita la capa de agua. Menuda compra, se moja más por dentro que por fuera. Parte del camino lo paso como un torero en la feria de San Isidro, meneando la capa a ver si se seca.
   Y el itinerario, màs de lo mismo. Camino por bosques, aldeas, vacas, y barro. La tierra absorbe, pero también tiene su límite. Riachuelos generosos y pequeños arroyos ruidosos flanquean el sendero.         

                                              El día se va abriendo otra vez, menos mal.

       Hoy ha sido un día con poco trànsito de peregrinos, pero para mí el más dicharachero. Desde el comienzo, Helge Oya (?), un noruego de 67 años y con parte de su cadera de titanio, se me ha juntado ya que quería hablar español. Llevaba mucho camino andado y apenas se había cruzado con ninguno. Obviamente, el elegido he sido yo. No me he atrevido a preguntarle dónde se había operado de la cadera, pues veranea en Murcia.
   Hemos hablado, mejor, ha hablado mucho de su país y a mí me ha encantado escucharle.
A mitad de camino, se nos han juntado dos jóvenes italianos de cerca de Venecia. Iban hasta Finisterre. Hoy se habían levantado a las tres de la mañana, pues tenían los días justos para llegar al fin de la tierra.
                                    

   La etapa de hoy se va acabando, La entretenida charla se interrumpe cuando divisamos Pedrouzo. Al final, el tiempo nos ha respetado.
                
    
Llegamos para comer. Les invito a una cerveza. Los italianos aceptan. El noruego se toma un café. Después cada uno sigue su andadura. 
 
    
   Un poco más adelante, llegando al hostal, me encuentro con éstos: parece que ya estàn de vuelta... Y sin correos que les lleve la mochila.
                                            

                                            Subo al hostal y después de la ducha, me voy a comer. 
                                                           

He visto un bar en el que dan lentejas y se me ha abierto un apetito bíblico... Cualquier cosa por un plato de lentejas. ¿ Era Isaac o Jacob?, el de las lentejas, claro.
             

1 comentario:

  1. El camino favorece la compañía, se quiera o no se quiera. Tantas personas mayores que encuentras me dice que todavía es posible "hacer camino al andar". Quizá lo intente de nuevo. Buen camino y que salga el sol que seque la capa.

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