lunes, 19 de mayo de 2025

Girona, La Garrotxa medieval: Besalú, Castellfollit de la Roca, Beget, Camprodón y el Ripollet de Ripoll

  La Garrotxa me ha encantado. He descubierto paisajes de colinas y valles, masías, antiguos pueblos medievales, monumentos románicos, iglesias históricas, edificios modernistas y hasta un Museo de los Volcanes. Pero sobre todo me ha fascinado su paisaje y sus bosques...

      

        

Por unas carreteras en buen estado, pero llenas de sube y baja, llenas de curvas y estrechas, me dirijo a 
Besalú. Aparco fuera de la ciudad y me dispongo a descubrirla.


   El símbolo de la ciudad es el Puente Viejo de Besalú: una construcción que destaca tanto por las dimensiones como por la apariencia en forma de ángulo recto sobre el río. Hay documentos que apuntan a 1075como fecha probable de su construcción original. Inundaciones, riadas y necesidades defensivas de la ciudad hicieron necesaria su reconstrucción en el siglo XIV, que se mantuvo de pie hasta la Guerra Civil.

    

  Tras el puente, unas calles estrechas y empedradas me esperan. Es temprano y apenas me encuentro con turistas. Las tiendas de recuerdos empiezan a desperezarse. El aspecto medieval lo invade todo.

                  

  Continúo avanzando y me encuentro con la Judería. Se trata del Call Judío donde esta comunidad se estableció antes de ser expulsada en el siglo XV.

                  

   Allí se encuentra la Placeta de los judíos, donde está la antigua Sinagoga medieval y los baños judíos con un Micvé. Las restos se encuentran muy bien conservados incluso se encontró documentación de época medieval.

                              

                En la esquina de la plaza y asotanados voy a visitar los reconstruidos baños judíos.

                          

   Y bajando por una escalera me encuentro con la única salida al exterior con que contaron los judíos. para comunicarse con el exterior en los años más duros de persecución.

                 

Sigo por la calle Mayor hasta la Plaza Mayor o Plaza de la Libertad, la plaza central del pueblo, con bóvedas, donde se ubica el Ayuntamiento.
                                                              

                                             Dicen que hacen las mejores "cocas" de Girona...

  Continuad recto hasta el final de la calle, girando a la derecha, se encuentra la Església-Hospital de Sant Julià, datada del siglo XII. Fue construida por los condes de Besalú para atender a las personas que venían en peregrinaje.



  Continuando por la calle de la Font, que sigue un recorrido circular, veo el Molino Harinero d’en Subirós. Construido en el año 977 por el mismo conde en beneficio del Monasterio, se utilizaba para moler el grano aprovechando la fuerza hidráulica del agua.


    

  Luego llego a la Plaza Prat de Sant Pere, donde se encuentra el Monasterio de Sant Pere de Besalú, con una estructura de arquitectura románica y un campanario gótico.

                                        
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    El interior de la iglesia de San Pere, del año 977,  tiene un singular ábside con girola, además de una sala de baños rituales, también medieval, habilitada por la antigua comunidad judía. 

 
  Todavía quedan más edificios religiosos por ver, uno de ellos es la Iglesia Sant Vicent de Besalú, un poco más arriba. Se trata de una construcción que combina el estilo románico con elementos de transición al gótico. Es la antigua parroquia del pueblo y guarda la tumba gótica de Pere de Rovira, que en 1413 llevó las reliquias de San Vicente hasta Besalú.

                                       

                                                                         

                  

  Volviendo hacia la Plaza, paso por la Casa Cornellà o Casa Llaudes, uno de los edificios románicos mejor conservados de Cataluña. Está siendo reconstruído en su interior, pero, a pesar de ello, conserva sus elementos más antiguos, pertenecientes al siglo XII. Fue construida por una de las familias más acomodadas de Besalú, la familia Cornellà. Cuando en el año 1476 fue comprada por la familia Llaudes, le pusieron a la casa su propio nombre.
 
                                        

   En todas las oficinas de turismo me han recomendado este pueblo, cercano a la frontera francesa, Castellfollit de la Roca
  En la entrada de este pequeño pueblo, me encuentro un centro de información que da a conocer la historia de la formación de los volcanes de la zona. El propio pueblo está instalado literalmente sobre una colada basáltica de 50 metros de altura y casi un kilómetro de larga, lo cual le da una estampa muy hermosa y peculiar. Paro  el coche y aprovecho  la vista para certificarlo con la foto.

                

       

  Aparco en el centro del pueblo, aprovechando la hora y la falta de turistas. Oigo catalán por todos los lados. 

Localizola zona medieval y comienzo el paseo. Un paseo para perderme por sus calles empedradas.


  Sus estrechas calles desembocan en la antigua iglesia de Sant Salvador, donde se encuentra un mirador con las mejores vistas de la zona. Voy para allá.


                      Llego a la plazoleta que se abre al cielo, dejando la estrechez de esas callejuelas.
 

   Descubro este paisaje que responde perfectamente a la placa de la ruta de los maquis. El Pirineo está a tiro de piedra...y mi mente empieza a soñar tiempos pasados.
 


  Sigo disfrutando de La Garrotxa. Beget es un pequeño pueblo, que conserva un  carácter rústico y rural. Pasear por este pintoresco lugar del Prepirineo es como caminar por un rincón del mundo donde parece que el tiempo se ha detenido, ya que mantiene todas las casas y construcciones con su aspecto medieval de piedra vista. Destacan la iglesia románica de San Cristofol, el puente medieval, la torre del Reloj y, en las afueras, la ermita del Remei.

  

 El pueblo está situado a 594 metros de altitud y sus calles se escalonan sobre el río, atravesado por dos puentes medievales. Las casas con tejados a dos aguas, las estrechas calles de piedra, los balcones de madera decorada y las macetas elaboradas con troncos llenan mi vista.

 

   A pesar de ser un pueblo pequeño, cuenta con varios establecimientos para disfrutar de la gastronomía local y para una perfecta estancia de turismo rural.

      

                

     

 


La iglesia de San Cristóbal, románica y bien conservada, está cerrada.


 Tras subir y bajar por carreteras estrechas y empinadas elegidas por grupetas de ciclistas llego a  Camprodon. Es una villa milenaria situada en el centro del valle, que nace en la confluencia de los ríos Ter y Ritort con su puente,  sus templos románicos y sus casas de veraneo modernistas.

El Pont Nou

  Este puente, emblema de Camprodón, es la imagen más popular de la ciudad. Construido a finales del siglo XII, en su extremo derecho encontramos la puerta de la Cerdanya, lugar de paso obligado para ir a la comarca vecina y elemento que formaba parte de la antigua muralla.

 

                  La iglesia parroquial de Santa María, de estilo gótico y fechada en el siglo XIV

                  


 El románico de Camprodón está encabezado por el monasterio de Sant Pere, templo románico de mediados del siglo XII. Está cerrado.

                               

      
                                                                  

 Y acabo mi viaje por La Garrotxa en Ripoll. Es la capital de la comarca del Ripollés. Se encuentra situada en medio del corazón del Pre-Pirineo, en un punto estratégico como cruce de caminos. Por su término transcurren los ríos Freser y Ter que dan al valle una forma peculiar.


  Los orígenes de Ripoll los encontramos en la época prehistórica, pero quien le da forma al pueblo actual es el conde Guifré el Pilós, que en el año 879 fundó el monasterio románico de Santa Maria bajo la orden benedictina. 

 Con el paso de los años el monasterio fue adquiriendo fuerza e importancia, hecho que se muestra con la representación como responsable del monasterio por parte del abad Oliba, lo encontré en Montserrat. 

                         

 Esta importancia religiosa también se reflejó en otros aspectos: político, económico y jurídico de todo el territorio catalán. 
                                                                      El Monasterio

   Posee un claustro de doble planta sobre el que gira toda la vida religiosa, cultural y social,  en el que aún hay capiteles del siglo XII.



                                  En la cuidada entrada hay una  portada impresionante

                                                                          Una iglesia
                      


          El Scriptorium, un espacio para conocer la producción de manuscritos de los siglos X al XII.


                                 Y una necrópolis encontrada en la reconstrucción del Monasterio

               































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