viernes, 21 de marzo de 2014

CHILE, El Equinocio de otoño desde el Pacífico

          Quería ver las ballenas azules, pero el preaviso de tsunamis, después del seísmo de Antofagasta, ha paralizado las excursiones en la zona. Hoy lo dedico al Parque Nacional de Chiloe. Me acercarè al Pacífico abierto, a través de los senderos del Parque. 
Madrugo. Hay un autobús que prácticamente me deja en la entrada. Estoy con suerte.
     
     
Es un Parque Nacional, relativamente joven, desde 1980. Hasta entonces, aquí no había carreteras y sus habitantes se comunicaban a través de los brazos marinos entre las islas del archipiélago, unas 140.                 

El Parque  lo han montado pensando en la gente, es muy didáctico y hay paseos para todos los gustos y edades. Hay un pequeño Centro de Información Ambiental. Entro para obtener una primera información.
                            
             
                
                

    He elegido un recorrido de unos 12 kilómetros en el que voy viendo cómo se va formando un bosque a partir de una zona pantanosa, en la que el agua del río Curaco se mezcla con el agua salada del Pacífico. El bosque templado será de una especie nueva para mí, bosque de Tepuales. Después se irá desvaneciendo entre dunas para llegar al océano Pacífico.                                                     
 

                                        La formación del bosque comienza en esta zona de turbera.
  

  
Continúa con estos árboles que pueden anclarse en zonas inundadas, los tepuales.
                                                          
        
                        








Esta vegetación permite la llegada de nuevos huéspedes, que ya conozco, los arrayanes
                                      

     El pueblo chilota, al parecer, es un pueblo de costumbres ancestrales en las que abundan las criaturas mitológicas y las historias fantásticas. El recorrido está salpicado de estos seres y cuentos relacionados con plantas, árboles y lugares, ¡fantástico!

   Por los recovecos de este caminar, es fácil imaginarse seres mitológicos. ¿Me encontraré con alguno?

                                          

              Llego al mirador del sur. Dejo el bosque y observo el horizonte. Arena, dunas y el océano.
          

    Y caminando un poco más, llego al Pacífico abierto, cuando empieza el otoño el cielo se abre. El otoño de aquí, es nuestra primavera. Hoy es el equinocio de otoño en el Hemisferio Sur, 21 de marzo.


                                        
     
 Ésta es la hoja que se usa para tapar el hoyo de brasas donde se cocina el curanto, plato chilota. El tallo es comestible y se utiliza como agregado vegetal.

       Vuelvo a la entrada, justo a tiempo de observar la preparación de este plato típico, Lo hacen a diario a petición de los visitantes del Parque. Yo hoy me quedo a comer, pues he reservado plato.
    
    
  Después de probar "curanto al hoyo" un guiso  con pescado, marisco, algo de carne, que a mi me ha dejado sin hambre, pero un poco indiferente, me vuelvo hacia Castro.
                                  
  

























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