Ha salido un día espectacular y quiero aprovechar antes de que cambie el tiempo. El hotel está fenomenal y el desayuno me llena de energía y optimismo. Después de la paliza de ayer por Tierra de Fuego, tengo que recuperar fuerzas.
Cojo el telesilla que me facilita la ascensión y adelante. Es un circo glaciar cuya lengua descendía hasta la bahía. Hoy la morrena terminal está a 1600 metros. Allá voy.
Al salir del telesilla, me encuentro con esta casita de té. No tomo nada pues todavía las reservas del desayuno están activas. Hace bueno, pero el tiempo está fresco.
Bueno, y empiezo la ascensión...
La subida es muy agradable en la primera parte. La vegetación del bosque es la misma que la del Parque nacional. Ñires, Lendas y Cohiuas. Voy intentando recordar. El camino está bien indicado y los ríos del deshielo bajan con un buen caudal.
La última parte, ya sin vegetación, se hace algo más dura.
Llego hasta la base del glacial, pero no continúo, pues hacen falta crampones y no quiero caer rodando. El paisaje desde arriba es muy bonito.
El tiempo ha cambiado de repente. Ha empezado a nevar flojito, pero no me aventuro. Hay algunos turistas brasileños, que a pesar del frío, están en la gloria. Yo me bajo.
Es mediodía y me doy un paseo por la ciudad. En yanama, lengua aborigen, Ushuaia quiere decir. bahía que penetra hacia el poniente. Lo he aprendido en el museo.
La ciudad no da mucho de sí, al menos para mi: tranquilidad, niños jugando en la calle, mucho perro suelto y turistas. Tres calles paralelas a la principal y poco más.
Me dijeron desde España que probara los alfajores y el chocolate. Las tiendas se repiten, pero para mí, no son ninguna tentación.
Visito el museo de los presos y me voy a cenar. Aún es temprano, 19:45 h pero tengo hambre, pues apenas he comido desde el desayuno.
A pesar de que el centollo, que aquí lo nombran en femenino "centolla", es el plato rey en Ushuaia, yo elijo un buen guiso contundente. El Glaciar Martial me ha abierto el apetito.
Y vuelta al hotel... ¡Mi casa!
Buena marcha por el monte. Y tú prudente siempre en la montaña. Señal de que eres buen montañero.
ResponderEliminarPoco a poco tus comentarios se van haciendo más líricos y menos "guía de viaje". Se nota que la belleza del paisaje te está llegando al alma. Vas a volver hecho un poeta.
ResponderEliminar¡Qué envidias vas a despertar!.
Un beso. Rosa