domingo, 12 de agosto de 2007

CUBA, comer, beber y diversión


  Hoy, vamos a visitar dos de los templos turísticos del "daiquiri" y del "mojito" en La Habana. Obviamente un recorrido cien por cien para turistas con pasta, cámaras de fotos y que hablan raro...
  Empezamos por "El Floridita" , la cuna del daiquiri.

      

    Es fácil llegar a él. Ayer en nuestra toma de contacto con la ciudad vieja, pasamos por aquí. Son las doce y ya hay gente, dale que te pego. La barra tiene cierto aire al pub inglés elegante.
   Pedimos dos daiquiris. Yo creo que es la primera vez que lo pruebo, Merche ya es una experta.
El camarero nos sugiere que tomemos el típico y el que contiene un poco de fresa... Nos sentamos en la mesa, observamos y saboreamos...

  
     
  Tras unos tragos lentos y sensuales, nos acercamos al primer bebedor del Floridita... Mi intención era
tomar una foto, que no una copa, con él, pero me corto.

                                               

Del pub inglés-cubano a la tasca habanera. Esa es la impresión que me da. Así la vimos ayer desde fuera y no entramos. Hoy sí nos decidimos.


      Toca la cata. En su interior ya hay turistas. El camarero prepara sin respiro un mojito tras otro... Hace mucho calor y yo me tomaría una cerveza, pero el ritual del turista hay que seguirlo.

 

  Aquí se reunían intelectuales y artistas de mediados del siglo pasado y se enfrascaban en arduas discusiones... Me recuerda "El Gijón" de principios del XX.
   Hoy nos conformamos con un poco de la buena música de la Trova Cubana. ¡Vamos! Ya me empieza a afectar el ron.

               
               ¿Está atardeciendo? ¿Se nos echa la noche? Tal vez sea el efecto del tercer mojito...

 


  Coppelia nació de un proyecto, dirigido personalmente por Fidel Castro, cuyo objetivo era producir más sabores de helado que las grandes marcas estadounidenses, para lo que se adquirieron las mejores máquinas de los Países Bajos y Suecia. Se escogió el nombre en alusión al ballet, Coppelia.
​  Ir a Coppelia a comer helado es un ritual. No sólo para los turistas, sobre todo desde que la película Fresa y Chocolate, sino también, para los habitantes de la ciudad.


   Los precios han subido, pero siguen siendo asequibles para los lcubanos y absurdos para quienes vienen de fuera: unos 5 pesos cubanos por cada bola de helado, aproximadamente 20 céntimos de euro al cambio. A nosotros nos cobran el precio turista, eso sí, en otra taquilla y sin hacer cola. Me acerco un poco avergonzado y me pongo en una de las animadas colas de los diferentes accesos y espero a que me toque. Es una buena oportunidad, para tomarle el pulso al país y conversar con los amigables cubanos que allí esperan conmigo.

 

Paladar es un término empleado exclusivamente en Cuba para designar a restaurantes montados y dirigidos por la economía privada, no dependiente del Estado. Antes de empezar el viaje, conocer esta novedad en la economía privada era uno de mis intereses. 
  El término, de uso popular, tiene su origen en una telenovela brasileña , mostrada en Cuba a inicios de la década de los años 90. Paladar era el nombre de la cadena de restaurantes industriales dirigidos por , la protagonista. La transmisión de esta telenovela coincidió en época con la primera emisión de licencias para el trabajo cuentapropista en Cuba, por lo que el público cubano bautizó así a los entonces establecimientos de nuevo tipo.
 Hoy por hoy, el gobierno cubano limita la cantidad y tipo de productos que pueden ofertar, la contratación de mano de obra y el número de asientos que pueden disponer. Pero esto es imparable. ¿Qué sucederá dentro de cinco años?

 
   
  Los modelos que van surgiendo son muy diversos y van desde el típico negocio establecido en una casa de familia y atendido por ésta, hasta variantes más elaboradas que incluyen diversos tipos de cocina en salones especialmente concebidos o modificados para la actividad.
  Igualmente, si bien la mayoría de los establecimientos ofrecen comida cubana, han ido apareciendo propuestas más ambiciosas que mezclan la cocina local con elementos mediterráneos e internacionales en general.

       

 
El fenómeno de los Paladares o restaurantes por cuenta propia se ha expandido a toda la Isla, no es exclusivo ya de La Habana, sino también de otros sitios turísticos

                                              

  Por la tarde, casi a la hora del café, empezamos con los mojitos. Gabriela, la guía cubana y ya amiga, nos lleva a una tasca familiar para con unos tragos, disfrutar del son cubano y hacer unas risas.

 
                                               Y nos dieron las dos y las tres...


 

   Tropicana es un famoso cabaré cubano creado en 1939 en La Habana. Es conocido como "un paraíso bajo las estrellas", pues fue construido al aire libre en una zona boscosa aprovechando el fresco de los árboles, convirtiéndose en un cabaré completamente diferente a los tradicionales. Cuando entramos todo esto se cumple y la noche refresca el calor y la emoción de una fiesta que comienza.
Durante la época republicana, sus primeros años, estuvo caracterizado por el juego, las bebidas y las mujeres casi desnudas y a él asistían los políticos, mafiosos, artistas de Hollywood y marineros estadounidenses. Hoy cientos de turistas, no sé de dónde han salido, nos dirigimos a la mesa asignada en nuestra entrada. Allí nos espera una botella de ron, refrescos de cola, hielos y unos vasos... Y un sueño hecho realidad.

              

     Hoy su espectáculo se nutre del ballet, del circo, del carnaval, de los boleros, del cha cha chá para lograr un creativo espectáculo artístico. Está matizado por el folclore cubano, por su colorido, variedad de ritmos, la belleza y gracia de sus bailarinas y la calidad de sus artistas... Y por los tragos sabrosos de un buen ron cubano. El director musical del Show es Chuchito Valdés, el hijo de Chucho Valdés.


      Yo era reacio a venir, pero Merche me convenció. Un gran espectáculo en un ambiente natural, diferente para un musical . Menos mal que le hice caso.



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