miércoles, 19 de octubre de 2022

BURGOS, Las Merindades: Medina de Pomar


De camino hacia Espinosa de los Monteros, paso por Medina de Pomar.
Hay una fiesta medieval y aprovecho para perderme por los puestos (Txoznas del medievo) para picar algo, pues apenas he comido.
El río Trueba nace cerca de la cima del puerto de las Estacas de Trueba y atraviesa las localidades de Espinosa de los Monteros y la ciudad de Medina de Pomar hasta desembocar en el río Nela en los escarpes de la sierra de Tesla- Valdivielso.

        

   La mañana ha debido estar animada, pues apenas encuentro gente por las calles. Es hora de comer y descansar un poco, pues La Edad Media castellana me espera dentro de un rato. 

 

Comienzo el paseo atravesando el Arco de la Cadena. Según el código QR informativo (menudos inventos estos códigos)  el arco daba acceso al recinto de la ciudadela, presidido por la iglesia de Santa Cruz y el Alcázar de los Condestables. Se trata de un punto dominante y fuerte de las defensas del barrio castellano, desde donde se puede apreciar una buena vista de las casas colgadas.

 

Y justo al lado, una de las puertas que daba acceso a la ciudad amurallada de Medina de Pomar: la "Puerta de Oriente", puerta que marcaba el camino Real a Burgos.


                                     

Estoy dando vueltas sin un sentido definido; bueno sí voy ascendiendo hacia el castillo.
Me encuentro con el Arco de la Judería. Buscaba este barrio del que apenas quedan vestigios; tan sólo este arco y algunas de sus casas más antiguas.

 

     Creo que ésta fue la antigua sinagoga...
                                    

 Y subiendo, subiendo por la calle mayor llego al Alcázar de los Condestables.
Fue construido en el extremo suroeste del recinto amurallado de la ciudad. Lo mandó edificar Pedro Fernández de Velasco que era Camarero Mayor y posteriormente Condestable de Castilla (nombrado en 1473). 
  Conocido popularmente con el nombre de “Las Torres”, fue palacio y castillo defensivo. Está compuesto por dos torres cuadrangulares (la torre sur es más alta que la norte) unidas por un cuerpo central. Los chiringuitos que huelen a fiesta y celebración aún están sin público.

             

  Bueno ahora me toca bajar, pues hasta los puestos medievales de la fiesta están cerrados. Llego a
un busto en recuerdo del fundador de la ciudad paraguaya de Asunción en 1537. Le mandaré una foto a Paco, el portero de mi casa de Madrid, que es paraguayo. Y en la esquina aparece la plazuela del Corral, ubicada en el casco antiguo del municipio. 
  Una farola de cuatro brazos situada en medio de la glorieta atestigua la evolución urbanística; un mix moderno  en un entorno cargado de sabor añejo con reminiscencias medievales del tramo de muralla interior que antaño protegía a la ciudad de los ataques externos.

 
                     El muro de piedra está situado entre dos robustos contrafuertes cilíndricos.

   
   Me voy hacia la izquierda. Una escalinata me conduce a la Iglesia de la Santa Cruz. Otra vez para arriba.
  La iglesia es hoy en día una parroquia que se sitúa dentro del recinto amurallado en la parte más alta de la ciudad. Fechada en el siglo XIV y de estilo de transición al gótico presenta restos del siglo XII y muros gruesos con escasez de ventanales, lo que me recuerda al románico.
El ábside a continuación de la nave central tiene planta pentagonal.
La portada, muy posterior, es de estilo neoclásico.

               

                     
  
                 La puerta está abierta. ¡Qué raro!
                 Su planta es de tres naves con bóveda de crucería, muy gótico.


Los ojos se me van hacia el bello retablo tardo-gótico. Leo en la guía indicativa que es del siglo XV, y está dedicado a San Juan Bautista. Se atribuye a la Escuela Castellana, seguramente salido de los talleres de Burgos. En él destacan sus pinturas, todas ellas realizadas en óleo sobre tablas ensambladas y con clara influencia flamenca.

 


Y ahora me toca bajar. Sí por la calle Mayor.


                 Y en la calle Mayor observo, desde una balconada, la Plaza Mayor.
Salvo algún despistado que toma el café después de la comida, la plaza está desierta. El ayuntamiento, las arcadas, bonito lugar para sentarse y tomar un café...


 

  Ya en la despedida de la ciudad, veo a lo lejos el Monasterio de Santa Clara. No me acerco, ya vale por hoy. Además, supongo que estará cerrado.





                         

         












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