sábado, 1 de abril de 2023

Sevilla, el río y la ciudad


Comienzo mi paseo por la margen izquierda del río, justo al lado de la estatua de Diana la cazadora.


    Se construyó en el siglo VIII, de origen almohade, como elemento de defensa del puerto erigido en el río Guadalquivir. Mide unos 40 metros.
    Se llamó Torre del Oro ya desde la época almohade, y  nombrada de esta forma por Alfonso X en su narración de la conquista de Sevilla. Su nombre se debe al brillo que producía el mortero de cal y paja prensada que se le colocó.
   La leyenda cuenta que la Torre del Oro servía como refugio a las damas que cortejaba el Rey Pedro I el Cruel, cuyo más celebre amorío fue el de doña Aldonza, hermana de doña María Coronel, que vivía aquí, en la Torre del Oro, mientras que su esposa, María de Padilla, habitaba en el Alcázar.
  

   Justo en esta zona se instalan la taquilla y el atraque de los barcos que hacen el recorrido río arriba y río abajo, para el deleite de los turistas. Esta imagen me recuerda a Karra Elejalde remontando el Guadalquivir en siete apellidos catalanes...


     Un poco más adelante me topo con la nao Victoria, una réplica del barco que utilizó Magallanes y Juan Sebastián el Cano, para dar la vuelta al mundo.


Y llego al puente por excelencia, el puente de Triana.






  La plaza más grande de España, y dicen que la más bonita, la Plaza de España.
  La plaza tiene grandes dimensiones, unos170 metros de diámetro y forma semi-elíptica, que simboliza el abrazo de España a sus antiguos territorios americanos, y mira hacia el río Guadalquivir, como recorrido a seguir hacia América.
  Flanquean la plaza dos torres: la torre norte y la Torre sur. En la edificación hay dos construcciones simétricas que representan dos reinos: Navarra y Aragón


La inmensa plaza está presidida por un gran edificio central que se encuentra enmarcado por dos torres de estilo barroco de más de 70 metros de altura.



El edificio está cubierto por una galería con techos artesonados que cubren 48 bancos con una hermosa decoración a base de azulejos que cuentan diferentes capítulos de la historia que representan las provincias españolas.

                    

      En la base del edificio hay una colección de 48 bancos. Cada uno de ellos está dedicado a una provincia del país (excluyendo Sevilla) en orden alfabético.

        

      Están decorados con azulejos hechos en el barrio sevillano de Triana y representan eventos históricos importantes. Es el primer banco y el de mi provincia de origen...



   Uno de los principales atractivos de la plaza es un canal de 500 metros de longitud por el que se puede pasear en barca.
   Hay cuatro puentes. Cada puente representa uno de los cuatro antiguos reinos de España: León, Castilla, Aragón y Navarra.

 
                                  En el centro hay una Fuente circular que refresca los sentidos.
 

  

 El Parque de María Luisa se originó en el año 1849, cuando Antonio de Orléans, duque de Montpensier y su esposa, la infanta María Luisa Fernanda de Borbón adquirieron el palacio de San Telmo incluido y sus jardines e  hicieron su residencia en el Palacio de San Telmo... Una pasada.

                              

     El Parque de María Luisa es un  rincón para admirar la naturaleza sin salir de la ciudad. En su laberínticas 40 hectáreas coexisten lugares  como  La glorieta de Bécquer, la Isla de los Pájaros, el Monte Gurugú o la Plaza de América. Voy a darme una vuelta a ver lo que voy descubriendo...


   La Glorieta de Bécquer dominada por un impresionante Ciprés que cubre y da sombra a todo el recinto.
   Está compuesta por el busto del poeta en pedestal, y detrás tres figuras femeninas de mármol acostadas en un banco: el “amor ilusionado”, el “amor poseído” y el “amor perdido”, que representan la rima “El amor que pasa». Junto a ellas hay dos figuras en bronce yacente que representan el “amor herido” y la otra es de un joven Cupido o amorcillo como el amor que hiere.


                                                       La cascada del Monte Gurugú


El estanque de las ranas


                                                                      Y se acabó el paseo...

                                                   

                    Me queda dar una vuelta por la calle Sierpes

                 


                                   

         Los paseos de la tarde me llevan hasta las setas. Las Setas de Sevilla fueron concebidas para renovar la Plaza de la Encarnación. Es un mirador de la ciudad y además en sus bajos hay un museo arqueológico. Su precio me parece abusivo, alrededor de 18 euros, y no entro. Me conformaré con admirarlas desde fuera.















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