Rodeado de montañas en plena comarca de Trasmiera ( río Miera) se encuentra Liérganes, uno de esos lugares de Cantabria donde se respira tranquilidad, buena gastronomía (chocolate con churros) y una fábula en su historia (el hombre pez) .
El mito del Hombre Pez es una historia a medio camino entre realidad y ficción que encaja perfectamente con el ambiente del pueblo.
El Puente Romano es el principal puente de la ciudad. Su construcción data del año 1606 y está construido a base de piedras extraídas del propio río Miera. Su gran importancia radica en que forma parte de la llamada revolución de los transportes (siglo XVI) en Cantabria al conectar la comarca con el Camino de Castilla siguiendo rutas seguras.
Si esto no fuera suficiente su casco antiguo es precioso y su historia tan importante para el Imperio español que gran parte de los cañones que se utilizaban eran fabricados en Liérganes.
El Puente Romano es el principal puente de la ciudad. Su construcción data del año 1606 y está construido a base de piedras extraídas del propio río Miera. Su gran importancia radica en que forma parte de la llamada revolución de los transportes (siglo XVI) en Cantabria al conectar la comarca con el Camino de Castilla siguiendo rutas seguras.
Situada justo bajo el puente de Liérganes se encuentra la estatua en bronce en honor al mítico Hombre Pez un vecino del pueblo cuyo nombre real se supone era Francisco de la Vega Casar. Si nos fijamos un poco podemos ver el detalle de las escamas en la espalda.
El mito del Hombre Pez se remonta al año 1674 cuando a Francisco se le da por desaparecido en el río Miera para, 5 años después, aparecer enredado en unas redes de pesca nada menos que en Cádiz. Nada más dijo Francisco que la palabra Liérganes por lo que fue enviado al que fue su pueblo de origen donde vivió con su familia durante 9 años. En 1688 Francisco volvió a desaparecer para siempre en el río.
La visita la completo con el Centro de Interpretación del Hombre Pez, un antiguo molino harinero de dos plantas donde se explica en detalle la leyenda.
El mito del Hombre Pez se remonta al año 1674 cuando a Francisco se le da por desaparecido en el río Miera para, 5 años después, aparecer enredado en unas redes de pesca nada menos que en Cádiz. Nada más dijo Francisco que la palabra Liérganes por lo que fue enviado al que fue su pueblo de origen donde vivió con su familia durante 9 años. En 1688 Francisco volvió a desaparecer para siempre en el río.
Sin duda una de las sensaciones más agradables es pasear por el casco antiguo y las calles empedradas que caracterizan a Santillana del Mar. Pasear por las calles protagonizadas por casas de piedra con balconadas llenas de flores hace que sea inevitable sacar mi cámara de fotos.
Comenzando por la Plaza Mayor, me encuentro el Ayuntamiento, la Torre de Don Borja y las casas del Águila y la Parra. Menos mal que en la oficina de Turismo me han explicado el pueblo con todo detalle.
Anchoas y sobaos, sobaos y anchoas...
Todavía no hay mucha gente por esta zona. ¡La calle es mía!
Esta fachada es impresionante.
Han cerrado, pues es la hora de comer. Haré lo propio y volveré a las 16:00 h. Quiero ver su interior.
Después de comer y mientras hacía tiempo para visitar La Colegiata me he "metido" en este Museo, que lo he descubierto durante el paseo por las calles del pueblo.
El Museo de la Tortura es fácil de encontrar, ya que cuenta con un esqueleto en su entrada. En su interior se encuentran algunos de los instrumentos de tortura, castigo, humillación y pena capital que se utilizaban durante la Inquisición Española, y también otros pertenecientes a la Alemania nazi.
¡Me recibe con lluvia!
Comillas está llena de excelentes muestras de arquitectura modernista del siglo XIX, especialmente de la escuela catalana. Palacios, casas solariegas, pequeñas plazas, parques y rincones empedrados y una bonita playa .En las afueras, en lo alto de una loma, encuentro el cementerio presidido por las ruinas de la iglesia gótica y allí se encuentra también el Ángel de Llimona, colocado en lo alto con espada en mano y mirando al mar.
Por uno de los ángulos de la plaza llego a la Plaza de los Tres Caños, donde además de una casa blasonada y una torres se encuentra la fuente del mismo nombre.
Originalmente era un seminario católico, hoy convertido en Universidad dirigida por los jesuitas. .
Su interior alberga muebles diseñados por Antonio Gaudí y pinturas de Eduardo Llorens.
Formando conjunto de estilo con el palacio, se encuentra la Capilla-Panteón de los Marqueses de Comillas, que se caracteriza por los mausoleos de mármol.
El resultado es una maravilla de ladrillo y azulejos, con una torre que se levanta como el periscopio de un submarino.
Un interior fascinante, en el que me impresiona su invernadero revolucionario.
Si añado algunos bizcochos, golosinas y tabletas de chocolate, la casa serviría de inspiración para ilustrar una versión modernista del cuento de Hansel y Gretel... ¿No crees?
A pesar de la escultura y se su mirada, Gaudí no pisó Comillas.
En aquella época, todo el mundo viajaba a Comillas. Todos menos Gaudí, que, sin embargo, dejó una impronta duradera. Él no viajó a Comillas, sí lo hizo Cristóbal Cascante, amigo íntimo arquitecto que se encargó finalmente de levantar la obra con ayuda de maqueta y de planos diseñados por Gaudí.
En aquella época, todo el mundo viajaba a Comillas. Todos menos Gaudí, que, sin embargo, dejó una impronta duradera. Él no viajó a Comillas, sí lo hizo Cristóbal Cascante, amigo íntimo arquitecto que se encargó finalmente de levantar la obra con ayuda de maqueta y de planos diseñados por Gaudí.
La influencia del modernismo catalán no se queda en un capricho. La Casa Ocejo fue mandada construir por el Marqués de Comillas para su madre. Es la única construida en piedra de sillería, bien labrada pero sin ornamentar.
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