Me levanto temprano. Hoy es la etapa reina y está lloviznando. Me espera un puerto de primera, falsos llanos rompe piernas y una bajada fuerte hasta la meta. Vamos, es una "quebrantahuesos".
Deja de lloviznar y sale un sol asustado por los nubarrones. Me aproximo al comienzo de la subida a " O Cebreiro"
Por un camino de castaños, robles, aún sin hojas, pero llenos de líquenes, dejo el pueblo de la Herrería con su puente romano.
Hay ofertas para subir el puerto montado a caballo. Los veo pastar, pero hoy creo que no van a tener jinetes. La gente no se ha echado al camino por el tiempo.
El suelo está marrón cubierto de los helechos muertos. Las laderas tienen el color granate de los brezos. Es impresionante; un gusto para la vista.
El arco iris aparece y me anima a dar el paso a Galicia.
Me encuentro con pocos peregrinos; algún grupo de ciclistas pasa por una carretera cercana. La subida es dura. Tardo tres horas en cruzar la divisoria hacia Galicia. Apenas ha llovido, pero el cielo está muy oscuro. Llego a Piedrafita do Cebreiro. Encuentro a algunos peregrinos que han llegado antes que yo. Visito la capilla románica IX y una palloza.
Sigo el camino.
Creía que ya había subido todo, pero no. Falsos llanos, un sube y baja, entre abedules, pinos repoblados y algunos robles, me llevan hasta el alto de San Roque. La estatua del peregrino está asustada de cómo se està poniendo el cielo. "Natxo, sigue caminando y ponte la capa que te pilla la tormenta"...
¡Menuda jornada pasada por agua! Esto es Galicia.
Los castaños se multiplican. A éste le dan el título de centenario.
Sigo caminando y hay una lluvia fina. El cielo se está poniendo muy negro. Estoy cerca del Alto de Poio. Una tormenta comienza.
Menos mal, que me ha pillado aquí. Hay un refugio, un albergue y uno o dos bares. Llevo cuatro horas y media andando y aún me faltan unos 13 km. Como y bebo algo para recuperar fuerzas. La gente que llega, "está medio muerta y empapada". Se me ha hecho duro.
Ha pasado la tormenta, y el cielo se aclara, pero va a durar poco. Aprovecho para bajar por el camino hasta Filoval. Aquí el sendero es muy pendiente y se cruza con la carretera. Está jarreando y quedan 1,5 km hasta Triacastela. Un cuatro por cuatro se apiada de mí y de dos japoneses y nos acerca al pueblo.
¡Menuda jornada pasada por agua! Esto es Galicia.
Ya repuesto, desde el hostal y una vez duchado y "secado", veo como llega la gente que va a hacer noche aquí. Parece que vienen de una guerra.
Me doy una vuelta por el pueblo. Es pequeñito y enseguida me hago una idea.
A cenar y a ver el partido de fútbol con un orujo, para el dolor de garganta.
El tiempo parece que está mejorando.
Espero que hayas descansado después de una etapa tan difícil. A partir de aquí, hace tiempo que yo hice el Camino con las amigas. Será un placer recordarlo con tus vivencias escritas. Buen camino, amigo
ResponderEliminarCansa más imaginarte calado hasta los huesos, rompiendote las piernas. Seguro que el partido, la conversación con dos japoneses, el orujito y una buena cena te habrá dado fuerzas para la siguiente etapa. ¿Buen camino!
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