miércoles, 22 de mayo de 2024

La Soria del medievo 2: Medinaceli, Calatañazor y Monteagudo de las Vicarías.

   Salgo de Madrid con nubes altas. Pero la información del tiempo dice que irá despejando a lo, largo de la mañana.. Dirección, Medinaceli.
Sobre un cerro asomado al valle del Jalón, la soriana Medinaceli sigue recibiendo a sus visitantes por su arco de tres puertas que en tiempos del Emperador Domiciano (siglo I d.C).  El gran arco de Medinaceli sería algo así como un gran portón desde el que poder llevar a cabo un viaje en el tiempo a través de uno de los pueblos más encantadores y sugerentes de la provincia de Soria.

                  

    El origen se encuentra en la antigua Occilis, habitada por de los belos, un pueblo celtibérico. Durante la dominación romana, se empezaron a explotar las salinas en el valle y se levantó el magnífico Arco Romano y la Fuente de la Canal, cuya excelente agua proviene de las mismas canalizaciones y depósitos de decantación que construyeron los romanos.

 

 

  Medinaceli fue frontera divisoria entre cristianos y musulmanes, recordando sus calles laberínticas, tan estrechas que en algunos casos se pueden tocar sus muros con los brazos extendidos.
Los árabes la bautizaron como Madinat Selim, "la ciudad de Selim", que le ha dado nombre.

                   

 

                      

     A su alcazaba árabe, reconstruida ahora totalmente, vino a morir, en 1002 el gran caudillo Almanzor tras la mítica batalla de Calatañazor. ¿Fake news?
  Hacia 1129, el rey de Aragón, Alfonso I El Batallador, reconquistó definitivamente los territorios del alto Jalón, con Medinaceli y Sigüenza, y el enclave de Molina. Poco tiempo después pasaría a manos castellanas.
  Los Reyes Católicos dieron al Conde de Medinaceli el título de Duque, siendo ese periodo el de mayor esplendor arquitectónico de la villa. Posteriormente, durante la Guerra de la Independencia española, el Empecinado se hizo fuerte en la plaza, ante el ataque de las tropas napoleónicas.

 

                                            



Según llegaba a Calatañazor la vista se me iba hacia ese altiplano. Un zorrillo se me cruzó en la carretera y tuve que parar. No se asustó mucho, pero se lo agradecí para pararme y saborear mejor esta imagen. Caía la tarde...
   La etimología de Calatañazor lo haría provenir del árabe "Qalat al-Nusur", "Castillo del azor", o de las águilas según otros. No me extraña...

      

 Según entro por una estrecha arcada me encuentro con una empinada calle que constituye el eje urbano. En su extremo superior está la plaza mayor, auténtico ágora que acoge en su centro el emblemático "rollo" bajomedieval y que reúne en su entorno el Castillo y el Ayuntamiento, y alguna que otra alhaja.

 

                       Un fósil recordatorio       Un castillo de recuerdo    Recuerdo que aquí se hospedó un rey
                                           

  Calatañazor es un conjunto medieval tanto en su interior ycomo en su exterior. Está rodedao de una recia muralla que cubre todo su perímetro, con excepción del flanco oriental, defendido por un profundo tajo por donde discurre el río Milanos. ¿Por qué le habrán puesto ese nombre al río? Pregunta retórica, Natxo.

  

  El poeta Gerardo Diego, sin duda impresionado por la serena estampa y vieja historia de Calatañazor le dedicó un bello poema, cuyas estrofas, grabadas en bronce, decoran un monumento dedicado al Almanzor, erigido en el centro del pueblo. 

                   

Azor, Calatañazor, juguete.
Tu puerta, ojiva menor, es tan estrecha,
que no entra un moro, jinete,
y a pie no cabe una flecha.

Descabalga, Almanzor.
Huye presto.
Por la barranca brava,
ay, y cómo rodaba,
juguete, el tambor.

  A los pies de la fortaleza, en el Valle de la Sangre, cuenta la tradición se produjo la batalla en la que Almanzor salió derrotado, muriendo poco después camino de Medinaceli, donde fue enterrado. Corría el año 1002.

            


No pensaba visitarlo, pero me lo recomendaron en turismo. Monteagudo de las Vicarías es un pueblo de estrechas callejuelas  conserva parte de su recinto amurallado medieval, además de su castillo y su imponente parroquial gótica. 
   Fue plaza importante durante la guerra civil entre Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara; éste último la ofrecería a Beltrán Duguesclin en pago por su ayuda prestada en la "Traición de Montiel", por lo que fueron llamadas Tierras de la Recompensa.

                                        

 

                                              

Ya estoy dentro. El silencio acuna estas calles empedradas. En algún letrero incrustado en la piedra leo algo referido a la peste medieval que asoló este lugar. Me recuerda al Covid. Todavía no he visto a nadie.
 

                  

   El atributo de Las Vicarias proviene de los privilegios que le fueron otorgados en 1238. Hija ilustre de Monteagudo fue María de Mendoza, hija del conde de Monteagudo y madre del comunero Juan Bravo.

                                       

    Llego a la plaza y el Castillo-Palacio y la Iglesia me dan una bienvenida dispar: el castillo está abierto; la iglesia cerrada.

      

Un señor, voluntariado del pueblo, se ofrece a explicarme algunos detalles del castillo-palacio desde el patio interior. hace mucho calor y su explicación es breve.

                 
                            Le pregunto por la iglesia, pero él no tiene la llave. Otra vez será; una pena.

 

    Ya en las afueras, prácticamente en la carretera que me conduce a Madrid, un segundo castillo y una ermita.

                                      

 












































































































No hay comentarios:

Publicar un comentario