Son las 11.30 de la mañana y acabo de salir del el parking del Museo de la Evolución humana. El Museo lo dejo atrás y aprovecho para darme una vuelta y hacer algo de tiempo. Burgos forma parte del camino de Santiago... Pero mis objetivos eran y son visitar el Museo y la Catedral.
Ahora le toca a la ciudad. Dispongo de dos días.
En una placa leo, que se encuentra en la cumbre del cerro del Castillo, elevado 75 m sobre el nivel de la ciudad. La primera torre fue levantada por el conde Diego Porcelos en los tiempos de la Reconquista, en el año 884. Conforme fue aumentando la importancia del emplazamiento defensivo, se dio paso a un castillo y a elementos defensivos más complejos. Está permitido el acceso a las almenas, lo que me ayuda a tomar las mejores fotos de la ciudad.
La mejor manera de sentirse de Burgos es pasear por El Espolón. Hay que saber aminorar el paso entre las hileras de plátanos de sombra y mirar y dejarse ver, me comenta un burgalés de pura cepa.
A través de sus elegantes arcos descubro la plaza Mayor. Sus soportales aún cobijan interesantes tiendas modernas con negocios decimonónicos.
Mi paseo culmina en la plaza del Cid y el puente de San Pablo, decorado por ocho grandes esculturas relacionadas con El Cantar de Mío Cid. ¿Aquí empieza o termina mi ruta?
El puente de San Pablo fue levantado probablemente en el siglo XIII, aunque, desde entonces, ha sufrido innumerables modificaciones. La última incluía la realización de una serie de esculturas que representaran a los principales personajes relacionados con el Cid.
Las esculturas fueron realizadas en 1954 por el escultor alavés Joaquín Lucarini (1905-1969). Son un total de ocho, cuatro a cada lado del puente. Lo del escultor alavés me ha alegrado el ojillo. En su honor me he tomado la molestia de investigar dichas esculturas...
La primera escultura, en el margen derecho del puente, representa a Doña Jimena, esposa del Cid, con dos tórtolas que simbolizan a María y Cristina, hijas de ambos. A continuación, el abad del Monasterio de Cardeña: San Sisebuto. Después le sigue la figura de Ben Galbón, señor de Molina de Aragón y amigo del Cid. En último lugar, está Jerónimo de Perigord, clérigo que, según el Cantar, se une al Cid en su lucha contra los moros y acaba recibiendo el obispado de Valencia.
En primer lugar, en el pretil izquierdo del puente, encontramos a Diego Rodríguez, el único hijo varón de El Cid, fallecido en la batalla de Consuegra. A continuación, le siguen el ilustre burgalés Martín Antolínez y Martín Muñoz, conde de Coimbra. Por último, el fiel lugarteniente, al menos según cita el Cantar, y sobrino del Campeador, Álvar Fáñez.
Y vuelvo al centro histórico, al menos para mí, de la ciudad burgalesa. Con la catedral al fondo y este colega al lado, voy a seguir los pasos del Cid...
El arco de Santa María va a ser el inicio de mi recorrido.
Se puede visitar su interior, pero ya he cumplido, por hoy, con visitas culturales. El día es espléndido y me apetece andar.
El Arco de Santa María está junto a la Catedral. De las doce puertas de las que constaba la muralla de Burgos medieval, ésta fue una de las principales. Fue levantado, a finales del siglo XIII, para proteger el principal puente de acceso a la ciudad: el de Santa María. El interior de la torre actual estaba construyéndose todavía a comienzos de 1322. No será hasta 1458 cuando se dio por concluida la obra.
Su imagen actual la debemos a la profunda remodelación acometida entre 1536 y 1553. A modo de gran retablo de piedra caliza, el arco está decorado con esculturas de personajes vinculados a la historia de Burgos y Castilla.
Al parecer, El Cid abandonó la ciudad pasando bajo la Puerta de Santa María camino del destierro. El Cantar señala como:
"Llegó a Santa María, luego descabalga;
Hincó los hinojos, de corazón rogaba.
La oración hecha, luego cabalgaba;
Salió por la puerta y el Arlanzón pasaba"
Hincó los hinojos, de corazón rogaba.
La oración hecha, luego cabalgaba;
Salió por la puerta y el Arlanzón pasaba"
"Mío Cid Ruy Díaz, el que en buena hora ciñó espada,
Posó en la glera, cuando no le acoge nadie en casa;
Alrededor de él, una buena compaña.
La cara del caballo tornó a Santa María,
Alzó su mano diestra, la cara se santigua:
¡A ti lo agradezco, Dios, que cielo y tierra guías!
¡Válganme tus virtudes, gloriosa santa María!"
Vuelvo sobre mis pasos. Necesito visualizar de nuevo a este caballero, un Don Quijote que se adelantó a los tiempos. Preside la plaza del Cid la estatua a caballo del famoso caballero burgalés, a lomos de Babieca y blandiendo su espada Tizona.
Está hecha en bronce. Tiene una altura aproximada de cuatro metros y se levanta sobre un pedestal de planta cuadrangular.
En dos de los lados del pedestal se pueden leer las inscripciones:
"El Campeador llevando consigo siempre la victoria, fue por su nunca fallida clarividencia, por la prudente firmeza de su carácter y por su heroica bravura, un milagro de los grandes milagros del Creador."
"Año 1099: en España dentro en Valencia murió el Conde Rodrigo Díaz; su muerte causó el más grave duelo en la Cristiandad y gozo grande entre sus enemigos."
"Año 1099: en España dentro en Valencia murió el Conde Rodrigo Díaz; su muerte causó el más grave duelo en la Cristiandad y gozo grande entre sus enemigos."
Paseando por estas calles milenarias, localizo el Museo, que así lo llaman por aquí; aunque desde hace unos años tiene la competencia del Museo De la Evolución de Arsuaga y Atapuerca. Voy a pasar un rato... La verdad es que mi principal interés, aunque me sonroje un poco el decirlo, es observar de cerca La Tizona. En algún sitio he leído que la tienen aquí expuesta.
El Museo arqueológico o de la ciudad surgió con el fin de preservar el arte y la cultura burgaleses. Reúne diversas colecciones que proporcionan una visión de la evolución histórica y cultural de Burgos y su provincia (Tríptico de información del Museo).
De una parte están las piezas de la colección de Prehistoria y Arqueología desde el Paleolítico de Atapuerca hasta restos romanos de la ciudad de Clunia, por las que paso rápidamente.
Asimismo, la sección de Bellas Artes alberga una importante muestra que comprende desde piezas del arte mozárabe, pasando por pinturas del siglo XV y XVI, (Berruguete, Picardo,…), hasta obras del periodo barroco y otras pertenecientes a los siglos XIX y XX. Aquí me detengo algo más.
La Tizona es una de las espadas más famosas de la historia. Según el Cantar, la Tizona perteneció al rey Búcar de Marruecos. El Cid se la arrebató en Valencia.
Es un espada de 1,15 kg. de peso. Su hoja tiene 93 cm. de longitud total. Presenta grabadas las
inscripciones: Io soi tisona fue fecha en la era de mile quarenta y Ave maria gratia plena dominus mecum.
Muestro mi interés, y sin entrar a valorar su autenticidad, es otro de los grandes símbolos "cidianos" que han llegado hasta nuestros días. Ahí está...
La iglesia de San Esteban está considerada como una auténtica joya de la ciudad de Burgos. Y doy fe que, su sola visita merece ya la pena.
El Museo de San Esteban está centrado en el Retablo, lo que le hace único en su género. De ahí su nombre Museo del Retablo. Este es un panel de diversas dimensiones, formas arquitectónicas y artísticas en el que se colocan imágenes pintadas o talladas y que se coloca detrás del altar donde se celebra la Eucaristía.
La iglesia de San Esteban está considerada como una auténtica joya de la ciudad de Burgos. Y doy fe que, su sola visita merece ya la pena.
No tengo que andar mucho para encontrarla. Situada en pleno corazón del casco antiguo de la ciudad, en la parte alta, no lejos de la Catedral, fue en su momento una de las parroquias que albergó la nobleza y los mercaderes que hicieron grande a la ciudad de Burgos.
Construida entre los XIII y XIV, es heredera de otra iglesia anterior, probablemente románica
En su exterior, posee una hermosa portada gótica y se adorna con una bonita torre.
Pero no puedo despedirme de este viaje siguiendo las huellas de El Cid sin acercarme al Monasterio de San Pedro de Cardeña. Es una abadía trapense situada a diez kilómetros del centro de la ciudad de Burgos.
El monasterio es conocido, entre otras cosas, por su vinculación con la figura de Rodrigo Díaz de Vivar.
"Según el Cantar del Mio Cid, fue el lugar de cobijo y residencia para la familia de El Cid durante el destierro. Doña Jimena, esposa del Cid, y sus hijas, doña Elvira y doña Sol (nombres que cita el Cantar. En realidad, María y Cristina), quedaron en Cardeña al cuidado de su abad, San Sisebuto.
También es conocido el monasterio por haber sido el lugar de enterramiento de Rodrigo Díaz de Vivar y su esposa durante largo tiempo, desde el siglo XII hasta el XIX."
También es conocido el monasterio por haber sido el lugar de enterramiento de Rodrigo Díaz de Vivar y su esposa durante largo tiempo, desde el siglo XII hasta el XIX."
LAS HUELGAS REALES
"Aunque tradicionalmente se ha relacionado el nombre del monasterio con el verbo holgar (lugar de reposo o de holganza), parece más probable que etimológicamente proceda del vocablo olca u olga, con el que en la Edad Media se denominaba al terreno no cultivado y dedicado al pasto de ganado."
Concebido como panteón real y retiro de las mujeres de la nobleza y la aristocracia, el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas llegó a acumular un inmenso patrimonio y numerosos privilegios. Fue fundado por el rey Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantagenet en el siglo XII, pertenece a la Orden del Cister.
Aquí se guarda el pendón de las Navas de Tolosa, el cual es sacado en procesión el día del "Curpillos"-
LA CARTUJA DE MIRAFLORES
La Cartuja de Santa María de Miraflores es un monasterio situado en el entorno del parque de las Fuentes Blancas, a unos cuatro kilómetros de distancia al este del centro de Burgos.
Rodeado de un frondoso bosque se levantaba un antiguo palacio de caza que más tarde el rey Juan II, convirtió en un monasterio de monjes cartujos.
Un magnífico retablo preside la iglesia, obra de Gil de Siloé (pedazo de artista). Ésta es una de las obras más representativas de la escultura gótica hispana, tanto por su originalidad en la composición como por su iconografía, calidad de la talla y policromía.
Se dice que el retablo mayor fue policromado y dorado con el oro que Colón trajo de su segundo viaje a las Indias.
La reina Isabel la Católica trasladó allí los restos mortales de sus padres Juan II e Isabel de Portugal y de su hermano el infante Alfonso.
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