domingo, 23 de febrero de 2020
COLOMBIA, Cartagena de Indias, un poco de Historia
Antes de la llegada de Colón, habitaban estas costas indígenas de la tribu Caribe. Eran indios belicosos defensores de su territorio que se enfrentaron con todas su energías a las sucesivas expediciones invasoras que osaron fondear en sus playas.
Fue el madrileño Pedro de Heredia, quien el 1 de junio de 1533 fundó la ciudad. La semejanza entre las bahías hizo que la llamara Cartagena del Poniente para diferenciarla de la Cartagena del Levante española.
Desde el comienzo de su existencia, fue una ciudad codiciada por sus riquezas en minerales y la tranquilidad y acogida de su bahía. Los españoles la fueron fortificando, a través del tiempo, como defensa contra los piratas y corsarios de origen europeo. Llegó a ser una de las ciudades mejor fortificadas de todo el continente Americano. Hoy en día se conserva estupendamente esta estructura amurallada.
En 1610 llegaron los primeros frailes de la Santa Inquisición. Su pretensión fue evangelizar y mantener la religión católica firme con el crucifijo en una mano y la espada o el tormento en la otra. Esto duró hasta la proclamación de la Independencia, coincidente con los años de la Revolución Francesa y la Constitución de las Cortes de Cádiz.
El 11 de noviembre de 1811 se proclamó el Acta de Independencia Absoluta de España, pero el proceso independentista tardó diez años de motines, revoluciones y guerras en llegar.
Cartagena se rebeló por su Independencia tras la declaración del acta. Fue sitiada en 1815 por parte del militar español Pablo Morillo. La ciudad tuvo que rendirse y sus dirigentes ajusticiados. Hoy presiden sus bustos el Camellón de los Mártires y a la ciudad se le recuerda como Cartagena, "la ciudad heroica".
La reactivación económica de Cartagena en el XX aprovechando el auge turístico, hizo que se convirtiera en una de las joyas y ciudad baluarte de Colombia.
Hoy sus edificios, historia y leyendas forman parte de un pasado de interés turístico. La Cartagena del XXI acoge y recibe al forastero con una sonrisa y con un adiós a la violencia que asoló este país...Al menos así lo he vivido yo.
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