Esto es Tossa de Mar
Como me pilla de mano, muy cerca de la oficina de turismo se encuentra la Villa Romana de Tossa de mar. Bajo por unas escaleras, para empezar la visita por sus orígenes. Eso me han indicado desde la oficina. La historia de este pequeño pueblo pesquero se remonta a la época romana. Camino por las ruinas de la Villa Romana dels Ametllers del siglo I-IV d.C. Es un reducto pequeño y se ve en poco tiempo.
Vuelvo al coche; aparco y camino por unas calles muy estrechas, muy mediterráneas y muy turísticas Me dirijo hacia el medievo, hacia la Vila vella.
Me encuentro con la Iglesia de San Vicente, la parroquia del pueblo. Hablo con el cura que tiene ganas de charla y me enseña algo de la Iglesia.
Y caminando por la playa me enfrento con El pueblo del Medievo.
Por el paseo marítimo y la Playa grande

Recorro parte de la imponente muralla, construida en el siglo XIV, que rodea completamente la Vila Vella. Tiene siete torres circulares y tres torres cuadradas, siendo el único ejemplo de pueblo medieval fortificado que se conserva en la costa catalana.
Los cañones son del XVIII y fueron recuperados a mediados del XX del fondo marino, donde habían sido lanzados durante un asedio francés.
La Antigua Parroquia de Sant Vicenç, de la que hoy sólo quedan el ábside y la sacristía, es una muestra de la arquitectura gótica tardía que aún se puede visitar dentro del recinto medieval.
El faro de San Sebastián es el punto más alto de la Vila Vella es el Faro. Construido en 1919 sobre las ruinas de un antiguo castillo. Actualmente, además de estar en activo, es la sede del Centro de Interpretación de Faros del Mediterráneo.



Y mientras bajo hacia el coche, me pierdo por esas calles de esta villa vieja que seduce
En una de estas plazas se ubica una estatua de bronce a escala real de la estrella de Hollywood, Ava Gardner, que recuerda el revuelo que causó la filmación de la película «Pandora y el holandés errante», en 1951, de la cual ella era la protagonista
Y desde la plaza de armas digo adiós a Tossa del Mar.
Blanes es un pueblo culturalmente rico, fuente de inspiración para muchos escritores y artistas. Si nos dejamos perder por sus calles, podremos disfrutar de su iglesia, de unos barrios que dan al mar muy peculiares, de sus elegantes casas ochocentistas y de algunos restos interesantes del gótico catalán, entre los que destaca la fabulosa fuente construida durante el siglo XV.
Los Jardines de Santa Clotilde, el Museo del Mar, la Iglesia de Sant Romà o el cementerio modernista. Estos son solo algunos de los lugares más emblemáticos de Lloret del Mar.
En un enclave privilegiado del municipio de Lloret de Mar, entre Cala Boadella y la playa de Fenals, encontramos los Jardines de Santa Clotilde. Este espacio natural fue un encargo realizado por el marqués de Roviralta al arquitecto y paisajista Nicolau Maria Rubió el año 1919.
Los Jardines de Santa Clotilde es uno de los principales exponentes del jardín novecentista, enmarcado en un movimiento artístico que tiene como finalidad la recuperación del orden y la medida del mundo clásico.
En cuanto a la vegetación que podemos encontrar en los jardines, destaca la presencia de especies propias de la cuenca mediterránea, como los pinos, los cipreses o los tilos. También destaca el uso de la hiedra como elemento ornamental.
Otro elemento a tener en cuenta son los conjuntos escultóricos que encontramos situados en distintos puntos de los jardines. Destacan las sirenas como vínculo con el mundo del agua, los bustos neoclásicos y los animales.
Caminando por el centro histórico de Lloret de Mar me encuentro la iglesia de Sant Romà, patrón de Lloret de Mar,
En la parte frontal la parte gótica (datada entre 1509 y 1522), con su hermoso y austero portal,
En los laterales, me sorprenden la explosión de color de las cúpulas y el mosaico de los doce apóstoles inspirados en el arte del movimiento modernista de finales del siglo XIX.







El cementerio modernista de Lloret de Mar se construyó con el impulso y mecenazgo de las numerosas familias indianas de la población que deseaban mostrar su opulencia a través la construcción de panteones encargados a reconocidos arquitectos y escultores, como Josep Puig i Cadafalch, Antoni M. Gallissà Soqué, Vicenç Artigas Albertí, Bonaventura Conill Montobbio, Ismael Smith o Eusebi Arnau.
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