Es un buen lugar para sentarse y tomar un respiro. Los días de partidos importantes de béisbol o de algún evento deportivo nacional o internacional, en la “esquina caliente” del Parque, decenas de personas discuten con pasión sobre sus equipos favoritos.
En este entorno del Parque Central me encuentro con algunos importantes edificios:
El Gran Teatro de La Habana de 1915, que fue concebido como el centro gallego de la isla.
Su arquitectura ecléctica y neobarroca. Las fachadas están decoradas con esculturas y otros ornamentos, Alicia Alonso, gran bailarina se presentó en su escenario, Hoy es sede del Ballet Nacional de Cuba. Una de mis alumnas está hoy estudiando aquí.
El Hotel Inglaterra, se construyó 1856, no obstante, se remodeló y amplió en 1891 y 1915. Cuenta en su interior con un típico patio sevillano.
En el siglo XIX su acera hacia el Prado era conocida como la Acera del Louvre, por un café de igual nombre que ocupaba los bajos del edificio, sitio de encuentro de los jóvenes habaneros que ansiaban la independencia de Cuba
El Museo de Bellas Artes en su origen fue el Centro Asturiano. Su gran Escalera de Honor y el bello lucernario del edificio son considerados como los más deslumbrantes del país. El museo alberga una de las mayores colecciones de pintura y escultura existentes en América Latina.
El edificio de color rojizo es el Hotel Ambos Mundos. En él se instaló Ernest Hemingway en la década de 1950 y escribió su novela "Por quién doblan las campanas".
Un poco más adelante, nos encontramos con este edificio art déco donde se encuentra una de las librerías más importantes de Cuba, "La moderna poesía".
Es el momento de despedirnos de Gabriela, que se ha portado estupendamente con nosotros. Hoy después de casi tres horas caminando, sustituimos el mojito por unas botellas de agua. Hace mucho calor.
Creo que esta señora es un icono de la plaza de la catedral. Vende algunos recuerdos artesanales de La Habana y se fuma unos buenos puros. Creo que también lee el futuro. Religión y santería, todo un mundo mágico. Tal vez, sólo sea una forma de ganarse la vida.
Museo del chocolate
El chocolate no es santo de mi devoción y tampoco de Merche, pero es algo que nos ha recomendado Gabriela. Hay mucha cola y lo dejamos para otra ocasión.
El callejón de Hamel
El Callejón de Hamel es exactamente eso, un callejón donde de pronto una expresión de arte afrocubano se abre camino entre "la normalidad" del resto de calles.
El origen de este callejón está en los años 90. Fue el pintor, escultor y muralista Salvador González Escalona quien inició esta aventura, rehabilitar, dar más vida a una calle de esta zona de la ciudad.
En los principios de este camino para conseguir lo que hoy en día es el Callejón de Hamel, tuvo que luchar contra corriente. Eran muchos los vecinos que no veían con buenos ojos, o no entendían esta expresión artística.
Hoy en día se ha convertido en una especie de museo al aire libre, donde se expresan y cuentan cuáles son los orígenes de esa Cuba con raíces africanas. Este lugar es muy frecuentado tanto por cubanos como por extranjeros. El mejor día de la semana para visitarlo es el domingo, pues la música es omnipresente y protagonista.
Calle paseo del Prado
A mí me parece una gran avenida, después de los recorridos de ayer por la almendra más colonial de La Habana vieja.
El edificio del Capitolio de fachada neoclásica, fue construido entre 1926 y 1929 para acoger al Congreso de la República. Una imponente escalinata de 55 peldaños, flanqueada por dos estatuas de bronce, el Trabajo y la Virtud Tutelar, conduce al pórtico de ingreso.
En el interior bajo el domo, se halla La República, que en su momento fue la segunda estatua bajo techo más grande del mundo. Custodiado por La República, un diamante empotrado en el piso de mármol marca "el kilómetro cero" de la carretera central.
El Gran Teatro de La Habana de 1915, que fue concebido como el centro gallego de la isla.
Su arquitectura ecléctica y neobarroca. Las fachadas están decoradas con esculturas y otros ornamentos, Alicia Alonso, gran bailarina se presentó en su escenario, Hoy es sede del Ballet Nacional de Cuba. Una de mis alumnas está hoy estudiando aquí.
En el siglo XIX su acera hacia el Prado era conocida como la Acera del Louvre, por un café de igual nombre que ocupaba los bajos del edificio, sitio de encuentro de los jóvenes habaneros que ansiaban la independencia de Cuba
Un poco más adelante, nos encontramos con este edificio art déco donde se encuentra una de las librerías más importantes de Cuba, "La moderna poesía".
Ya casi finalizando el paseo por la calle Obispo, nos acercamos a la Plaza de Armas, la Habana más colonial. La Casa de Antonio Hoces Carrillo, 1648, es una de las más antiguas que se conservan.
El chocolate no es santo de mi devoción y tampoco de Merche, pero es algo que nos ha recomendado Gabriela. Hay mucha cola y lo dejamos para otra ocasión.
Calle Mercaderes. Es una calle de tiendas y ventas. Concurrida, pero sin agobios y cerca de la Plaza de Armas. Pero lo que está a la vista y atrae a numerosos paseantes es el Mural de la Personalidades. Los turistas aprovechan para retratarse entre los ilustres del siglo XIX allí inmortalizados, y de paso conocer a través de tales íconos algo de la historia de la ciudad.
El artista Andrés Carrillo fue el autor del mural inaugurado en el año 2000. Realizó una profunda investigación para reproducir en tamaño natural y con gran exactitud a las 67 figuras.
Luego utilizó un material novedoso en este tipo de trabajo en Cuba, una mezcla que incluyó texturas de piedra natural y resina acrílica, para lograr resistencia y durabilidad a la intemperie. Con cuatro colores (marrón, rosa, negro y beige) obtuvo una gama de 13 tintes para «dibujar» a los ilustres.El artista Andrés Carrillo fue el autor del mural inaugurado en el año 2000. Realizó una profunda investigación para reproducir en tamaño natural y con gran exactitud a las 67 figuras.
El callejón de Hamel
El Callejón de Hamel es exactamente eso, un callejón donde de pronto una expresión de arte afrocubano se abre camino entre "la normalidad" del resto de calles.
El origen de este callejón está en los años 90. Fue el pintor, escultor y muralista Salvador González Escalona quien inició esta aventura, rehabilitar, dar más vida a una calle de esta zona de la ciudad.
En los principios de este camino para conseguir lo que hoy en día es el Callejón de Hamel, tuvo que luchar contra corriente. Eran muchos los vecinos que no veían con buenos ojos, o no entendían esta expresión artística.
Hoy en día se ha convertido en una especie de museo al aire libre, donde se expresan y cuentan cuáles son los orígenes de esa Cuba con raíces africanas. Este lugar es muy frecuentado tanto por cubanos como por extranjeros. El mejor día de la semana para visitarlo es el domingo, pues la música es omnipresente y protagonista.
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