jueves, 20 de octubre de 2022

Burgos, Las Merindades : Río Cadagua y San Pantaleón de Losa


  Salgo temprano de la casa rural de Espinosa, pues he quedado con un amigo de la zona para coger algunas setas. Cuando lo recojo le veo pertrechado con la escopeta. En qué quedamos, ¿vamoa a rólex o a setas?. Creo que a las dos cosas.

  Estamos en Villasana de Mena. Aquí vamos a comenzar el paseo mañanero con el nacimiento del río Cadagua. Justo al pie de la carretera y donde empieza el pueblo está esta torre fortaleza de los Velasco de Lezama.

 
   Una vez pasado el pueblo, por una pista forestal vamos en dirección de la vertiente del río



    Nuestro doble objetivo setas. caza y paseo por la ribera ascendente del río comienza.
    El río Cadagua es uno de los afluentes más importantes que tiene el río Nervión. Este río, con cerca de 70 kilómetros de recorrido, brota por las bravas en un despeñadero umbrío, recóndito y tan privado de sol que las piedras combaten el frío y la humedad con gruesos pijamas de verde musgo (bonito lo del pìjama); lo he  comprobado a pesar de la sequía.

                                                 
   En realidad su nacimiento son unas chorreras desordenadas que se abren paso por los farallones que acotan por esta parte el valle de Mena. Por eso, a mí me parece, que el Cadagua nace ya adulto, de golpe, con fuerza suficiente como para saltarse a la torera el impedimento de tanta roca musgosa.

  

  Además. por lo que he observado mientras subíamos, era capaz de mover con garbo los mil y un molinos e ingenios acuáticos que aprovechaban el ímpetu de su corriente. Como en tantos lugares, los molinos y ferrerías que en otro tiempo fueron fundamentales para el sostenimiento de la vida en el valle son hoy, casi todos, son un reguero de piedras vencidas cuya finalidad pasada aparece más que perdida entre zarzales y maleza.


                                     Por ahora ganan las setas a los rólex... Ona es una perra muy lista.

                                    

    Estamos prácticamente en el nacimiento y la sequía , a pesar de la humedad de este rincón, ha pasado factura. Apenas un hilillo de agua recorre esta autopista de primavera. Volveré en Marzo o Abril.


Al final hemos encontrado algún rólex. Ya hemos cumplido.

 

   Tras dejar a Santy en su casa, continúo mi viaje hacia el valle de Losa. Por lo que he leído, me espera una aventura mágica,,,, ¡Veremos!

   La gran peña que sostiene al templo de San Pantaleón, Peña Colorada, parece la quilla de una gran embarcación sobre la llanura del Valle de Losa, horadado por las aguas abruptas del río Jerea.
 Su acceso es complicado, por tratarse de una elevada y continuada pendiente. A ver cómo responde mi cadera.
   Dejo el coche en un parking del pueblo, junto al río. Veo un autobús aparcado y le pregunto al chófer...

                   

  Tengo que darme un poco de prisa, pues el chófer me acaba de decir, que un grupo de senderistas de la tercera edad, ha subido a la ermita para una visita guiada. 
  Yo pensaba que iba a estar cerrada, pero a ver si la suerte me acompaña y llego a tiempo para saludar a San Pantaleón. Paso por el pueblo de cinco vecinos y una señora me dice que los caminantes han pasado hace un rato. Acelero el paso.
  Llego cuando aún no han entrado y las explicaciones se las están dando en el exterior. Me uno al grupo, con toda la cara. ¡Faltaba más!
            

  El nombre y la consagración de la ermita a San Pantaleón aparecen en una inscripción de 1207, en la que además, y siendo un edificio de pequeño tamaño, se le otorga el nombre de basílica. ¡Será por títulos!
  La planta de la ermita está condicionada por la gran inclinación del terreno sobre el que se levanta. Los responsables de la construcción tuvieron que estrujar sus cerebros...
Desde fuera se ve una singular portada y una espadaña sobre el arco triunfal y ábside, algo frecuente en el período románico, pero que yo no lo había observado antes.
                 

    Los capiteles representan diversos motivos, algunos de los cuales me recuerdan a los de la iglesia de Santa María de Siones que visité ayer, también románica.

                                                 

    La arquivolta exterior de la portada se apoya en uno de sus lados sobre un gran 'atlante', vestido con una corta túnica, ceñida por un cinturón y por una especie de manto que se recoge en el hombro (¿será la representación de Sansón, Goliat...?). 
   En el lado derecho, un cuerpo alargado dibuja un zig zag que a mi me parece un rayo.
   Encima del 'atlante' hay una gran losa en la que se aprecian representaciones casi exentas. Se distingue la figura de una loba, bajo cuyas patas parece encontrarse un hombre y más atrás otro pequeño animal al que está amamantando. 

                            

   En el resto de las arquivoltas se encuentran representaciones geométricas, pero en una de ellas llama la atención la sucesión de cabezas y pies de figuras humanas, que se repiten en uno de los arcos de las ventanas.


              

    Los vanos (huecos) del resto de edificio están resguardados por varias arquivoltas, sujetadas por columnas con singulares capiteles, similares a los que se encuentran en el interior de la ermita, en los que fundamentalmente se aprecian representaciones de monstruos arremetiendo contra hombres con rostro y gesto horribles.

        

Soy incapaz de describir el interior de la ermita. Es de reducidas dimensiones, sólo consta de una nave, cubierta por una cúpula sobre pechinas;  como el terreno en el que se levanta está inclinado, en el interior hay dos niveles, con la cabecera más elevada. y el fondo es semicircular. 

     

   Todo un laberinto,interior, por la dichosa pendiente exterior. ¡Los arquitectos unas máquinas!
                                              
                               

    Recientemente, los estudios realizados por investigadores del CSIC han sacado a la luz una nueva teoría acerca de la curiosa iconografía de esta ermita. 


Los guías aprovechan las imágenes que pueblan los capiteles y la portada para labrar fábulas. Algunos dicen que representan los seis martirios de San Pantaleón: con plomo fundido, ahogamiento en el mar, en la rueda, en el potro, arrojado a las fieras y con una espada hasta que, finalmente, fue decapitado.
Otros hablan del Santo Grial, Criales (pueblo cercano), Sierra Salvada, Paso de la Magdalena, Siones, Templarios...
                                     ¡ Viva la época de la literatura romántica...!


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