En sus más de 15.000 m2, recrea a tamaño natural, un pueblo castellano desde la época medieval hasta el siglo pasado. Construido con materiales reciclados, encontrados en escombreras, Félix Yáñez ha levantado las callejuelas y plazas que lo conforman. Recorrerlo supone dar con varios museos, escaparates y portales que muestran los comercios y servicios de antaño, sin olvidar la propia ermita del poblado. En su interior cuenta también con dos corrales de comedias, que cobran vida para los visitantes.
En este momento, Félix está construyendo un complejo infantil y un pueblo en miniatura.
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