El vuelo de Bogotá a Medellín es corto. Apenas una hora. El avión venía lleno.
Para llegar a Medellín, cojo un taxi, compartido con otros dos pasajeros. Podía haber tomado una buseta, pero no he querido esperar. La diferencia de precio no es mucha.La distancia es de unos 11 ó 12 km, de los cuales 8 km son de túnel, dicen que el más largo de Sudamérica. A mí se me hace eterno.
Y al final del túnel, la luz. El taxista nos para unos minutos en el Mirador de las Palmas para hacer unas fotos de Medellín. ¡Gentileza de la casa!
En el mirador encuentro esta estatua homenaje al "paisa". El paisa es el término con el que se le conoce al habitante de toda la región de Antioquia.
Los colombianos los reconocen por su acento idiomático del español y sus palabras dominantes: querés ( las hacen agudas como en Argentina y Uruguay), voseo, pues, oíste... "Ehhhh Ave María puessss!
Yo no los consigo distinguir de los demás colombianos...
Medellín vive en un valle de norte a sur que sube a los cerros que lo rodean por el este y por el oeste; aunque habrá algunos que dicen que hoy son los cerros los que bajan al valle y le dan vida.
Sea lo que sea, siempre es una eterna primavera, con nubes y sin nubes.
Los españoles pisaron por primera vez el Valle de Aburrá, allá por 1540, pero no fundaron la ciudad hasta 1616
No puedo dejar de compararla con Bogotá. Mi impresión es que Medellín es una metrópoli más Europea, con más estilo, más moderna. No quiero establecer el símil con Madrid y Barcelona; cuando vengas a visitarla lo haces tú, si quieres. Yo me quedo con Medellín. Una Medellín industrial, con empresas de ropa (textil) y flores, donde el paisa, de sangre judía según cuentan, es un hábil comerciante. Muchos de los primeros colonizadores españoles fueron judíos y estuvieron por aquí...
Y por último una Medellín pacífica y acogedora, Hoy viven aquí unos 2.500.000 habitantes, sin contar las áreas circundantes.
Medellín es moderna. Los últimos años de paz han creado una cultura de cuidado y orgullo de la ciudad entre sus residentes.
Sus habitantes y por ende los que la visitan, están orgullosos de su "Metro" y lo cuidan. Ni un papel, ni una rayadura y se respira "educación" para con sus instalaciones. Un Metro impoluto y un Metro Cable que tiende su mano a los cerros.
Todo el Metro es aéreo, así que puedes utilizarlo, en algún momento, como autobús turístico.
Lo he usado para moverme por la ciudad.
Mis paseos han sido fundamentalmente por el Centro. Siempre me he sentido seguro. La gente, muy agradable y simpática, está dispuesta a ayudarte en cualquier momento.
Éste es uno de los primeros lugares que visité. ¡Bambú y columnas de luz, qué buena idea!
Parque de las luces |
He vuelto al anochecer, para ver la diferencia cuando se ilumina. La verdad es que me ha parecido otro parque.
Muy cerca, cruzando una amplia avenida, está este complejo institucional, el Centro Administrativo la Alpujarra, presidido por el monumento a la raza, de Betancourt.
Monumento a la raza |
En esta plaza está la Alcaldía, Teleantioquía, el Tribunal de Hacienda y el Centro de Justicia...
Estos edificios modernos y muy altos. son los rascacielos que fotografié desde el mirador de Las Palmas cuando llegué. Los vi desde arriba y ahora los observo desde abajo.
Sigo moviéndome por estas calles y avenidas tan abiertas.
Plaza de convenciones |
Museo del agua |
Había leído cosas sobre este parque y me pareció curioso. No lo he buscado; es lo que tiene el callejeo. Te encuentras cosas que no estaban en la agenda y te alegras de haberte perdido por allí...
Entro en el parque de los pies descalzos. Carteles de reflexiología, agua, arena, jardines y recorridos distintos... Niños de colegios y gente mayor disfrutándolo.
Me he descalzado y he metido los pies en estas pequeñas piscinas... Charlo con la gente.
Cierro los ojos y la oigo caer. Abro los ojos y veo la cortina de agua.
Escojo un pequeño sendero entre los jardines. El piso está empedrado. Tal vez debería volver a descalzarme para sentir las piedras... Me he metido de lleno en el juego que me proponen los carteles.
Me siento en un banco y observo a los críos en estos laberintos. Todos descalzos, con los ojos cerrados, sintiendo el recorrido...
Dejo el parque y me dirijo hacia el metro, pero alargando mi paseo, pues elijo una estación más lejana.
Siento la tentación de emular a Nairo Quintana, pero no, me gusta recorrer la calle caminando.
Por fin, la Calle Carabobo. Tendré que preguntar el porqué de este nombre, aunque a mí sólo al verla desde fuera, ya se me ha quedado la faz un poco tonta.
Todo se vende, y se compra lo que se puede. Tendré que volver otro día.
"La bandeja paisa" tiene su origen en las granjas, cuando sólo se hacía una comida al día.
Arroz blanco, judías rojas, carne picada, chicharrón, chorizo, morcilla, huevo frito, aguacate, arepas, patacón y hogao (una especie de tomate en salsa...)
A mí me ha gustado y me ha bastado. Ahora, un poco de siesta...
Bandeja Paisa |
En mis paseos de la tarde, llego al Parque Bolívar. Es una constante en todas las ciudades colombianas que voy visitando: parque, estatua e Iglesia. En este caso Catedral.
Ésta es la Iglesia de la Candelaria, patrona de Medellín.
Me llama la atención que en esta plaza haya tanta gente sentada y con el "celular"...
¡Hay WIFI gratis!
Iglesia de La Candelaria |
Todas estas calles me conducen a la plaza de las esculturas de Botero
Es el final de la calle Carabobo. Hoy, hay menos gente.
Paseo cuando empieza a atardecer por la calle 30, cerca de mi hotel. Los restaurantes se preparan para lo que les llega. Es jueves.
Tomaré algo y a la cama. Hoy he pateado mucho.
Anochece en la calle 30 |
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