De vuelta del sendero del Desfiladero de Yecla, tengo intención de visitar el Monasterio. Al lado del aparcamiento donde he dejado el coche, se encuentra el convento de frailes benedictinos.
Santo Domingo de Silos es una pequeña población que creció alrededor del monasterio benedictino que le da nombre. Se encuentra en la comarca de la Sierra de la Demanda de la provincia de Burgos.
Mientras contemplo la fachada y la imponente secuoya aparece un fraile con unas cestas. Hablo con él y me dice que se dirige al huerto. Lleva allí desde 1955, cuando tenía once años. También me dice que es feliz.
La encuentro cerrada, una pena, y ya sólo me queda la visita al claustro.
Recojo el ticket y entro en la joya de la corona del Monasterio. Afortunadamente el claustro está completo. Es de finales del siglo XI y todo el XII.
Consta de planta cuadrada irregular y dos pisos de arquerías sobre columnas pareadas(por pares).
Cerca de la entrada en la parte trasera de la iglesia, está este lavadero utilizado ya en el medievo.
,Consta de planta cuadrada irregular y dos pisos de arquerías sobre columnas pareadas(por pares).
Los techos mudéjares me hacen mirar para arriba y el famoso ciprés cantado por Gerardo Diego permanece en el jardín del claustro.
Además de los pilares, bancos, arcos y columnas, lo más destacable por su arte y simbolismo son los 64 capiteles del claustro bajo, con una colección de encestados, zarcillos, acantos, sirenas, arpías, grifos, leones, centauros, dragones y aves fabulosas.
También destaco los arcos entre el claustro y la sala capitular, perteneciente a comienzos del siglo XII, aunque pienso que se encuentran muy restauradas o, más bien, casi reconstruidas.
Y en cada esquina dos relieves. En total ocho grandes relieves o estaciones que las adornan.
Son escenas del final de la presencia de Cristo en la tierra tras su muerte y Resurrección.
La Virgen de Marzo aparece en una de las esquinas.
Y aquí está Santo Domingo de Silos sustentado por tres leones. No es un sepulcro : creo que se llama cenotapio, según la guía. Pero las explicaciones del código QR hablan de la tapa del sepulcro.
Ésta es la puerta que se conserva de la entrada a la antigua iglesia románica: creo que es su último reducto.
Y no podía faltar la botica. Una señal del cuidado médico de los benedictinos para con sus monjes, sus sirvientes, vecinos de Silos y peregrinos... El alambique de la derecha me recuerda al licor benedictine.
Salgo y me doy una vuelta por el pueblo. Me tomo una cerveza y una botella de "licor benedictine" me trae recuerdos de juventud.
A la salida del pueblo de Silos unos carteles me anuncian el famoso lugar cinematográfico de los años 60. El Cementerio de SAD HILL (Colina Triste) El bueno, el feo y el malo.
El verano no fue bueno para el paisaje que me lleva hasta el cementerio. Un incendio acabó con centenares de encinas y sabinas. Dan ganas de llorar.
Tras unos kilómetros de ceniza y pista forestal llego a la cima de la paramera y en la otra vaguada obsevo un valle más verde. He llegado. Un cartel me lo recuerda.
Me siento como un invitado al "spaguetti westerm" o mejor un especialista.
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