miércoles, 19 de octubre de 2022

Burgos, Las Merindades: Cueva de los Portugueses, camino por el río Oca y la villa de Oña


Esta tierra burgalesa tiene de todo. No hay tiempo para el aburrimiento, pues a cada kilómetro te sorprende. Camino de Oña, me paro un momento en el Eremitorio Cueva de los Portugueses. Estoy en la comarca de la Bureba


 

  Lo primero que hago es dar un paseo por el exterior. El camino está preparado y no impresiona tanto.


  Me decido a entrar por el laberinto de pasillos horadados en la roca. A ver si salgo de ésta. Todo por la aventura y la cultura.



Yendo solo, acojona un poco. Me cuesta hacerme a la idea de cómo se podía elegir este tipo de vida.
Se me han puesto los pelos de punta... 

                                                        


  Continúo mi viaje hacia Oña. Acompaño , o me acompaña, no sabría decirlo el río Oca. Veo en su ribera una especie de puentes y camino preparado. Tal vez se pueda dar un paseo. Y sí, es posible.
  Antes de entrar a la villa de Oña, encuentro un letrero que anima a hacer senderismo por la ribera del río Oca. Leo en mi guía que es un paseo agradable. Todavía tengo el tiempo suficiente y la mañana está muy agradable.
  Me encuentro en el Parque natural de los Montes Obarenes-San Zadornil.



     El recorrido no es exigente, sin apenas desnivel con un total de unos 6 km. El camino discurre entre la carretera, la antigua vía ferroviaria y el río.

 

   No encuentro a nadie en el trayecto de ida. El otoño va apareciendo y el sonido del río se mezcla con los trinos de los pájaros que pueblan la ribera.
    A la vuelta algunos andarines se cruzan conmigo. Nos saludamos y cada uno sigue su paseo.



  Aparco el coche en la parte baja del pueblo en un parking destinado a los que eligen hacer el sendero del río Oca.
  El río Oca tras concluir su recorrido por tierras burebanas, excava un estrecho desfiladero en busca del río Ebro. En este estratégico lugar, entre la meseta y la cornisa cantábrica, se enclava la villa de Oña.
  Hoy en día, la villa de Oña muestra con orgullo lo que fue en otros tiempos, en sus grandes edificios religiosos y civiles, en los restos de sus murallas y en el conjunto de su trazado urbano.
  El conjunto urbano de Oña se articula en estrechas y sinuosas callejuelas en torno a varias plazas y espacios abiertos. Aún se conservan casonas blasonadas y casas de fachada estrecha de piedra y entramados de madera y ladrillo de tejar o de adobe, construcción muy castellana.
   La villa de Oña fue declarada Conjunto Histórico en 1999.

 

   Lo primero que hago, es ir a la oficina de turismo que está en esta placita, al lado del buzón de correos.
   Oña y su poderoso Monasterio de San Salvador, fundado a comienzos del siglo XI  con sus Buenos Fueros, durante siglos un importante centro de poder, me recibe en silencio pero con los brazos abiertos.


   La chica que está en la oficina de turismo me anima que visite el Monasterio benedictino San Lorenzo. Me adelanta algo de información: construido por el conde de Castilla Sancho García, nieto del Conde Fernán González, para su hija Tigridia, como Monasterio benedictino dúplice, con monjas y monjes traídos de otros monasterios.
  Por escritura otorgada el 30 de junio de 1033 por el rey Sancho el Mayor de Navarra y su esposa Mayor de Castilla, el monasterio pasó a depender únicamente de los monjes de Cluny.

 



¡El Convento está  cerrado! ¡Qué raro!
 
 
  Pero la Iglesia abacial se puede visitar.
   Como curiosidad, la primera escuela para sordomudos tuvo lugar en las dependencias de este antiguo monasterio cuando, en el siglo XVI, así lo impulsó el benedictino Fray Ponce de León.


Tras esa larga escalinata llego a la fachada del atrio con esculturas de los reyes enterrados aquí.

  

Ya en su interior, me encuentro con la Capilla mayor que tiene una bóveda octogonal rodeada de la sillería del coro. 


También observo ocho sarcófagos tallados en madera gótico mudéjar antes de llegar al altar, un retablo barroco y dos panteones.

  

                     
          
 Mientras camino hacia el ábside, en el lateral derecho me encuentro con este fresco de Santa María de Egipto, donde se cuenta la historia de la vida de esta señora.
 Fue una mujer que vivió en torno al siglo V de nuestra Era. Tras una vida de juventud disoluta y licenciosa, supo encontrar la conversión en una peregrinación que hizo a Jerusalén; desde entonces, se retiró al desierto y llevó una vida de puro ascetismo alejada del mundo. 

 
  También este Cristo me ha llamado la atención. Es la primera vez que veo al crucificado con los dos pies paralelos y no clavados uno encima del otro. Curioso, al menos para mí.



Y el Órgano que siempre me obliga a mirar hacia arriba.
   En la capilla se encuentra un curioso órgano del siglo XVIII, obra de un maestro riojano , en el cual empleó 1.134 tubos dispuestos algunos de ellos, concretamente en la fachada, de forma horizontal. Esto no sólo obedecía a criterios estéticos sino más bien prácticos: su limpieza y conservación se acometía de forma más sencilla.

La audioguía me informa  sobre los Sarcófagos Reales y Condales, una de las joyas de la abacía.

  Se diferencia entre panteones condales y reales, ya que, hasta el año 1065, no existía Castilla como reino, sino como un condado más o menos independiente del Reino de León. Con Sancho II el fuerte se inicia la andadura de Castilla como reino que, con el tiempo, será el que obtenga la primacía sobre los demás reinos cristianos.
  Algunos personajes históricos sepultados en el panteón del Monasterio de San Salvador son:
 Sancho García, conde de Castilla (m. 1017). Nieto de Fernán González, primer conde castellano independiente del reino de León. Sancho García, fundador del Monasterio de Oña como cenobio dúplice para su hija Tigridia. Fue apodado como “el de los buenos fueros” por las numerosas concesiones que otorgó a numerosas poblaciones castellanas.
 Sancho III el Mayor, rey de Pamplona (990-1035). Monarca de Pamplona, Sancho Garcés, por su matrimonio y sus conquistas por las armas fue el rey más fuerte de su época, concentrando casi todo el dominio del norte peninsular en su persona y destacándose sobre los demás reyes cristianos. Conde consorte de Castilla por su matrimonio con Muniadona, entregó el monasterio de san Salvador definitivamente a los monjes cluniacenses.
 Muniadona de Castilla, reina consorte de Pamplona (990-1066), esposa de Sancho III el Mayor e hija del conde castellano García Sánchez.
 Sancho II el Fuerte, rey de Castilla (1038-1072). La historiografía más reciente lo considera el primer rey castellano, ya que él hereda el condado de Castilla como reino. No contento con el reparto de la herencia de su padre, pereció a manos de Bellido Dolfos durante el sitio de la amurallada ciudad de Zamora, propiedad de su hermana Urraca. Su alférez, el Cid Campeador, llevó sus restos hasta el Monasterio de Oña, como era su voluntad, para que allí reposaran cristianamente junto a los de su abuelo, Sancho III el Mayor y su abuela Muniadona de Castilla.
 Urraca Gómez, condesa consorte de Castilla, esposa de Sancho García y madre de Muniadona de Castilla, esposa de Sancho III el Mayor.
 Enrique de Castilla (1288-1299), infante, hijo de Sancho IV y de María de Molina.















Salgo del Monasterio y me dirijo a la plaza del Ayuntamiento. Allí está la Iglesia parroquial de San Juan Bautista levantada entre los siglos XII al XVI.

 La maqueta me ayuda a hacerme la idea de lo que fue y de lo que es.

                    


  

                                          
Su interior destaca por el excelente estado de conservación con importantes restos románicos y góticos.


Museo de la Resina.
Es el principal museo que ver en Oña y lo encontrarás el interior de la antigua Torre de San Juan y junto a la plaza del ayuntamiento. 
En las cuatro salas conozco el desaparecido oficio de resinero y lo que se hacía en tiempos con la resina. En la última planta, aparte de una maqueta de la villa podrás tener unas excelentes vistas de Oña.




Acabada la visita bajo por la Calle Barruso. la antigua judería

  Junto a la iglesia, se encuentra el único resto de la muralla defensiva medieval representado en una de las puertas de Oña, el arco de la Estrella. Fue construida en los siglos XIV y XV, cerca del antiguo barrio judío.

   


                                                                    Y se acabó por hoy
 


   





























































































































No hay comentarios:

Publicar un comentario