domingo, 16 de marzo de 2014

LOS ANDES, El cruce andino



   Bueno, la selva valdiviana me la ha jugado. El tiempo atmosférico ha sentenciado lo que por aquí se ha convertido en "dicho":  "Por acá llueve y si no, se espera que llueva"En la selva valdiviana llueven 290 días anuales, y hoy era uno. 

   Salimos de Bariloche con lluvia y èsta, nos acompañò durante prácticamente todo el camino. Sólo en el paso de frontera con Chile, el sol se despertó un poco, pero enseguida volvió a echarse la siesta.
  De Chile me quedo con el agua y el color verde. Las zonas de montaña andina y los valles glaciares transformados en su mayoría en lagos, repiten el paisaje argentino. Pero aquí, ya en Chile, la pendiente de las vertientes es mucho más fuerte. Lógicamente el agua de la montaña pide a gritos su llegada al mar. Por otra parte, al igual que los alisios canarios, las nubes del Pacífico chocan con la cordillera y antes de pasar a Argentina descargan en esta vertiente. De ahí, el agua y lo verde. Aquí tenéis una fotos y un pequeño diario del cruce andino.

       Salimos de Bariloche en bus hacia Puerto Pañuelos, bordeando el Lago Nahuel Huapi. Son las 08:30 de la mañana.
               

   Embarco en un Catamarán para navegar el lago Nahuel Huapi durante más o menos una hora en el Brazo Blest. Muchos "gringos" y un buen grupo de australianos me acompañan. En el trayecto, vemos la Cascada Cántaros, antes de llegar a Puerto Blest.
                  

                                                                Esto es Puerto Blest. 
  
    
                              
     Bordearemos en bus el río Frías hasta Puerto Alegre, para luego continuar en la embarcación Victoria del Sur por el lago Frías. En este recorrido por el lago tendremos la hermosa vista que nos ofrece el cerro Tronador. 
Menos mal que lo había visto desde el otro cardinal anteayer.

       Después de una corta navegación llegamos a Puerto Frías donde debemos realizar los trámites de frontera. Disfruto de las hermosas vistas del Lago Frías, bajo un férreo aguacero. 

  Dejamos un parque nacional argentino y nos adentramos en un parque nacional chileno. La naturaleza no entiende de fronteras. Supongo que los indígenas mapuches opinaban ( y opinan) lo mismo.
En Puerto Frías, mientras tomo un café para calentar un poco los ánimos, observo una réplica exacta de la motocicleta que utilizó el Che-Guevara cuando realizó esta ruta. Me acuerdo de la película.
                

  Continuamos
 en bus hacia Peulla. La carretera, ya en el Parque Nacional chileno Vicente Pérez Rosales, es un camino de piedras, que de vez en cuando, nos sorprende con hermosas vistas de la Cordillera de Los Andes.
 

         Llegamos mareados a Peulla, Aduana Chilena. Nos espera un trámite minucioso, por no emplear la palabra "carcelario" de ingreso al país. "Español y maestro, pase, pase, me indica el funcionario". Privilegio de la madre patria. Mis compañeros " estadounidenses y australianos" no corren la misma suerte.
                                
Se va abriendo el cielo, pero más bien parece que está jugando al escondite. No durará mucho.


    Es un hotel, el único lugar habitado de este paso internacional argentino-chileno. Después de comer el menú del día, aprovecho el descanso que se han tomado las nubes, para dar una vuelta por los alrededores.

      

   Salimos de Peulla desde el embarcadero en otro Catamarán "Lagos Andinos". Vamos a navegar por las aguas del Lago Todos los Santos. Si las nubes lo permiten, que parece que no, podré observar el Cerro Puntiagudo y el imponente Volcán Osorno.

                                                        ¡Que llueva, que llueva...!
 



                                   Llegamos a Petrohué y desembarcamos. Ha dejado de llover.
                   Continuamos en bus. La última parada es para observar los Saltos del Petrohué.

     El volcán Osorno, que no se me iba a escapar por más que se escondiera entre las nubes, con nieves perpetuas derrama parte de sus aguas al río Petrohué, que más adelante alimenta al más grande lago chileno, el Llanquihue.
                                           Ahí lo tenéis, un cono casi perfecto y sin nubes,,,
          

                 

       Menudo día que ha salido hoy... ¡Tiene cojones! Bueno es lo que tiene la Selva Valdiviana...
    Bordeando el lado sur del Lago Llanquihue, por fin llego a la ciudad de Puerto Varas. Cae la noche
y mi destino, todavía, es Puerto Montt.

El conductor del bús, me deja en la terminal de autobuses, pero el último servicio ya ha salido. La única opción es tomar un taxi. Son unos 15 kilómetros por autovía... ¡TAXI!

A Puerto Mont, por favor.












 




















 





3 comentarios:

  1. Si no llueve no sale tan bello arco iris. A un vasco como tú no le asusta lluvia ¿no?.

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  2. en Puerto Montt la lió parda Pinochet, ¿no?

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  3. Qué bonito día y qué bello volcán blanco. Los torrentes de agua espectaculares, lástima no poder escuchar desde aquí la música del agua cayendo.

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