Hace calor y creo que el bus turístico es una buena opción para conocer una Cartagena, un tanto alejada de la almendra central por donde me he estado moviendo estos días. El autobús me da la opción de bajar y subir en algunas zonas que despierten mi interés.
Lo voy a tomar aquí, en el muelle cerca de la torre del Reloj.
Me subo en la parada número 1. Me dan una audio guía. No hay mucha gente y elijo un asiento de la parte superior. Tal vez haga un recorrido completo y después veré cuáles son los sitios más interesantes para visitar en un segundo viaje. Tengo todo el día.
Este brazo ya lo he pateado. Es el Camellón de los mártires, nexo de unión con el barrio de Getsemaní, propiamente dicho.
Palacio de Convenciones |
Pegasos |
Parque Centenario |
Muelle de la bodeguita |
Nos adentramos en el barrio, pero por la parte más cercana a la bahía.
Al fondo se divisan los edificios de Bocagrande. Inmensas moles de altos edificios de los cuales muchos cartageneros se sienten orgullosos...
Siguiendo la Calle Larga entre murallas y bahía nos dirigimos hacia la Calle de la Media Luna.
A lo lejos, diviso el Cerro de la Popa y su ermita. Un cerro de unos 150 metros de altura desde el que se domina perfectamente la ciudad. Los españoles lo llamaron el cerro de la Galera y a su cima La Popa de la Galera.
Cerro de La Popa |
Vistas de la parte nueva de Cartagena, desde el Cerro. Bocagrande a lo lejos; hacia allí voy.
Vuelvo a subir al bus. Paso por debajo del Castillo de San Felipe. Dejo atrás la estatua de Blas de Lezo. que sigue al mando de la guarnición, con el mismo brío que hace 300 años.
He leído un poema del autor El Tuerto López, que en alguna de sus estrofas dice hablando sobre su ciudad:..."fuiste heroica en los tiempos coloniales, cuando tus hijos, águilas caudales, no eran una caterva de vencejos.
Mas hoy, plena de rancio desaliño, bien puedes inspirar ese cariño que uno tiene a esos zapatos viejos..."
Monumento a los zapatos viejos |
La avenida de Santander, flanqueada por la muralla y el mar nos conduce por un brazo de mar hacia Bocagrande.
Bocagrande |
Estamos en febrero y parece que es el mes del viento... tampoco para tirar cohetes, pero se nota en las olas que veo desde la orilla. Me bajo y doy una vuelta por el paseo marítimo, la costanera y me dirijo a la Avda de San Martín, calle principal donde volveré a tomar el autobús.
La playa está limpia. Hoy parece que hay poca gente. Bueno, más de la mitad son vendedores. Que te paran, te paran y te vuelven a parar... La arena parece blanca, pero no, tiene un tinte grisáceo
Vuelvo al autobús, pues no me atrae mucho esta zona. Ya puedo decir que la he visitado y poco más.
Desde mi atalaya autobusera, voy rodeando estos rascacielos colmena que no me dicen nada. hay una zona que le "dicen" el laguito, donde abundan los pequeños yates de recreo.
Aprovecho el verde de las palmeras para darle un poco de fundamento a este plato de hormigón armado, que diría Arguiñano.
Completo el recorrido y vuelvo a la Puerta del reloj. Me he hecho una idea de "la pequeña Miami" y ya sé dónde no viviría... Pero para los gustos variados son los sabores diversos...
A propósito, he sucumbido a los vendedores callejeros. El sombrero ha evitado que me calienten la cabeza.
Todos estos días las nubes han estado jugando con el sol, cuando cae la tarde. Hoy es el día en el que el sol está ganando la partida, por eso me dirijo a la zona amurallada para observar como el astro rey se acuesta.
Algunas zonas con restaurantes ya están llenas. Prescindo del mojito + puesta de sol + gentío por
sesión de anochecer más solitaria. Sólo tengo que andar un poco.
Las nubes no se han ido del todo. La puesta de sol es bonita.
El sol lucha por quedarse despierto, como los niños en verano que no quieren ir a la cama. Se cuela por cualquier recoveco de la muralla.
Salgo hasta el muelle. Los grandes cruceros y el viejo galeote también se despiden. La verdad es que las puestas de sol con la Sierra de Guadarrama al fondo desde el Palacio Real o las que suelo disfrutar en la playa de la Barrosa en Cádiz, no tienen nada que envidiar a esta caribeña.
El sol se ha marchado, pero la fiesta continúa.
Cartagena no duerme...
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