sábado, 29 de febrero de 2020

COLOMBIA. Cartagena, cosas curiosas: aldabas y mercado de Bazurto





  He llamado a la aldaba y me han abierto.

    - Buenas, ¿Esta casa perteneció al capitán mercante Don Alfredo de Salazar...?



        -Sí señor, ¿pero de dónde ha sacado usted esa información?
          Sus descendientes hace tiempo que la transformaron en un hotel, me contesta  un joven pulcramente vestido.


   En los paseos por estas calles he ido observando los portones de las casas coloniales y sus aldabas

 

    Te propongo un juego-reto;
¿Serías capaz de asociar la aldaba de la puerta al propietario de la casa atendiendo a su profesión?





comerciante
marino
eclesiástico
artesano


militar


       El Mercado de Bazurto no está dentro de la ruta turística, o al menos se sale de los tìpicos tópicos de la ciudad colonial o del pequeño Miami de Bocagrande, islas del Rosario. El mercado es congruente con su reputación. Me recuerda al mercado Oriental de Managua de los años 80.



       Desde primeras horas de la mañana, se convierte en un lugar bullicioso, donde afloran nuevos callejones con carpas que se levantan, cajones apilados que se transforman en puestos donde se vende casi de todo... En el transcurso de la mañana, apenas se ven turistas con cámaras y móviles...


    Aquí está la otra vida de Cartagena, de los cartageneros de a pie, de los que salen todos los días a la calle a buscarse la vida, lejos de los turistas de camisas floreadas y sombreros al uso.


   Ruidos de cuchillos que se afilan, rompecabezas y puzles de frutas en equilibrio sobre cajones de madera, vendedores que gritan precios a veces ininteligibles, ofertas para probar el producto...


    A pesar de estar tan sólo a 15 minutos del centro, a pie por supuesto, se respira la lejanía entre dos mundos separados por un océano, un avión, un continente...




    La gente es encantadora, siempre con una sonrisa en su cara y dispuesta a entablar conversación... Yo me intereso por su vida y ellos se interesan por la mía...
     Creo que voy a probar su comida... Señora María, ¡me quedo a comer!


     


















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