El guía nos invita a visitar los otros dos templos de Frómista. Lo acepto encantado, pues están cerrados al público.
Su estructura me recuerda a los antiguos arcos de triunfo romanos, con arco de medio punto y columnas pareadas sobre una base alta a la entrada al templo.
A su vez, esta portada está protegida por un amplio pórtico de estilo neoclásico ("el cemento o argamasa blanca me canta un poco").
Posee una torre de cuatro cuerpos, de aspecto rotundo y macizo. La parte trasera me recuerda a una vivienda medieval. ¿Sería la residencia del cura párroco?
El interior me ha dejado descolocado. ¡Me parece que está torcida!
El guía nos explica que todo se debió a un fallo en la construcción. Resulta que al lado de la iglesia existe un arroyo, hoy tapado. Si la iglesia hubiera seguido el eje trazado por la cabecera, el terreno inestable del arroyo hubiera creado problemas para mantenerse en pie. La solución que buscaron fue el desviarla algunos grados para llevarla a terrenos más firmes y seguros.
El interior me ha dejado descolocado. ¡Me parece que está torcida!
En el año 1980, Erick el belga, según nos cuentan, sustrajo algunas tablas pintadas del retablo mayor de Santa María del Castillo. Eran 29 tablas hispano-flamencas del siglo XV, pertenecieron al retablo mayor de Santa María del Castillo y que fueron recuperadas un año más tarde.
Entonces se habilita una capilla de la iglesia de San Pedro como museo, aquí es donde se encuentran desde entonces junto con otras piezas de valor, como la patena, protagonista del milagro de la villa de Frómista. Aquí dejo el chascarrillo.
Bien de Interés Cultural desde 1944, de estilo gótico tardío (S.XV – XVIII)..
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