Tras un buen descanso, nos hemos levantado pronto . Un buen desayuno y una vuelta por el paseo marítimo.
Callejuelas y más callejuelas, diseñadas al estilo romano. El libro guía nos dirige hacia la Calle Decumanus. Calle adoquinada y flanqueada a izquierda y derecha por palacios góticos y barrocos, muy bien conservados.
Muy cerca el Palacio Sincic de estilo barroco, aislado entre edificios románicos y góticos.
A destacar el campanario al que se accede por el baptisterio octogonal, que he intentado captar en la fotografía, y sobre todos los mosaicos bizantinos del ábside. Toca sentarse y admirarlos... Los doce apóstoles, rosetones con santos.
Justo en el centro de la península está la iglesia gótica de Santa Eufemia. Dicen que se encuentra su sarcófago. Cuenta la leyenda que Eufemia fue martirizada en Grecia, allá por el siglo V. Su féretro llegó por el mar hasta estas costas y al final, no entramos,
Vamos a dedicarnos a callejear un poco. Llegamos al Arco Balbi construido en el XVII en el lugar que estaba la puerta más antigua de la ciudad. Sus calles denotan la influencia italiana.
Volvemos a subirnos al coche. Nos dirigimos a Pula nuestro último destino.
Pula, a unos 40 km al sur de Rovinj, es la ciudad de mayor tamaño de Istría y destaca sobre todo por la gran cantidad de restos romanos que pueblan sus calles. El más importante es su imponente Anfiteatro, de la misma época que el de Roma, perfectamente conservado y el sexto más grande del mundo, en su interior cada verano se suelen llevar a cabo conciertos y obras de teatro.
Durante la Edad Media Pula llego a tener un total de 10 puertas que daban acceso a la ciudad, hoy se puede visitar la conocida como Puerta del Oro, que nos lleva al centro histórico en el que disfrutar del impresionante Arco del Triunfo de los Sergios (una rica familia de la época) o descansar junto al Foro y el Templo de Augusto, rodeado de terrazas, restaurantes y heladerías y donde también encontramos la Oficina de Turismo y el Palacio Comunal o Ayuntamiento.
Toda la península de Istría está rodeada de preciosas playas de aguas cristalinas, suelen ser bastante salvajes, sin apenas infraestructuras turísticas y de piedras, como casi todas del país dálmata, pero con un enorme encanto. Lo mejor es dejarse llevar por nuestra intuición y parar en aquellas que más nos atraigan, pero una de las más visitadas en la Playa Verudela a unos 15 km de Pula.
Tomamos la carretera y volvemos a desandar los kilómetros mañaneros. Esta vez vamos bordeando la costa.
Criadero de ostras en la ría de Limski, de un sabor más dulce que la ostra del Atlántico. Eso nos cuentan, pues no las hemos probado...
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