jueves, 23 de abril de 2015

El CAMINO, de Triacastela - Sarria. (26 km)

  Tras la tempestad llega la calma. Hoy ha salido un día espectacular. Soleado, sin nubes y con una temperatura perfecta para caminar.
   Hay dos opciones de itinerario. Elijo la màs larga, unos 26 km, porque quiero visitar el monasterio de Samos. He descansado  y el recorrido parece que no es muy exigente.
Ya en la salida, me junto con Gaucedo, un peregrino suizo que lleva haciendo diversos "caminos" durante seis años. Es un personaje peculiar. No habla español. Dice que comprende mi inglés (? ¿) y camino con él durante hora y media. Creo entenderle que fue profesor de E.F. y ahora está retirado. Es un poco hippie.
 

   Casi llegando a Samos, por corredeiras de robles, se nos une un matrimonio mayor de Ponferrada. Van haciendo el camino en los días que tienen menos trabajo en los semilleros, pues son agricultores. No sé si han hecho alguna promesa, pero son de los de certificado y tampón. Al llegar a Samos nos separamos. Tienen prisa, yo no.
                     

     Una estupenda guía, de carne no de papel ni de audio, me enseña este impresionante Monasterio Benedictino. Se llama Clara.          

El Monasterio  tiene su origen en el siglo VI y se ha ido reformando a lo largo de los siglos. Las mejores construcciones son del XVII y XVIII. Hoy creo que hay 10 ó 12 monjes de los de " ora et labora" la regla de San Benito.      
   
   
 

   Muy cerquita del Monasterio hay una pequeña ermita románica del IX, al pie de un ciprés milenario.

                                        

     Vuelvo al camino. Me quedan unos 16 km por un sendero de árboles caducifolios, castaños y carballos y un bosque de ribera que acompaña al río Sarria. El paisaje y el camino son de ensueño. Solo faltan las meigas, es la Galicia profunda. 

 


  Atravieso diversas casas esparcidas por los rincones màs curiosos. Hay ganado y campo de forraje. El campo huele, las casas huelen, hay olor animal. Y muchos pájaros me desafían con su insolencia. No me temen. Oigo el cuco y echo mano a las monedas, por lo del dicho euskaldún.
                                                          

   A dos km desde un altozano diviso Sarria. Alcanzo a un matrimonio argentino con los que ya charlé un rato en Cacabelos. También están jubilados. Vienen andando desde San Juan de Pied de Port, un mes, casi nada. Recuerdo con ellos mi estancia de hace un año en Argentina. Siguen enamorados de su país.
 

        A eso de las 15:30 horas, estoy entrando en Sarria, la segunda población del camino en Galicia, tras Santiago. Mucha gente comienza aquí su reto, pues exigen (¿?) al menos una distancia de 100 km para ganar el jubileo. 
              

En el casco antiguo, la rúa mayor, se masca "camino". Muchos albergues han "okupado" casas blasonadas del XVIII . Los peregrinos en chanclas y manga corta. ¡Si los señores del lugar levantaran la cabeza...!

                   Mi hospedaje está en lo alto del pueblo y todavia me queda una buena subida...
                   

  

     Salgo a dar una vuelta y a hacer una buena merienda cena, pues hoy sólo he hecho un buen picoteo durante el camino. No hay problema en encontrar buenas tascas, pues los peregrinos son un sujeto presente en este pueblo gallego. 
  

     Esta zona alta del pueblo es muy agradable para pasear y sentarte a tomar un café, tras una buena comida. Rato para leer, pensar y seguir soñando. La tarde está preciosa.
 

Se va echando el día y se va levantando la noche. Yo voy a retirarme, pues toca madrugar.


                                                         Veremos que tiempo tenemos mañana.

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