Después de un copioso desayuno salgo con ganas de comerme "el camino". Tengo 21 km por delante y el día acompaña. La temperatura es fresca y el cielo azul con alguna nube.
Me desvío un poco del camino para visitar Castrillo, un típico pueblo maragato. Casas de piedra rojiza y suelo empedrado. Terreno idóneo para las clásicas ciclistas de Flandes.
El cocido maragato está presente en todos los menús que se ofrecen a los peregrinos. Carne tocino y chorizo, garbanzos y verdura y para finalizar la sopa. En ese orden. No me preguntes el porqué. Todo regado con un buen vino del Bierzo. 
La segunda parte de la etapa la realizo flanqueado por El Teleno, monte sagrado para los lugareños, y el monte Irago. El paisaje de esta reserva natural del Irago, cambia, pues el camino comienza a ascender.
Encinas, robles, pino reforestado y matorral de soto bosque: tomillo, cantueso, brezo morado y retama amarilla. El cielo se empieza a revolver. Un peregrino, con el que ando un rato, me dice que "el que sale a caminar al cielo no debe mirar". Me apunto el "dicho". Yo sigo adelante, pero por si acaso, aligero el paso. 
Las nubes amenazan tormenta. El cielo se vuelve negro y aparecen los primeros rayos, pero ya estoy entrando en Rabanal. Unas cervezas, dos para ser exacto, me devuelven la vida. Ahora toca ducha. Correos transportando mi mochila, se ha portado. Aquí tengo el recambio.
Salgo a dar una vuelta por el pueblo, para visitar la iglesia románica. Hay música gregoriana de fondo.
Y hoy cenamos... Cocido maragato. Eso sí a las siete.
Creo que me he pasado. Estoy hinchado, esto hay que bajarlo con un orujo. ¡Hasta mañana!
Tengo pendiente subir al Teleno con mi amigo Luís que ya me lo ha dicho varias veces, pero creo que si voy lo veré desde abajo, ahora no estoy muy preparada
ResponderEliminarQue disfrutes del paisaje y del paisanaje.