jueves, 6 de febrero de 2020

COLOMBIA, caminando por Bogotá, La Candelaria.




    Sé que el barrio de la Candelaria es más amplio que esta reducción que hago en esta página, pero me es más fácil reflejarlo de esta manera.
   El arte callejero no es un distintivo sólo de este barrio, pues lo encuentras por cualquier muro de la ciudad de Bogotá; pero en este barrio es un elemento vivo y muy presente.
     



             Paseando por sus calles encuentro la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria. Dentro está la imagen de la Virgen. Supongo que el nombre del barrio viene de la imagen de esta iglesia.


            Sigo callejeando. Las casas que encuentro, no son casas coloniales que admirar, pero todas tienen ese distintivo artístico popular, Por esta zona que camino, se respira ambiente estudiantil.





Son calles estrechas.
  Estoy en la famosa "calle del Embudo". Una calle turística, pero que a estas horas todavía no está muy transitada.


Artesanías, baretos con diversos ambientes...


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Tenía que hacerme esta foto.
La imagen de esa persona indígena es una de las más fotografiadas de  esta zona. No sé el porqué, pero esa es la realidad. He vuelto a pasar al atardecer y había cola para inmortalizar el momento...

     
La imagen de esta mujer da acceso a otro lugar muy popular entre los jóvenes, especialmente cuando cae la tarde, la plazoleta del Chorro de Quevedo.



      Hay quien dice que el origen de la ciudad está en esta plaza. Parece que este indígena muisca, quiere decírmelo con su celular... La globalidad es una realidad

                                 
                 Esta pequeña capilla, hoy cerrada, aseguran que es la primera iglesia que se construyó aquí, en Bogotá.


    Antes decía, que esta plazoleta se llena de estudiantes al atardecer. Se reúnen y entre otras cosas hacen su botellón. Éste es uno de los bares preferidos. La chicha, me cuenta Isabel, la dueña del bar tiene su proceso: se compra el maíz, se parte, se le echa la miel, a los ocho días se muele de nuevo y se prepara la chicha; la mezcla se deja enfriar y luego se vierte en unas canecas para que fermente"  proceso que dura unas tres semanas.


   En una totuma de chicha, recipiente de calabaza, se mezcla la historia, la cultura y el patrimonio del país. En el paseo turístico el trago de chicha parece imprescindible. Hoy colorean la chicha con fresa, mango, limón...


    Sólo he probado un poco. Hace falta un buen estómago para echar unos tragos.
     Cojo una calle que baje hacia la plaza Bolívar. Me dirijo hacia el Museo Botero. Está aquí al lado.


        Hago una visita que dura aproximadamente una hora. Escultura y pintura. Lo tomo como una introducción, pues en Medellín, cuna de Fernando Botero, visitaré su Museo.


      Las calles se ensanchan un poco a medida que voy hacia la plaza Bolívar. Muchas de estas casas coloniales , hoy son hostales en este barrio.


Por la ventana de esta casa en la que residía, Simón Bolívar saltó a la calle para escapar de sus captores, que venían a apresarlo. Cuentan que fue su amante, que vivía enfrente, quien le avisó.

  

          Muy cerca también, me encuentro con el Centro cultural  Gabriel García Márquez. Me interesan los paneles que informan de la vida y obras del hombre de Macondo...


   Me ha llamado la atención cómo utilizan el bambú en la construcción. Y estoy en pleno centro de Bogotá...Había visto en algunos vídeos, que en zonas de Vietnan, Tailandia y Malasia se utilizaba el bambú para los andamios de las construcciones... Pues aquí también.

            A medida que me acerco a la Plaza Bolívar los vendedores y artesanos se multiplican.


 
                                                    Al atardecer la calle va tomando vida.




















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